Este contenido contó con participación de lectores y miembros de RED/ACCIÓN
La invitación tenía una consigna: qué cambios harías en la secundaria. Para conversar sobre eso, cinco estudiantes de distintas provincias argentinas accedieron a participar de una videoconferencia.
Arrancan y rápidamente coinciden en que para hacer cambios significativos en la secundaria es necesario que se los escuche. “Entiendo que los directivos, los funcionario y los técnicos que toman las decisiones lo hacen pensando en que es lo mejor para nosotros. Pero nosotros no queremos quedar fuera del proceso de toma de decisiones, queremos tener el espacio para opinar que una política no es buena porque en la vida cotidiana de los estudiantes pasa tal o cual cosa cuando esa decisión se implementa”, sostiene Rodrigo Villalba, que tiene 16 años y es presidente del centro de estudiantes de la Escuela Técnica Nº7, de la ciudad de Jardín América, Misiones.
La conversación a distancia se da muy ordenada. Todos respetan los espacios de reflexión de cada uno. Es justamente Rodrigo el que ofrece un ejemplo concreto de pequeños cambios que pueden lograrse a partir de la escucha: “Nos costó bastante lograr que a partir del próximo año las chicas puedan usar short-pollera en el uniforme y así aliviarse del calor que hace en una provincia como la nuestra. En los directivos prevalecía el estigma social de que las chicas no pueden provocar a los varones, cuando para nosotros la realidad es otra: las chicas no tienen que sufrir el calor por el pensamiento de los varones, que encima la mayor parte del tiempo se la pasan paveando, en su mundo, sin siquiera mirarlas”.
Lo que cuenta Rodrigo sintetiza el pensamiento de muchos estudiantes, que sienten que como actores principales de la educación secundaria tienen mucho para aportar a los cambios que requiere la escuela. De hecho, durante este año electoral hemos escuchado a muchos especialistas y funcionarios enumerar propuestas para hacer realidad esa transformación con el objetivo de incluir al cien porciento de los adolescentes y generar aprendizajes significativos para ellos. Pero pocas veces se genera el espacio para escuchar a los estudiantes.
Durante la conferencia que organizamos desde RED/ACCIÓN, en colaboración con la Fundación Voz, los chicos y chicas identificaron los principales cambios que según su mirada deberían implementarse en las escuelas:
- Que los métodos de enseñanza incorporen tecnología
- Que se mejore la infraestructura y la limpieza de los colegios
- Que haya equipos de orientación escolar
- Que se den los contenidos de Educación Sexual Integral (ESI)
- Que los estudiantes cuenten con boleto estudiantil
Sin interrumpir a Rodrigo, Gadiel Ducommum, también de 16 años, pide la palabra desde Río Grande, Tierra del Fuego. Allí él participa del centro de estudiantes del Colegio Provincial Antártida Argentina.
Gadiel profundiza lo expresado por Rodrigo: “A veces se nos escucha, pero sentimos que no participamos de las decisiones. Por eso, los centros de estudiantes creamos una Mesa Federal conformada por tres representantes por provincia. Ahora nos reuniremos el lunes 25 de noviembre en Buenos Aires y los representantes llegarán con un documentos en el que estarán listadas las principales necesidades de los colegios secundarios de su provincia. La idea es trabajar estas necesidades para conformar un documento con el que sentarnos a hablar con las autoridades del nuevo gobierno nacional, tener una voz más unificada y contacto más directo”.
"Hay que darse cuenta rápido cuando un alumno falta seguido"
La Ley de Educación Nacional sancionada en 2006, una de las que los estudiantes reclaman que se implemente en su totalidad, es la que estableció la obligatoriedad del nivel secundario. Y comprometió al gobierno nacional y a los estados provinciales a destinar recursos para garantizar que todos los adolescentes y jóvenes transiten la escuela secundaria, se gradúen e incorporen aprendizajes significativos.
Entre 2006 y 2018, la matrícula del secundario aumentó un 11% y la cantidad de graduados un 39%. Sin embargo, como se destaca en el informe “Transformar la Educación Secundaria” presentado por CIPPEC la semana pasada, aún queda mucho por hacer. Si bien en nuestro país “prácticamente todos los egresados de la primaria ingresan al secundario, solo egresan el 50%”.
Sin necesidad de conocer estos números, los estudiantes ven cómo sus compañeros abandonan la escuela. Por eso, piden que haya equipos de orientación escolar, con profesionales que sepan cómo intervenir ante distintas situaciones.
Zoe Estigarribia tiene 17 años y es la presidenta del centro de estudiantes de la Escuela Secundaria Rionegrina Nº 18 de Viedma, Río Negro. “En mi provincia no tenemos psicopedagogos en la escuela. Solo hay algunos que recorren la provincia, pero no pueden dar solución ni seguimientos a los problemas que nosotros vemos”, dice. Por ejemplo, sigue Zoe, “no hay quien vea por qué un estudiante comienza a faltar, que hay chicos que solo van a comer, que no tienen recursos para comprar los útiles o tienen problemas graves en sus familias”. Y luego reconoce: "Los directivos hacen lo que pueden, pero hay muchos estudiantes con estos problemas y no dan a basto".
Atentos a lo que pasa con sus compañeros, en el centro de estudiantes tienen una secretaría que se ocupa de estos temas. “Pero no alcanza. No contamos con los recursos. Se necesitan profesionales que se ocupen”.
Las dificultades de las secundarias no se concentra solo en las trayectorias sino también en los aprendizajes. El mismo informe de CIPPEC destaca que, según las pruebas Aprender, “en 2017, 7 de cada 10 adolescentes no alcanzaron un nivel satisfactorio en matemática. Al tiempo que en lengua, el número desciende a 4 de cada 10”. Por supuesto esa deuda también se hace visible en cuanto a la desigualdad, “mientras que casi el 90% de los jóvenes de entre 18 y 24 años de más altos ingresos finalizó sus estudios, entre los más pobres sólo lo hizo el 47%”.
"Los profesores tienen que saber incorporar tecnología en sus clases"
Micaela Servin tiene 18 años y participa del centro de estudiantes de la Escuela Técnica Nº1 de la ciudad de Formosa. Ha escuchado con atención los comentarios de los demás estudiantes y pide la palabra. Para ella es urgente que los métodos de enseñanza incorporen tecnología: “Necesitamos algo como fue Conectar Igualdad. Mis compañeros y yo recibimos la computadora y hasta ahora nos resulta super útil. Pero luego, no se recibieron más y hoy solo tienen computadoras los chicos a los que su familia se las puede comprar”.
Gadiel espera que Micaela termine y pide la palabra: “Yo también recibí una computadora cuando comencé el secundario. Pero siempre faltó que los profesores la incorporen a la clase. Cuando se podía usar Word para presentar un trabajo y así enriquecerlo con imágenes, videos y links, muchos profesores no querían por desconocimiento. ¡Seguían pidiendo que hiciéramos todo en una hoja de papel!”.
Los chicos y chicas terminan acordando que tener los insumos no asegura su implementación. Por eso, repiten, “si no se capacita desde el ministerio a los docentes es imposible incorporar la tecnología en un 100%. Pasa en las orientaciones de Arte o Ciencias y ni que hablar en ESI”.
De hecho, desde Viedma, una ciudad de unos 55.000 habitantes, Zoe cuenta que a las jornadas de ESI las armaron desde el centro de estudiantes y se sumaron los docentes y directivos que querían participar. “También hemos pedido materiales de ESI y una planificación anual de contenidos con esta perspectiva. Pero, hasta ahora, solo conseguimos que trabajen con ESI algunos docentes”.
Otro tema en el que todos coincidieron fue en la necesidad de mejorar el estado edilicio de las escuelas y la infraestructura en general. “Las escuelas se caen a pedazos. De hecho, hace poco en mi escuela explotó un calefactor”, cuenta Zoe. “Y nosotros solemos quedar sin agua y sin luz”, agrega Tobías Paz desde la ciudad salteña de Güemes. Tiene 16 años y forma parte del centro de estudiantes de la Escuela Técnica Dr. Darío Felipe Arias.
A eso hay que sumar la falta de materiales para las orientaciones. La escuela de Zoe tiene la orientación en Arte y Visuales. “Pero no tenemos computadoras, ni cámaras. Tampoco el espacio en el que filmar cuidando el sonido. Lo único que podemos hacer es usar nuestros celulares”.
Ella resalta que el Estado debe garantizar los materiales si propone esa orientación. “Es más, tratando de que nos den los materiales, hicimos videos para demostrarles lo que logramos con lo poco que tenemos y que pudieran ver lo que lograríamos si tuviéramos los materiales correspondientes”.
Gadiel, desde la ventosa ciudad de Río Grande, se adelanta: “Lo que vemos es que los gobierno cada vez recortan más el presupuesto para Educación. Incluso para higiene: faltan porteros, papel higiénico, insumos de limpieza y bolsas”.
En ese punto, Tobías refuerza: “En mi colegio falta personal de limpieza y maestranza. Hay tres turnos de entre 100 y 200 alumnos cada uno, y un ordenanza por turno”.
Ahora, de dónde sale el dinero para comprar el papel higiénico. Rodrigo, desde Misiones, dice que la cooperadora, a la que aportan todos los estudiantes, es la que se hace cargo de que no falten estas cosas.
En línea con lo expuesto por los estudiantes, para Alejandra Cardini y Vanesa D’Alessandre, las autoras del informe de CIPPEC, es evidente que hay grandes desafíos en relación a las trayectorias, a los aprendizajes y a la profunda desigualdad, tanto socioeconómica como territorial. Y consideran que los años electorales son un momento privilegiado para pensar el recorrido de las políticas educativas, identificar prioridades y reflexionar sobre las acciones futuras.
Los estudiantes también saben eso y quieren hacerse escuchar. Por eso, Gadiel aclara desde Tierra del Fuego: “Que seamos menores de edad o más jóvenes no significa que no seamos capaces de ver la realidad que están viviendo nuestros colegios, que vivimos nosotros todos los días”.