En la Argentina, los jujeños serán los primeros en volver a las escuelas. Lo harán a partir del próximo martes 16 de junio. Lo harán en cuatro etapas, priorizando a los y las estudiantes que más lo necesitan, empezando por las escuelas rurales más alejadas y que cuentan con albergue.
La reapertura de las escuelas será para dictar clases de apoyo optativas a las que podrán asistir estudiantes de primaria y secundaria que por su situación de vulnerabilidad no lograron sostener el vínculo a distancia con sus docentes. El Ministerio de Educación de Jujuy definió quiénes estaban en esta situación a través de un censo y el entrecruzamiento de distintas bases de datos.
Isolda Calsina, a cargo de ese ministerio jujeño, gestiona un sistema educativo compuesto por unas 1100 instituciones educativas entre todos los niveles, 265.000 estudiantes y 33.000 docentes. Si bien su equipo sigue ultimando detalles para el regreso a las aulas, Calsina nos envió el protocolo y preciso aspectos del plan durante una entrevista con RED/ACCIÓN.
—¿Por qué consideran que se puede volver a las aulas?
—Lo necesitamos. 25% de nuestros alumnos y alumnas de primaria y secundaria están quedando retrasados en sus aprendizajes por su situación de vulnerabilidad, cuando la condición sanitaria de la provincia es óptima. Podemos recuperar alguna presencialidad. Solo tuvimos 6 casos de COVID-19, todos importados, que se lograron encapsular.
—¿Cómo se tomó la decisión de volver a las aulas, qué variables se tuvieron en cuenta?
—Hicimos un trabajo previo para llegar a esta decisión. La provincia declaró la emergencia el 30 de enero y creó un comité operativo de emergencia que comenzó a trabajar inmediatamente. Y las clases, que habían comenzado el 2 de marzo, se interrumpieron el lunes 16 de ese mes. Pero como nosotros veníamos trabajando esta posibilidad, el 17 de marzo pudimos entregar guías para los niveles inicial, primario y secundario y elaboramos orientaciones sanitarias ante la pandemia y para la enseñanza virtual. El 21 de marzo pusimos a disposición de docentes, estudiantes y familias un portal digital gratuito para aprender en casa. Pedimos a los docentes que mantuvieran el vínculo pedagógico usando todos los medios a su alcance. Y nos centramos en qué contenidos enseñar porque la pandemia los obligó a soslayar lo que tenían planificado dar. Por último, el 20 de abril aprobamos el Plan Estratégico de Educación COVID-19 que, entre otras cosas, resolvió relevar en las escuelas lo que estábamos haciendo, sobre todo para saber si el vínculo virtual docente-estudiante se estaba
sosteniendo.
—¿Qué conclusiones sacaron de ese censo?
—Que el 25% de nuestros estudiantes necesita apoyo escolar porque no se ha conectado con la propuesta de educación a distancia o su contacto no alcanzó los objetivos que nos propusimos. Y de acuerdo a lo relevado también se agregaron recursos pedagógicos a nuestro sitio virtual y líneas telefónicas de consulta. El objetivo del apoyo escolar es fortalecer aprendizajes, robustecer trayectorias escolares vulnerables, reforzar la alimentación, equiparar la brecha digital y ayudar a las familias para que los estudiantes aprendan en casa. También, poder evaluar el proceso educativo, hacer esa evaluación formativa que nos guíe acerca de la efectividad de los aprendizajes. Así aspiramos a llegar a fin de año con una promoción en función de los saberes.
—¿Cómo se organizó la vuelta a clases para recibir apoyo escolar?
—Primero, anticipamos el receso invernal de dos semanas al 1 de junio. Luego, armamos un cronograma de cuatro fases para llevar a la escuela a estos estudiantes algunos días a la semana. Los chicos que podrán acceder en cada fase fueron priorizados según la vulnerabilidad pedagógica determinada por los datos relevados en el censo de conectividad más el entrecruzamientos con otras bases de datos que tiene la provincia.
—¿Qué características tiene cada una de las fases?
— La fase 1 arranca el 16 de junio. Se implementa en escuelas rurales que tienen albergue, las más remotas de la provincia. Recibirán clases presenciales todos los días, ya que pernoctan en la escuela 20 días y 10 vuelven a sus casas. En total, de asistir todos los estudiantes previstos, serán unas 108 escuelas con 2500 alumnos que también contarán con refuerzo alimentario y podrán usar la conectividad de la escuela para seguir trabajando. La fase 2 se implementará a partir del 22 de junio, de lunes a viernes. Se sumarían a recibir clases presenciales otros 12.000 estudiantes de 200 escuelas rurales. Mientras que la fase 3 comienza el 29 de junio e incorpora a los estudiantes más vulnerables en lo pedagógico de zonas urbanas. En este caso, para no sumar al transporte público por razones sanitarias, ya que muchos asisten a escuelas cercanas al trabajo de sus padres, se decidió que al apoyo escolar lo reciban en la escuela más cercana al domicilio. Al igual que los docentes que enseñarán un día en la escuela más cercana y 4 días de manera virtual a sus alumnos, que pueden estar en zonas diferentes. Así se agregarían unos 42.500 estudiantes. Por último, la fase 4 se dará a partir del 13 de julio cuando comiencen a recibir apoyo escolar unos 102.500 estudiantes de vulnerabilidad media o baja de las ciudades.
—¿Cómo se dará ese apoyo escolar presencial?
—Es importante decir que la virtualidad seguirá siendo obligatoria y lo presencial será optativo. El apoyo escolar en el aula será contextualizado y heterogéneo porque se hará de manera diferente en cada lugar. También será personalizado porque trabajará con cada alumno y cada escuela diseñará el proceso de acuerdo a sus necesidades. Vale subrayar que en la fase 3 y 4, los estudiantes asistirán un solo día de la semana a la escuela, dependiendo el grado/año. La jornada será corta, de sólo tres horas. Cada institución tendrá el edificio disponible para que los alumnos de un grado puedan ocupar diferentes aulas que permita no superar el 50% de la ocupación total de aula y con un máximo de 15 alumnos. Nosotros invitamos a las familias a que usen este servicio que ofrece la escuela de encontrarse una vez por semana, al menos. Por lo pedagógico, pero también por lo emocional y la socialización que necesitan los chicos. Además, esos encuentros también habilitan otras posibilidades. Ver situaciones de violencia o estrés en el hogar. Situaciones que ocurren en las casas pero de las que el Estado tiene que hacerse cargo, como verificar si lo alimentario está acorde con lo que cada niño necesita. De hecho, con la pandemia muchas familias cambiaron su situación económica y pueden estar necesitando ayuda.
Qué dice protocolo que ayer a la noche hizo público Jujuy sobre las medidas para evitar contagios. Enumera, entre otras disposiciones, que se llevará un registro diario de los estudiantes, docentes y no docentes que ingresen a la escuela, que todas las personas deberán concurrir con barbijos y no podrán tocar la puerta al entrar o salir. Al ingresar al establecimiento se proveerá de alcohol en gel, que deberá estar en contacto con las manos por lo menos por 20 segundos y luego deberán lavarse las manos con agua y jabón durante por lo menos 30 segundos.
Dentro de la escuela, la circulación será unidireccional y deberá estar marcada. Mientras que los escritorios o pupitres deberán guardar dos metros de distancia uno de otro. Al inicio y finalización de cada actividad, se limpiarán con agua y lavandina todas las superficies usadas. El protocolo también lista detalladamente qué medidas deben tomarse en los comedores.
—¿Cómo funcionó el reparto de alimentos durante estas semanas?
—A diferencia de muchas provincias, nosotros cerramos las escuelas. Docentes, directivos y nosotros desde el ministerio nos abocamos a lo pedagógico. Los comedores escolares se aprovisionan desde el ministerio de Desarrollo Humano, que tiene identificadas a las personas que requieren de esos alimentos y se les envió a las casas. Así también se cuidó al personal docente y no docente. Aunque los directivos, de todas formas, fueron avisando la situación de familias vulnerables.
—Antes mencionaste que por los resultados del censo decidieron crear líneas telefónica...
— Sí, creamos varias líneas. Una para atención emocional y a la que puede llamar cualquier docente o familiar. Otra, de acompañamiento tecnológico sobre todo pensando en los docentes que consultan sobre el uso de herramientas pedagógicas, aplicaciones, Classroom o Zoom. Otra, es una línea para las familias que tienen dificultades para acompañar a sus hijos o porque no se comunicaba el docente. Una cuarta línea atienden exclusivamente cuestiones relacionadas a problemas administrativos que puedan tener los docentes. Una quinta línea de acompañamiento pedagógico, para consulta sobre didácticas, buenas prácticas, estrategias de enseñanza virtual, etc. Y así, varias más.