Alberto Sileoni fue ministro de Educación de la Nación entre 2009 y 2015 durante las presidencias de Cristina Fernández de Kirchner. Conoce a Jaime Perczyk, el nuevo ministro del área, desde 2003, cuando ambos ocuparon cargos en Educación durante la gestión de Daniel Filmus.
Actualmente, Sileoni dirige la Maestría en Política Educativa de la Universidad Nacional de Hurlingham (UNAHUR), institución de la que Perczyk fue rector hasta diciembre de 2019. Conversar con él es clave para entender cómo piensa y puede llegar a obrar el reemplazante de Nicolás Trotta.
—Entiendo que gran parte de la formación en la gestión pública del actual ministro fue de su mano...
—A Jimmy (seudónimo por el que lo llaman los más cercanos) lo conozco desde 2003. Yo era viceministro de Educación de Daniel Filmus y él llegó al ministerio con una trayectoria importante en términos de gestión, de conocimiento territorial, de relación con los sectores más carenciados, tanto por su militancia política como por su trabajo educativo en esos contextos. En el ministerio, él fue haciendo un camino propio. De a poco fue exhibiendo sus capacidades y conocimientos, y se fue ganando un lugar. Entre 2003 y 2005 establecemos una relación cada vez más estrecha. Tanto es así que cuando, por una suerte de acuerdo entre el Gobierno nacional y el entonces jefe de Gobierno porteño Jorge Telerman, me hago cargo entre el 2006 y 2007 del ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires y le ofrezco a Jaime la Jefatura de Gabinete. Luego, volvimos al ministerio de Nación a hacer cuestiones más técnicas, sin cargo especifico. Hasta que a fines de 2007 yo asumo como viceministro de Juan Carlos Tedesco y Jaime se hace cargo de las políticas socioeducativas. En 2009 me hago cargo del ministro de Educación y tras las elecciones de 2011 Cristina me propone seguir a cargo del Ministerio. Entonces, le propuse a Jaime como viceministro. Y ella aceptó.
—Y en 2015, cuando el kirchnerismo se va del gobierno, Perczyk asume como rector de la Universidad Nacional de Hurlingham.
—Claro. Y construye junto con otros una universidad muy importante. Por su preparación, cuando gana Alberto Fernández, se baraja el nombre de Jaime como ministro. Termina siendo Nicolás Trotta, pero a él le dan la responsabilidad de la Secretaría de Políticas Universitarias, cargo que ocupó hasta la semana pasada. Creo que la elección de Jaime como ministro de Educación es una buena elección porque tiene un perfil que pone en relación la capacidad académica y teórica con una enorme capacidad de gestión.
—En ese sentido, ¿cuáles cree que son sus principales características?
—Por su formación y experiencia en gestión pública, Jimmy tiene como pocos una mirada integral del sistema educativo. Es alguien que se preocupa mucho por su formación. Terminó hace poco una especialización en Ciencias Sociales y Humanidades. También desarrolló una enorme capacidad de gestión. Entre 2009 y 2015, nosotros construimos un ministerio con mucha vocación de cercanía con las escuelas, más allá de que el Gobierno nacional no tenga una escuela. Se crearon bibliotecas, ludotecas, espacios para distintas actividades socioeducativas. Para llevar adelante eso se requiere de mucha territorialidad, exige tener muy buen trato con gobernadores e intendentes, iglesias, ONGs. Desde la Secretaría de Educación, Jimmy le dio un gran dinamismo al ministerio trabajando con todos los niveles educativos y escuelas (rurales, técnicas, especiales, etcétera), sobre todo en lo que son actividades socioeducativas. Tiene una capacidad de trabajo significativa y conocimientos políticos para relacionase con territorios que son de colores diversos. Él ve al deporte como herramienta que puede ayudar a que muchachos y muchachas se acerquen a la escuela. Pareciera menos científica que otras opciones, pero con poder de captación de esos muchachos y muchachas que están con un pie afuera y otro dentro de la secundaria. Para educar a ese 53% de niños en situación de pobreza se necesita a alguien que conozca sus territorios. Y Jimmy se ha preocupado por ese mundo que lo primero que necesita es que se lo comprenda para evitar diseñar e implementar políticas desde el prejuicio.
—En estos días conversé con distintos especialistas sobre la designación de Perczyk como ministro y varios mostraron dudas sobre sus conocimientos pedagógicos. ¿Qué opina?
—Creo que esas dudas tienen una carga de prejuicio importante. Hay siempre una mirada peyorativa porque su profesión de base es profesor de Educación Física. Pero a esa formación inicial, le agregó formación académica y de gestión. Tiene 14 años de gestión pública y dirigió una universidad que empezó en un sótano y hoy tienen 25.000 estudiantes. No tiene una mirada solo social de la educación sino también pedagógica y técnica. Además, los cargos que ocupó no se ejercen en soledad, se llevan adelante gestionando equipos. A veces, pareciera que está en mejor condición de gestionar al sistema educativo un abogado que un profesor de Educación Física.
—¿Cuáles cree que son los desafíos urgentes que tiene el sistema educativo argentino hoy y que el ministro deberá afrontar?
—En este momento, el sistema educativo necesita gestión y territorialidad, recuperar los aprendizajes y recuperar a los miles de estudiantes que dejaron la escuela. Y en ese sentido, Jaime ha estado en infinitas sesiones del Consejo Federal de Educación, ha hablado con gobernadores y ministros. Ese es un capital concreto que él podrá desarrollar. A esto sumaría que hay un plus que le da el cargo a las personas. Es decir, la responsabilidad puede aplastar o incentivar, hay una dinámica de crecimiento en la persona junto con el cargo que seguro se verá en Jaime también. Ojalá las condiciones de base le permitan desplegar esas capacidades.
—¿Qué condiciones de base considera deberían darse?
—Por ejemplo, tener claridad de rumbo —que se contemple el señalamiento de la insatisfacción de la sociedad con el rumbo—, la vinculación con territorios y escuelas, inversión del estado nacional para dotar de recursos tecnológicos a las muchachas y muchachos —que es una de las causales de la desvinculación con el sistema educativo—. El estado nacional y las provincias deben acompañarlo. Apenas asumió, puso el eje en volver a la presencialidad e ir a buscar uno por uno a los muchachos y las muchachas que quedaron fuera de la escuela. Luego, claro, tenemos que mejorar en Lengua y Matemática. Pero en pospandemia, con muchos chicos sin conexión con la escuela, hay que mandar "una ambulancia" porque ahí está lo urgente. Seguro, habrá equipos que al mismo tiempo trabajarán con la didáctica. Es necesario construir una épica del retorno y la búsqueda. Y eso se construye políticamente.
—¿Le ofreció algún cargo el ministro?
—Él sabe que yo prefiero aportar desde diversos lugares y sin cargos específicos. Por supuesto acompañaré esta gestión, porque este es mi gobierno.
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Esta entrevista fue publicada originalmente en Reaprender, la newsletter sobre educación que edita Stella Bin. Podés suscribirte en este link.
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