En una marcha contra el cambio climático, en la Ciudad de Buenos Aires, una chica agita un cartel sobre su cabeza: “Me quiero morir de viejx, no por el cambio climático”.
La mayoría de las personas adultas ven la crisis climática como algo del futuro y relacionado con lugares lejanos: el derretimiento de los glaciares o la extinción de los osos polares. Mientras que la mayoría de niñas, niños, adolescentes y jóvenes la sienten tan cercana que impacta en sus proyectos de vida y en su salud mental, que se ve atravesada por sentimientos de angustia, desesperanza y miedo que se sostienen en el tiempo.
La Asociación Estadounidense de Psicología (APA por su sigla en inglés) definió a este “miedo crónico al destino trágico del ambiente”, que afecta especialmente a los y las jóvenes, como “ansiedad climática”.
Esta preocupación se genera básicamente porque las generaciones más jóvenes son conscientes del momento crítico en el que se encuentra el planeta por causas humanas. Y consideran que los Gobiernos no están haciendo lo suficiente para revertirlo.
Para Save the Children y Chicos.net la educación ambiental es una de las formas de mitigar este miedo. Las dos organizaciones trabajaron durante la COP26 —la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2021 que se realizó en Escocia— con 80 adolescentes y jóvenes de distintos países de América Latina.
Las organizaciones desarrollaron el Programa Activismo por tus Derechos que les permitió a chicos y chicas producir contenidos audiovisuales que explicaran temas relacionados a la COP26 que consideren relevantes. Por ejemplo, para contar qué es la COP, eligieron decir: “Es una gran reunión que trata sobre el cambio climático, donde 197 países participan, influyen y deciden sobre nuestro futuro”.
“No hay mejor antídoto para la ansiedad climática que pertenecer a un grupo que tiene planes para frenar y revertir la situación. En Chicos.net sabemos de esto: el programa que llevamos a cabo en colaboración con Save The Children capacitó a jóvenes latinoamericanos en el (buen) uso de las herramientas digitales”, sostiene la directora de Chicos.net Marcela Czarny.
En ese marco, los y las jóvenes idearon una campaña de sensibilización llamada #unopuntocincogrados y seis videos, entre otros contenidos, para contarles en tiempo real a otros chicos y chicas lo que pasaba en la cumbre mundial del clima.
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Preocupados y asustados
En septiembre pasado se conocieron los resultados de una encuesta que relevó opiniones y sentimientos sobre el cambio climático de 10.000 jóvenes de entre 16 y 25 años de diez países: Reino Unido, Brasil, Australia, Finlandia, Francia, Estados Unidos, Portugal, Filipinas, India y Nigeria.
La investigación reveló que casi el 60 % de las personas encuestadas señalaron sentirse muy preocupadas o extremadamente preocupadas por el cambio climático y casi el 70 % dijeron sentirse tristes, asustadas y ansiosas. Más del 45 % reconoció que estas preocupaciones afectan su vida diaria, a tal punto que cuatro de cada diez dudan si tener o no hijos. El 75 % directamente piensa que el futuro es aterrador.
La investigación fue financiada por la plataforma Avaaz y dirigida por la Universidad de Bath de Inglaterra, en colaboración con otras cinco universidades de distintas partes del mundo. Se puede acceder a ella a través de una plataforma abierta de la revista The Lancet.
Un dato más que interesante para la Argentina es que entre los diez países estudiados, las tasas de ansiedad y preocupación tienden a ser más elevadas en los y las jóvenes de países en vías de desarrollo, como Brasil, Nigeria y Filipinas o los del hemisferio sur, como Australia.
El informe también destaca que el 48 % de los brasileños entrevistados dijeron que el cambio climático les hace dudar sobre si tener o no hijos. Esta proporción —que fue la más elevada de entre los países relevados— se encuentra muy por encima de la media mundial (39 %).
“Es una ansiedad que surge de los datos de la realidad, no de la imaginación. Eso me parece muy relevante”, dice Alon Yoel Kelmeszes, licenciado en Ciencias Políticas y coordinador del Proyecto Activismo por tus Derechos de Chicos.net. Durante la COP, él estuvo en la ciudad escocesa de Glasgow buscando materiales para luego producir los videos.
Ochenta chicos y chicas de entre 13 y 17 años —de Perú, Argentina, Chile, Venezuela, Paraguay, El Salvador, Honduras, México, Uruguay y Colombia— ya venían participando del programa de comunicación y activismo digital de la organización que ofrece cursos para fomentar las competencia digitales en niñeces y adolescencias. “El programa, que se viene desarrollando desde 2019 y defiende el derecho de niños y niñas en el mundo digital, este año optó por trabajar la crisis climática y ecológica, junto a Save the Children”, explica Kelmeszes.
Con las habilidades digitales ya incorporadas, a comienzos de 2021 los y las jóvenes empezaron a trabajar la temática vía Zoom. “Muchos no tenían información certera, pero sí la idea de que la cosa no estaba bien. Y surgían rápidamente temas como la contaminación, los incendios o las inundaciones, que están relacionados con su vida cotidiana”, cuenta el coordinador.
Por eso, cuando Kelmeszes les preguntó qué sentían al pensar en la crisis climática y ecológica, las palabras que más escuchó y aún resuenan en su cabeza son “angustia, impotencia, desesperanza y miedo”. Y cuando les preguntó por qué querían trabajar el tema, las respuestas se relacionaban con el entorno de cada uno: “Un parque o un bosque que visitaron, un río o un lago que tienen cerca de sus casas”, dice.
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Pasar a la acción
Un mes antes de la COP algunos de los chicos se capacitaron con una periodista. El objetivo: adquirir herramientas para cubrir la conferencia desde sus intereses. En la práctica, Kelmeszes fue quien viajó a Escocia, investigó lo que los y las adolescentes le pidieron y les propuso temas y producciones que ellos podían desarrollar.
Algunas de las preguntas que recibió el coordinador fueron: “¿Se practica distanciamiento social? ¿Qué rol tienen asignados los jóvenes en la COP? ¿Escuchan las propuestas de los y las jóvenes? ¿Está representada la diversidad? ¿Cuántos años tiene el/la/le activista más joven? ¿Cuántos países de América Latina asisten? ¿Qué países no participan y por qué no lo hacen? ¿Participan países en guerra? ¿Qué pasa con los países con dictaduras militares? ¿Lxs activistas latinoamericanxs tienen la misma visibilidad que lxs del resto del mundo? ¿Qué va a pasar con el 1.5 grados, qué se decidió sobre esto?”.
Una vez decidido el tema a contar, todos trabajaron en un guion. Luego, cada uno se grabó diciendo la parte que le correspondía y envió al equipo de edición más imágenes o memes que sugería incluir.
Así, se desarrollaron más de 15 piezas en diferentes plataformas y formatos, con el fin de generar conciencia y hacer que más adolescentes sean parte del cambio. Estos contenidos explicaron, por ejemplo, que el 1.5 es importante “porque 1.5 grados centígrados es el aumento de temperatura máximo para que el planeta no llegue a una situación catastrófica. Esta cifra límite fue establecida en 2015 en el Acuerdo de París, firmado por 195 países de las Naciones Unidas”.
La ansiedad climática está siendo reconocida por la psiquiatría y la psicología como un nuevo padecimiento. El primer motivo para tomársela en serio es un dato científico que explicaron muy bien los chicos y las chicas en los videos: debemos limitar el aumento de la temperatura de la Tierra por debajo del 1.5 °C para no poner aún más en peligro a la biodiversidad de nuestro planeta. De este peligro se derivan otros que tienen que ver con la subsistencia, la convivencia, la democracia y los derechos humanos.
Durante una conferencia sobre ansiedad climática, una estudiante universitaria le dijo a Sarah Ray, profesora e investigadora sobre ansiedad climática de la Universidad Estatal de Humboldt en Arcata, California, que estaba tan angustiada que estaría dispuesta a someterse a un dictador verde si este se ocupaba del cambio climático.
“Los jóvenes conocen lo que está en juego —explica la investigadora—, pero no están aprendiendo a afrontar la intensidad de su temor. Sería trágico y peligroso si esta generación de defensores del clima estuviera dispuesta a sacrificar la democracia y los derechos humanos en nombre del cambio climático”.
Czarny, de Chicos.net confía no solo en la conciencia de las nuevas generaciones, sino en su forma de organización: “Sabemos que el modo de mitigar esa ansiedad climática es, por un lado, la educación ambiental, con un gran espectro de contenidos, tareas y actividades que pueden hacer los niños, niñas y adolescentes para tomar conciencia de la responsabilidad de cada uno para disminuir los riesgos de esta crisis. Por el otro, la participación junto a sus pares en organizaciones que luchan por estos temas y la posibilidad de incidir y activar a favor de estas causas mitiga la desazón que implica escuchar que el mundo está en llamas.”
Si bien los movimientos juveniles no son una novedad del siglo XXI, “esta vez, gracias a los medios digitales, ellos y ellas están más unidos que nunca, atraviesan fronteras y geografías. Con caras visibles, como la de Greta Thunberg, la mecha se encendió y no hay quien los pare”, afirma Czarny.
“Pero ellos y ellas entendieron mejor que nadie el alcance de las redes sociales para agruparse y accionar —analiza —. No es que solucionarán el mundo con likes, saben muy bien que no hay como una marcha presencial. Pero la viralización, la simultaneidad, la capacidad de expresarse y la universalidad del fenómeno es inédito en la historia de la humanidad”.
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Esta nota forma parte de la plataforma Soluciones para América Latina, una alianza entre INFOBAE y RED/ACCIÓN, y fue publicada originalmente el 29 de noviembre de 2021.
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