Cada año el intendente de la ciudad entrerriana de Gualeguaychú destina una partida presupuestaria para que vecinos mayores de 60 años decidan en qué invertirlo. En tanto, los jubilados del municipio bonaerense de Vicente López que cobran en el Banco Provincia reciben atención preferencial que les permite hacer sus trámites más rápido. En la ciudad de Buenos Aires, se va a implementar una "ventanilla" por comuna para que atienda las necesidades de los adultos mayores sin necesidad de derivarlos a otras oficinas. Mientras que una avenida céntrica de la capital de Santiago del Estero cuenta desde hace unos años con rampas en las bocacalles y veredas sin obstáculos para los peatones.
Estas, entre muchas otras mejoras para la vida de las personas de la tercera edad, fueron propuestas por mayores de 60 años que de manera voluntaria se organizan en distintas ciudades del país. Y conforman el Consejo Asesor Municipal de Adultos Mayores (CAMAM) en Gualeguaychú, el Parlamento de la Tercera Edad en Vicente López, el Foro de la Tercera Edad en Buenos Aires o Rosario, y el Consejo Consultivo del Adulto Mayor en la ciudad de Santiago del Estero, entre otros.
Más allá del nombre, todos funcionan dentro de las propias legislaturas y están conformados por representantes de centros de jubilados o adultos mayores particulares.
En estos espacios se plantean pedidos, proyectos o ideas al Concejo Deliberante, Concejo Municipal o Legislatura de cada distrito para que en lo posible los formalicen a través de una ley u ordenanza. También articulan con otras organizaciones públicas y privadas para destrabar situaciones que complican la vida de los adultos mayores.
El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) estima en 7 millones la cantidad de personas de 60 años o más. Es decir, representan al 16% de la población argentina.
Si a esto le sumamos que las personas mayores de 60 son porcentualmente cada vez más en nuestro país, se entiende la relevancia de su participación política a la hora de pensar una sociedad inclusiva. Y más aún cuando, según el Defensor de la Tercera Edad, Eugenio Semino, un altísimo porcentaje de ellos no logra cubrir sus necesidades básicas. Así, lo expresó en esta entrevista publicada en Infobae.
A esto, por teléfono, Semino agrega que “la mirada del adulto mayor es de mucha importancia por el sentido común que aporta, un sentido común que a veces los políticos no tienen sobre lo que pasa en la ciudad”.
Escucharlos para saber de sus necesidades
El primero de estos centros de representación de los adultos mayores se creó en la Ciudad de Buenos Aires, en 1993. Se llama Foro de la Tercera Edad y funciona en la Legislatura porteña.
“En 1996, cuando la ciudad de Buenos Aires se declara autónoma y redacta su propia Constitución, sus derechos quedan expresamente incluidos en el artículo 41”, destaca Semino. Entre otras definiciones, señala que la Ciudad debe velar "por su protección y por su integración económica y sociocultural" y promover "la potencialidad de sus habilidades y experiencias".
Desde la legislatura explican que el Foro se reúne una vez y está compuesto por tres diputados, representantes de unos 100 centros de jubilados y adultos mayores que van a título personal. En esas reuniones se escuchan necesidades que luego los legisladores elevan como proyectos.
A la reunión la convoca la presidente del Foro, que ahora es la legisladora María Sol Mendez. “Siempre tratamos de que asistan representantes de la ANSES, del PAMI y de la Secretaría de Integración Social para Personas Mayores”, detalla Mendez.
Así, en 2018 se planteó la necesidad de contar en cada comuna con oficinas especializadas en adultos mayores, donde les resuelven problemas o los guían en los trámites que tienen que hacer.
En junio de 2018, el proyecto se convirtió en ley. Ya se reglamentó y “en este momento está en vías de implementación”, informaron desde el Foro. La idea, explica Mendez, es que “si tienen un problema con la obra social, por ejemplo, que no los deriven a PAMI, si no que los ayuden a resolverlo ahí”.
Igual camino recorrió la propuesta que luego determinó que las personas mayores de 60 años, si cobran hasta dos jubilaciones mínimas no pagan la renovación de la licencia de conducir.
Mendez sostiene que “la idea es escuchar a los adultos mayores y saber de primera mano qué necesitan" y considera que si no tuviesen esa posibilidad "no sabríamos de muchas de estas necesidades”.
Cada sesión del Foro de la Tercera Edad dura entre una hora y una hora y media. En ellas se habla de las necesidades. “Luego las bajamos a una propuesta concreta y seguimos hablando con los representantes de los centros de jubilados para cerrar el proyecto”, aclara Mendez. Como el Foro porteño funcionan más o menos todos los espacios de participación con los que hablamos.
“Tenemos poco tiempo, por eso nuestros reclamos son urgentes”
En el caso de Gualeguaychú, el presupuesto sobre el que pueden decidir los adultos mayores fue de $ 700.000 en 2019 y con él atendieron 29 proyectos. Esa partida presupuestaria, que existe desde hace cuatro años, se ha destinado a la construcción y reforma de centros recreativos, culturales y deportivos para la tercera edad, al equipamiento para los centros de jubilados y a la realización de talleres para los adultos mayores.
Además, desde 2017 los gualeguaychenses cuentan con un “boleto del adulto mayor” que los habilita a usar el transporte público pagando el 50% de la tarifa. Ese proyecto salió del Consejos Asesor Municipal de Adultos Mayores, que comenzó a funcionar en 2016.
A estos logros, se suma una fuerte defensa del área de salud que vienen llevando adelante los centros de jubilados. Vale aclarar que en Gualeguaychú viven unas 120.000 personas y que de ellas “unas 20.000 son mayores de 60 años y unos 14.000 son usuarios del PAMI”, informa Víctor Lapido, a cargo del Área de Personas Adultas Mayores del municipio.
“Desde 2017 aproximadamente, que PAMI tercerizó su atención, muchos remedios dejaron de ser gratuitos, la atención de médico especialistas dejó de funcionar y los jubilados tienen que trasladarse a Concordia, Rosario o Santa Fe para atenderse. Las prótesis demoran más de un año. Los que pueden atenderse de manera privada, lo hacen. Y los que no, no se atienden”, describe la situación Cristina Mujica, del Centro de Jubilados de Pie. Ella tiene 56 años y desde que se jubiló como directora de una escuela rural forma parte del centro que preside su padre, que tiene 86 años.
Calixto Pedroza tiene 69 años, se jubiló como trabajador de la construcción, representa al Club de los Abuelos en CAMAM y estuvo en las seis marchas que realizaron denunciando el accionar del PAMI. “Fue muy triste porque en esto de peregrinar pidiendo atención de la salud perdimos muchos abuelos”.
El tema impactó tanto en la población que el Consejo hoy cuenta con un servicio de asesoramiento legal gratuito, que ofrece un estudio de abogados de la ciudad, para que los adultos mayores puedan informarse sobre sus derechos y eventualmente iniciar juicios.
Desde el CAMAM también están trabajando en un proyecto que contempla la construcción de un hogar de día. “Velamos por las personas que se quedan solas en sus casa, que pierden la higiene, dejan de alimentarse y, por supuesto, de atenderse con un médico si no se siente bien”, detalla Calixto.
“Con el paso de los años siento que me he vuelto más concreto, más pragmático”, cuenta Calixto. Por eso, “el sentir que tenemos poco tiempo, nuestros reclamos tienen otra urgencia”, agrega. Y sigue: “Trabajar en política es trabajar para el otro. Yo me siento en paz porque trabajo para el bien del prójimo”.
Derechos reconocidos en una ley nacional
En 2017, la Argentina adhirió, a través de la Ley 27.360, a la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores.
En ella está especificado que se deben “crear y fortalecer mecanismos de participación ciudadana con el objeto de incorporar en los procesos de toma de decisión en todos los niveles de Gobierno las opiniones, aportes y demandas de la persona mayor y de sus agrupaciones y asociaciones”.
Claro que hay mucho municipios que aún no cuentan con estos niveles de participación. Sin embargo, otros como los que ya vimos trabajan en este sentido, incluso desde antes de que esta ley existiera.
Vicente López, de hecho, creó su Parlamento de la Tercera Edad en 2000. Uno de sus impulsores fue Alberto Expósito, ex concejal y actual vicepresidente de la Fundación Años: “En nuestro distrito hay muchos adultos mayores y la mayoría con sus necesidades básicas satisfechas más la particularidad de que viven solos o solas en una casa. Por eso, esta una de las zonas de la provincia con mayor cantidad de cuidadores”.
Cada martes, unas 35 personas se reúnen en el Concejo Deliberante para participar del Parlamento “que ha sacudido la modorra de muchos legisladores”, destaca Expósito.
Sin embargo, no parece haberlos movilizado lo suficiente como para tratar proyectos como los que detalla Amelia Domec, presidenta del Parlamento: “En 2018 propusimos que otorguen botones de pánico a los adultos mayores que viven solos. También presentamos un proyecto para que la Secretaría de Salud le otorgue a los adultos mayores que sufren de incontinencia un carnet que les permita ingresar a los sanitarios de cafés y restaurantes sin necesidad de consumir”.
Este Parlamento integra el Observatorio Electoral dependiente de la Defensoría del Pueblo. Y en las elecciones nacionales, provinciales y municipales sus representantes recorren las escuelas investigando la accesibilidad de los adultos mayores a sanitarios y el cuarto oscuro, por ejemplo.
Blanca Ribero es la secretaria del Parlamento. Se jubiló tras 38 años de trabajo en el Banco Nacional de Desarrollo. Ella recorre los geriátricos y cree que hace falta una coordinación de geriátricos que dependa del municipio y que se ocupe de fiscalizar tanto a las instituciones públicas como privadas. "Sabemos que allí las personas no están siempre bien atendidas”., dice. Por eso en 2017 presentaron un proyecto, pero aún no se ha tratado en el Concejo Deliberante.
El Consejo Consultivo del Adulto Mayor de la capital santiagueña fue creado en 1996. Su presidente, Mariano Alonso, reconoce que la mayoría de los temas que proponen son de fácil resolución: "rampas en el centro de la ciudad, pasos peatonales sin obstáculos y muchos relacionados con la limpieza de espacios públicos".
Mientras que desde la ciudad santafecina de Rosario, Roberto Arrieta, presidente del Foro de la Tercera Edad, destaca que vienen trabajando por conseguir un pase libre en medios de transporte público para las mujeres mayores de 60 y los varones mayores de 65 años que ganen menos de dos jubilaciones mínimas. Vale recordar que la mínima es de $ 14.067. Pero aún no ha logrado que la legislatura trate el proyecto.
Otra actividad que hacen desde el Foro es el “armado de bolsones con comida que nos da el Banco de Alimentos de Rosario y que luego vendemos a 30 pesos a los adultos mayores que cobran la mínima”, informa Arrieta. También organizan junto a la Universidad Católica Argentina talleres para aprender a usar el celular o la computadora.
Arrieta tiene 68 años y se jubiló como trabajador en la Dirección Nacional de Vías Navegables, donde también fue dirigente gremial.
Él, como la mayoría de los jubilados consultados para esta nota, destacaron lo poco que sesionaron las legislaturas este año electoral. Y, por ende, lo poco que se tuvieron en cuenta las necesidades de las personas adultas mayores, que por su edad precisamente requieren de rápida resolución. En coincidencia con el sentido común que destaca Semino tienen los adultos mayores, Arrieta agrega: “Somos la clase que no puede esperar. No tenemos nada que perder. Por eso, somos concretos a la hora de proponer mejoras a nuestra calidad de vida”.