El futuro del trabajo no parece tan claro en este momento. La disminución de los contagios y el aumento de la vacunación contra el COVID-19 vinieron aparejados de un pedido de los jefes: volver a las oficinas. En la mayor parte de los casos no hay un regreso pleno, como antes de la pandemia, sino que se opta por una modalidad híbrida.
En 2020, la adopción abrupta del teletrabajo demostró que los empleados pueden ser igual de productivos o más desde sus casas. Por eso mismo, muchos no encuentran motivos válidos para regresar a la presencialidad. Establecer condiciones de trabajo que satisfagan a todas las partes es un proceso complejo. Según señalan especialistas, en la actualidad, el home office es considerado por quienes trabajan como un derecho adquirido, y aquellas empresas que no permanezcan flexibles, podrían perder talento.
“Algunos días en la oficina y otros en casa podría ser el escenario ideal para algunas empresas, ya que permite aprovechar lo mejor de la presencialidad y de la virtualidad. Además, al depender menos de la localización geográfica de los candidatos, los reclutadores podrán tener un abanico más amplio de talentos para poder elegir e incorporar”, opina Alexandra Manera, directora de Recursos Humanos de Adecco Argentina & Uruguay.
Manera cuenta que en marzo de este año realizaron un estudio que muestra que cerca de la mitad de los consultados tenía ganas de volver, pero bajo el modelo híbrido de unos días trabajando en casa y otros en la oficina. Casi un 26% aseguraba que no tenía ninguna intención de volver, un 15% señalaba que estaba cansado de la virtualidad y quería regresar diariamente al modo presencial y un 9% no tenía opción y ya había vuelto a la oficina todos los días. “Nosotros creemos que es importante tener algo de presencialidad en la oficina, las puertas deben estar abiertas para aquellos que sí quieran asistir algunos días o para quienes deseen hacer alguna reunión presencial con su equipo”, enfatiza Manera.
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Natalie Yaffé, coordinadora regional de recruiting ejecutivo en Mibucle.com, dice que después de más de un año de trabajo virtual, la vuelta tiene que tener un sentido para que el empleado entienda que no es lo mismo que siga virtual, a que vaya presencial. “El punto es mostrar la necesidad del regreso. Y también escuchar cada caso: hay gente que aún tiene miedo o que convive con familiares de riesgo. También hay que contemplar esos casos”, explica.
En este sentido, Manera complementa: “Consideramos que la estrategia más inteligente en el futuro del trabajo es el equilibrio, la negociación y buscar el propósito común. Es clave la escucha al equipo y la empatía con las personas. Para algunos, el home office facilita el trabajo, no deben viajar, ganan tiempo para realizar actividades extras. Pero, por otro lado, hay quienes por cuestiones familiares o personales desean asistir a la oficina. Los líderes tienen la tarea de coordinar y unir a estos dos grupos para continuar trabajando de la misma manera”.
La mirada de los empleados
Lucía Ferreiro, miembro co-responsable de RED/ACCION, trabaja en una empresa de software de 200 colaboradores en la ciudad de Buenos Aires. “Como durante la pandemia el crecimiento de la compañía fue a través de contratar gente de distintas localidades para trabajar remoto, la opción de la oficina es solo para quienes viven en Buenos Aires y Córdoba (30% del staff). Ir a la oficina es opcional, y vamos entre una y dos veces por semana. Es decir, hemos vuelto con una modalidad hibrida”, cuenta.
Clara Siciliano tiene 41 años, vive en el barrio porteño de Colegiales y es analista de redes sociales. “Durante la pandemia trabajé de manera virtual y todavía no hay un pedido concreto para volver a las oficinas. En un momento se habló de volver, pero desde nuestro lado argumentamos que no había un motivo real que justificase la presencialidad. Trabajo en una empresa de transporte, donde hay mucha gente circulando ajena a la oficina y la misma no está acondicionada para que estemos todos ahí”, opina.
Siciliano cuenta que tiene ansiedad y que volver a tomar el transporte público, no la ayudaría. “Ahora no se respetan las distancias y van llenos”, expresa. Y agrega: “Prefiero trabajar desde mi casa. Un sistema híbrido podría funcionar si está estipulada la cantidad de veces por semana que hay que ir y el motivo. Hay que trabajar por objetivos y metas claras preestablecidas”. Al pensar en las ventajas de estar en casa, Siciliano menciona que gana productividad, que no pierde casi tres horas al día en ir y volver al trabajo y que puede hacer más cosas personales.
Julia Picarel tiene 23 años, vive en Olivos, es community manager y estudiante de Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Buenos Aires. “Durante la pandemia comencé a trabajar en una organización social y en febrero de 2021 nos pidieron que fuéramos a la oficina una vez por semana. Está bueno ir un día. Me gustó conocer a mis compañeros. Si tuviese que ir todos los días me limitaría mucho, pero disfruto tener un día distinto. El home office me ayudó mucho a organizarme con el estudio. Hoy me choca viajar de Olivos a Retiro y encontrarme con el tren lleno”, comenta.
Luciana Sánchez de Paulis, ejecutiva en una agencia de comunicación, señala que volver a la oficina representa un sinfín de preguntas y respuestas. “Creo que la motivación por regresar se debe en parte al vínculo construido que manteníamos a diario con nuestros compañeros, ya sea en el café de la mañana, almuerzo y escritorio. Con el mundo digital las relaciones se virtualizaron y en el trajín olvidamos lo importante: mantener el contacto con nuestros pares”, reflexiona.
Eduardo Saldivia tiene 40 años, vive en Posadas, Misiones, y es planificador urbano. “Durante la pandemia trabajé 100% virtual, pero ahora estoy volviendo a la presencialidad. El año pasado, con mi esposa nos organizábamos para que siempre estuviera alguno de los dos cuidando a los chicos. Ahora se nos hacen baches importantes porque hay momentos en que los dos tenemos que estar afuera de casa. Mi modalidad ideal sería elegir con libertad donde hacer el trabajo en base a los objetivos”, opina.
Fernanda Chaves, tiene 25 años y tiene distintos trabajos en paralelo. “Hace dos meses, uno de mis jefes me pidió que volviera a la oficina dos veces por semana. Cuando voy pierdo mucho tiempo de viaje y me complica con mis otros trabajos para organizarme. Si tuviese que ir todos los días no los podría sostener y eso impactaría en mis ingresos”, cuenta.
La mirada de las empresas
En agosto de este año, Sundar Pichai, CEO de Google, envío un comunicado a sus colaboradores. Allí decía: “Me complace decir que un gran número de oficinas en todo el mundo ya están abiertas para trabajar, y estamos dando la bienvenida a decenas de miles de Googlers de forma voluntaria. Dado que las condiciones en todo el mundo son todavía muy variables, quería compartir cómo estamos planeando abordar los próximos meses. En primer lugar, a medida que las oficinas sigan reabriendo, esperamos que los equipos se reúnan en la medida de lo posible, ya sea para celebrar reuniones periódicas de equipo, sesiones de intercambio de ideas en torno a una pizarra o reuniones sociales al aire libre. En algunos lugares, las condiciones están empezando a mejorar, pero en muchas partes del mundo la pandemia sigue creando incertidumbre. Reconociendo esto, ampliaremos nuestra política global de regreso voluntario a la oficina hasta el 10 de enero de 2022 para dar a más Googlers flexibilidad y elección mientras regresan”.
Zurich Argentina actualmente mantiene un esquema 100% virtual, el cual pasará a ser híbrido una vez que las condiciones sanitarias estén dadas. “Estamos remodelando las oficinas para que se adapte a la nueva propuesta. Por supuesto, esto requiere una transformación cultural en la compañía, en la cual ya estamos trabajando de manera colaborativa entre los distintos equipos, para lograr encontrar el balance en este esquema mixto”, dice Pablo Marcella, director de Recursos Humanos de dicha empresa de seguros.
Para Marcella el desafío es humanizar las experiencias en el mundo híbrido. “El entorno de trabajo virtual permite que cada uno pueda organizarse y administrar su tiempo para realizar otras tareas personales según sus necesidades, este aspecto es muy valorado por la gente. Creemos en la importancia de la presencialidad para generar conexión y trabajo en equipo. Lo importante en este punto es poder diseñar un esquema que posibilite asegurar la productividad y el crecimiento del negocio, a la vez que se contempla el bienestar de los colaboradores”, agrega.
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En Galicia tuvieron que diseñar un clúster de modalidades de trabajo. Aquellos que trabajan en sucursales deben asistir presencialmente y los que tienen tareas en áreas centrales combinan un esquema presencial y remoto. “La flexibilidad llegó para quedarse y las empresas tenemos que abrazar esa posibilidad tan valorada por los colaboradores. Entendemos que los límites geográficos cada vez ocuparán un lugar menos relevante. Las personas elegirán a las compañías que más se alineen con sus expectativas”, dice Rafael Bergés, gerente de Personas en Galicia.
Respecto a las desventajas del trabajo remoto exclusivo, Bergés considera: “Sin equipo en las sucursales, las mismas no podrían abrir, por ejemplo. Otra desventaja relevante es la dificultad de transmitir cultura a la distancia, perjudicando así algunos lazos laborales. Y, claramente, las planificaciones y demás ceremonias de equipo hemos comprobado que generan más valor en instancias presenciales”.
La modalidad de trabajo actual en Globant es la de retorno voluntario a la oficina. Es decir que no se estipula que los colaboradores tengan que concurrir a la oficina una determinada cantidad de días a la semana, sino que los equipos van descubriendo momentos en los que realmente logran sacarle el jugo al encuentro presencial. “Hemos notado que a medida que los diferentes países en donde tenemos presencia avanzan con sus planes de vacunación y la circulación de la enfermedad disminuye, aumenta la cantidad de equipos que asisten a las oficinas. Se puso a disposición de los Globers un sistema de reserva de puestos de trabajo para poder contar con un aforo dinámico y la adopción del mismo fue tan exitosa que tenemos días de la semana en donde se torna difícil conseguir espacio”, cuenta Pablo Bumaschny, People Experience Director.
En Unilever hay 3.500 empleados y cuentan con una gran parte de esta población que, desde inicio de la cuarentena, trabaja de manera presencial en las plantas, centros de distribución y punto de venta —exceptuando a las personas de riesgo—. Pero, por otro lado, cuentan con personal administrativo que una semana antes de que se decretara la cuarentena ya estaba trabajando desde sus casas y hasta el día de hoy continúa de esa forma. “Estamos trabajando en un nuevo modelo de trabajo híbrido, que combina la posibilidad de trabajar desde casa y desde la oficina. Si bien hace más de 10 años tenemos implementada la modalidad de ‘trabajo desde casa’, estamos pensando en un modelo en el que el 40% de los días estemos en la oficina y el 60% restante desde nuestras casas, pero el regreso será de manera paulatina”, dice Melina Cao, directora de Recursos Humanos en Cono Sur de Unilever.
Al pensar en las funciones de cada espacio, Cao reflexiona: “Mediante este nuevo modelo de trabajo híbrido, la oficina deja de ser ‘el lugar de trabajo’ para ser un espacio de colaboración, conexión e innovación. El trabajo desde casa queda orientado a cosas más individuales o de concentración”.
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