“Si bien las apuestas en línea existen desde hace tiempo, hacen más compleja la situación para el que quiere dejar de jugar”, coinciden expertos y ex jugadores. Antes, “algunos de mis pacientes jugaban en el Casino Flotante. Ahora, el juego busca al jugador en el celular y lo invita a apostar todo el tiempo a través de alertas”, refuerza la psicoanalista Luz Mariela Coletti.
Ella es directora de Entrelazar, un centro de asistencia e investigación de la adicción al juego, y autora, entre otros libros, de La adicción al juego ¿no va más?, publicado por editorial Lugar.
A esto hay que sumar que como las apuestas en línea no solo usan tarjetas o efectivo, sino también criptomonedas o bitcoin, el manejo del dinero se complejiza. Y Coletti agrega que el juego “es una práctica fácil de esconder”. Es más, sigue la psicoanalista, el jugador básicamente “busca una actividad solitaria, que no quiere compartir con nadie, que le proporcione adrenalina o alivio a su pesadumbre”.
Además, como el cuerpo no está afectado como ocurre con una persona adicta al alcohol o a las drogas, puede disimular, mentir y seguir disponiendo del dinero, que muchas veces no es solo de él.
Dadas todas esas condiciones, los expertos coinciden en que las apuestas en línea son un plato más dentro del menú que tienen los jugadores a la hora de alimentar su adicción.
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Qué votó la Legislatura
En contexto de pandemia por el COVID-19 y con las salas de juegos presenciales porteñas cerradas, el 24 de septiembre la Legislatura sancionó una Ley de Ludopatía —que espera ser reglamentada— junto a otras dos normas relacionadas a las apuestas en línea, introduciendo cambios en la reglamentación existente. El sistema de apuestas virtuales arrancaría a operar antes de fin de año, y ya cuenta con seis grupos inscriptos en la licitación
En primer término votó una resolución de la Lotería de la Ciudad de Buenos Aires (LotBA) que habilita a quienes ya tengan licencias de salas de juego presencial, como el Hipódromo de Palermo y el Casino Flotante, a acceder a un permiso para la explotación del juego online. La norma anterior lo prohibía buscando evitar la concentración.
Desde LotBA aclararon que esta medida se tomó “en vistas de que los operadores físicos, con motivo de la pandemia, hace 7 meses que tienen sus instalaciones cerradas y con aproximadamente 3.000 trabajadores sin poder desarrollar sus tareas”. También acotaron que hasta el momento siete empresas iniciaron el proceso para obtener un permiso de juego en línea.
En segundo término, “ante la imposibilidad de prohibir el juego y de que la gente deje de jugar, consideramos que lo mejor que podíamos hacer era regular”, explicó la diputada Mercedes De Las Casas, impulsora de la Ley 6.330 de Ludopatía, que también se votó ese día.
Esta norma, para De Las Casas, “permite que se visibilice un problema y se responsabilice al Estado de su regulación y prevención”. Así, se busca “cuidar a la gente que va a jugar, proteger a los menores y regular la publicidad de los juegos —que a un niño que está jugando Minecraft no le aparezca una invitación para jugar al Poker—”, ilustra la diputada.
El artículo 5 de la legislación contempla lo que es el juego de apuesta en línea y exige, entre otras cosas, a quien lo ofrezca:
- Proporcionar al apostador información precisa respecto a la edad permitida para acceder al juego, el tipo de juego, sus reglas y probabilidad de obtener premio.
- Disponer de un perfil de juego que le permita al apostador acceder en forma sencilla y en línea a su historial de juego, su comportamiento, brindando información clara sobre su conducta.
- Promocionar espacios de asistencia a personas afectadas por el juego patológico, dispuestos por el Estado.
- Disponer de mecanismos de identificación y prohibición de juego a personas inscriptas en el Registro Voluntario de Autoexclusión. “Este aspecto tendrá que verse en la reglamentación cómo se aplica en los juegos en línea”, acotó De Las Casas.
- Establecer un mecanismo automático para que las sesiones de juego cierren.
- Establecer un sistema de alerta para el apostador sobre el tiempo y dinero apostado.
La pandemia y el juego en línea
Ahora, para prevenir deberíamos entender qué lleva a una persona a apostar de manera compulsiva y cómo influye la cuarentena sobre ella. Para Coletti, la ludopatía es una adicción que “la mayoría de las veces se monta sobre otra problemática de la persona. Puede ser una búsqueda por sentir algo que en su vida no encuentran, una emoción particular que ellos llaman adrenalina, excitación, suspenso. O por aliviar un malestar doloroso desde lo emocional, una respuesta a un duelo. Por eso es muy frecuente que ante la imposibilidad de transitar un duelo aparezca el juego como salida o paliativo”.
—¿Qué pasa entonces durante la pandemia, que muchos duelos quedan suspendidos?
—Claramente, la pulsión por jugar aumenta en las personas con predisposición a hacerlo. A esto hay que sumar que los jugadores no se dan cuenta de que pierden y esto se articula muy bien con las apuestas en línea, porque es un juego que no tiene fin. La partida no empieza y termina, sino que tienen una continuidad. Precisamente, es lo que pasa en pandemia, uno tiene una sensación de que nada se corta, es un transcurrir permanente. Y es ahí donde gana importancia que en la reglamentación se incorpore que el juego tenga un final, se corte.
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Respecto a si la regulación del juego de apuestas online expone más a los jóvenes —usuarios habituales de estas tecnologías—, De Las Casas sostuvo que “el que quiere jugar lo va a hacer, va a buscar la manera de hacerlo. Pero ahora, la LotBA va a poder implementar mecanismos de prevención y contención”.
Volviendo a lo sancionado por los legisladores porteños, en tercer término votaron las modificaciones a la Ley 538, que es la que constituye el marco normativo regulatorio de la actividad lúdica en territorio porteño. Si bien estos cambios a la norma no tienen un impacto directo sobre los jugadores, hacen al mundo del juego de azar y a las posibilidades de regularlo.
A los cambios en la norma los impulsó el diputado Hernán Reyes y están relacionados básicamente a dos aspectos. “Darle la potestad a LotBA para clausurar sitios de apuestas no autorizados, por un lado. Y por otro, incorporamos la incompatibilidad de acceder a un permiso de explotación de los juegos de azar —sean en línea o presenciales— a personas físicas o jurídicas que se encuentren en conflicto con la ley penal, delitos de crimen organizado o complejos y por corrupción cuando el sujeto pasivo es la administración pública”, detalló Reyes.
El impacto en los adolescentes y jóvenes
Desde el 2000, cuando comenzaron a proliferar los celulares y las aplicaciones de juego en línea, las apuestas abarcan a una población más joven. Sobre todo varones que se sienten atraídos por juegos relacionados con los deportes. En Argentina, del tema casi no se habla, pero en España es una preocupación desde hace tiempo. De hecho, el Gobierno español impulsa una ley a partir de la “preocupación por el aumento del juego de apuestas en la vida de generaciones jóvenes como forma de ocio”, compartida por distintas organizaciones de la sociedad.
Relacionar al deporte con una actividad que genera adicción es, por lo menos, controvertido. Por eso, de prosperar, la norma española prohibirá, entre otras cosas, la publicidad de plataformas de apuestas en camisetas y partidos de fútbol.
Para el jugador compulsivo, cualquier situación puede ser motivo de apuestas. “El jugador está por patear el penal y en tiempo real apuestan desde el celular”, explica Coletti. Y agrega: “Sabemos que cada vez va a haber más pibes jugando. En general, varones que están en una edad en la que algo de la vida adulta se les presenta: mantenerse, irse de la casa de los padres, elegir una carrera, etc.”.
El motivo, explican los especialistas, es que se les dificulta mucho el momento en el que quieren independizarse y, entre los 16 y los 20 años, se les hace complicada la relación con el otro sexo cuando tienen que afrontar una situación frustrante (como el rechazo). Claro que también pueden surgir como alternativas el alcohol y las sustancias. Pero el juego los seduce, les hace creer que así pueden ganar dinero.
En realidad, cuenta Coletti, la adicción a las apuestas en línea “les dificulta más aún la situación. Porque si quieren independizarse se quedan sin dinero por el juego, y si quieren entablar relación con el otro, si están con el celu tampoco está el contacto con el cuerpo del otro. Y ellos dedican mucho tiempo al juego”.
La contención, clave para superar la adicción
Las familias alertas, la contención y el acompañamiento son fundamentales una vez que el adicto reconoce su situación. En ese sentido es importante saber que una persona tarda “entre 5 y 10 años en hablar de su adicción, de su compulsión, de las consecuencias que le trae, de los problemas que tiene con la apuesta y que no lo puede controlar”, explica Luz Mariela Coletti.
Javier conoce en carne propia lo que la adicción al juego provoca. Empezó a jugar en agencias de lotería, pero con el tiempo ganó la confianza de los agencieros y le empezaron a fiar y hasta a recibir apuestas a través de llamadas telefónicas. Así, Javier llegó a dedicar a las apuestas uno de los dos sueldos que tenía como panadero sin haber pisado nunca un bingo o un casino.
Durante los nueve años que Javier estuvo atrapado por el juego tenía una pareja y un hijo. Fue esa mujer, cansada de que él dedicara tiempo y dinero a los juegos de azar, la que buscó y lo conectó con Jugadores Anónimos. La primera reunión fue el 3 de marzo de 2011 y nunca más volvió a jugar. “Pero el trabajo es día a día y mi situación es poco común”, repite.
En nuestro país, las salas de casinos y bingos se expandieron desde la década de 1990 a lo largo de todo el territorio nacional. Sin embargo, “el tratamiento de la ludopatía casi no existe por fuera de la ciudad de Buenos Aires. Es más, recién ahora contamos con una ley que espera ser reglamentada en CABA. Esto sabiendo que la ludopatía es muy difícil de regular”, subraya Coletti.
La ludopatía, entiende Javier, “es una enfermedad emocional y cualquier problema o pelea en la familia o el trabajo pueden llevar a una recaída. De hecho, la mayoría en algún momento vuelve a jugar”. Su estrategia para mantenerse alejado de las apuestas es leer mucha literatura que publica Jugadores Anónimos y sostener el contacto con las personas de su grupo, buscar su apoyo y contención.
Conocedores de lo que significa habitar el mundo de las apuestas, expertos, legisladores y ex jugadores reconocen como muy valiosa la ayuda que reciban de una comunidad que reconoce al juego —sea este virtual o presencial— como un problema.
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