Es profesor de física y matemáticas en la escuela secundaria Keriko Mixed Day, en Kenia. Allí hay un docente cada 58 alumnos, que en general provienen de familias muy pobres. Desde esa realidad, Peter Tabichi logró avances significativos en sus alumnos, algunos de los cuales compiten en certámenes internacionales de ciencia y tecnología.
Tabichi, que también es religioso franciscano, ganó el Global Teacher Prize 2019, un reconocimiento que entrega la Fundación Varkey y al que se lo señala como el premio "Nobel" de educación. El reconocimiento incluye un millón de dólares para el docente que fue elegido entre 10.000 candidatos de 179 países.
Martín Salvetti es profesor de la Escuela Técnica N° 5, de la localidad bonaerense de Temperley. Es el primer argentino en llegar, también en la edición de este año, a la instancia final del Global Teacher Prize.
Aprovechando que Tabichi visitó el país, pensamos que nadie mejor que un maestro para preguntarle a Tabichi cuestiones relevantes para otros maestros. Así fue que Salvetti nos envió preguntas que durante los viajes a distintas provincias y a países vecinos, Tabichi fue contestando.
Salvetti —¿Serías maestro en la Argentina?
Tabichi —Sí, me imagino siendo docente en la Argentina. Me gustó conocer Fuerte Apache o el Barrio 31, en Retiro, en la Ciudad de Buenos Aires. Aunque tendría que superar antes el desafío del idioma. Realmente me gustaría aprender español. Tal vez en tres o seis meses podría hacerlo. Más allá del idioma, me imagino siendo yo mismo donde sea, haciendo una contribución positiva a la sociedad a través de la educación.
S —¿Qué disfrutás de ser maestro y qué no te gusta?
T —Disfruto cuando los estudiantes son capaces de alcanzar sus sueños, cuando descubren sus talentos. No siempre los alumnos reciben ayuda de sus docentes en este sentido. Por eso disfruto acompañarlos, disfruto cuando ellos descubren sus talentos y habilidades. Cuando se vuelven capaces de prosperar, de convertirse en personas que pueden participar en la sociedad y aplicar esas habilidades incorporadas para solucionar los problemas de sus comunidades. Por otro lado, no hay aspectos que no disfrute de mi tarea como maestro, sino que creo que hay desafíos y esos desafíos son oportunidades.
S —¿Hay injusticias en el sistema educativo de Kenia?
T —Respondo en el mismo sentido que antes: hay desafíos. Y el gran desafío es la brecha entre ricos y pobres, donde los ricos siempre acceden a la educación y los pobres se quedan en la ignorancia. Pero el gobierno de mi país, Kenia, está haciendo un gran esfuerzo por reducirla, ha dado grandes pasos en ese sentido desde que introdujo la educación gratuita.
S —¿Qué expectativas tenías antes de empezar a trabajar en la docencia? ¿Lograste cumplirlas todas?
T —Bueno, mi tarea educativa no ha terminado (sonríe). Así que espero estar a la altura de los nuevos desafíos que vengan. Pero quiero subrayar que mi gran satisfacción proviene de los alumnos, de lo que ellos pueden lograr.
S —¿Cómo es tu vínculo con los estudiantes y cómo lo construís diariamente?
T —Intento estar muy cerca de los estudiantes. Las estrategias son diferentes, cambiantes según las situaciones. Respeto lo que dice el comité (N. de R.: el comité es quien en Kenia diseña el programa educativo). Si la pregunta se refiere a lo pedagógico, me mantengo dentro de la currícula, pero le aporto mi creatividad. El 85% de los estudiantes que llegan a la escuela secundaria Keriko Mixed Day, que es donde enseño, tienen bajo rendimiento, no todos llegan a incorporar los mismos conocimientos. Ahí, mi aporte creativo es buscar cómo me adapto a mis alumnos poniendo el foco en los que están por debajo del rendimiento promedio. Para eso, uso diversas estrategias, actividades que los pueden atraer, como discusiones grupales que los motiven en el proceso de aprendizaje. Como docentes tenemos que ir más allá, trabajar con pasión y amor por lo que hacemos. Por eso trato de incluir el aspecto espiritual. Soy padrino de un club de valores, que creamos en la escuela buscando crear vínculos entre las 7 tribus de las que provienen nuestros alumnos y que han estado enfrentadas generando matanzas, y trato de enseñarles cómo ser ciudadanos globales. Esto hace que los estudiantes puedan conocerse y creer en ellos. Por citar un caso, un estudiante en el primer año obtuvo 240 puntos en su rendimiento académico por sobre 500 y al egresar, unos años después, ingresó a la universidad. Eso ocurrió porque cuando ellos descubren que tienen potencial y creen en sus capacidades logran al final de la secundaria tener buen nivel académico. Tenemos muchos de estos ejemplos en la escuela.
S —¿Tuviste algún tipo de conflicto con los estudiantes y cómo lo resolviste?
T —Con ellos no. Los estudiantes entre ellos, sí, pero los resolvemos con soluciones prácticas, a través del club de paz por ejemplo.
N.de R.: En 2007 el tribalismo y los enfrentamientos étnicos finalizaron en una masacre brutal en Nakuru. Para unir a las 7 tribus que conviven en la escuela, Peter creó un club de paz donde los chicos se reúnen, debaten y realizan acciones todos juntos.
S —¿Aparte del ámbito educativo tenés relaciones con organizaciones comunitarias en Kenia u otro tipo de organizaciones que no sea la escuela?
T —Claro que sí. Sería imposible en una región como la mía, y creo que la de cualquier lugar del mundo, querer avanzar, intentar un cambio sin el apoyo de las familias, la comunidad.
S —¿Cómo imaginás que va a ser tu futuro?
T —Este premio me dio la oportunidad de tener una plataforma para dar un mensaje al mundo. Y sueño con que ese mensaje llegue a numerosas comunidades. Soy optimista sobre la posibilidad de generar un impacto positivo más allá de mi comunidad. Sin embargo, creo que puedo alcanzar este sueño si trabajo con otros.
S —¿Cómo soñás o pensás que va a ser el futuro del mundo?
T —Tengo esperanzas. Creo que sí es posible transformar el mundo de manera global, pero ese cambio empieza en cada uno. Es decir, si sumamos las contribuciones que cada uno hace, todas juntas van a tener un impacto global. Por ejemplo, si ustedes plantaran cinco árboles no sería solo para ustedes, sino que beneficiaría a otras personas, a una comunidad tal vez. Creo que al creer que uno tiene el potencial, que el cambio empieza en uno, no hace falta tener una gran posición, un cargo jerárquico para cambiar el destino del mundo.
S —¿Cómo pensás que se relacionan esos dos sueños: el tuyo con el del futuro del mundo?
T —Creo que van de la mano. No me imagino mi sueño separado al del mundo.
***
¿Conocés algún maestro o profesor que marcó tu vida? ¿Crees que vale la pena que contemos su historia para que la comunidad conozca cómo trabaja?