Enterarse del nuevo parte médico en medio de cifras que asustaban. Escuchar sobre cómo el confinamiento agudizaba problemas económicos de miles y miles de personas. Leer sobre las dificultades que generaba en la educación las escuelas cerradas. O cómo la cuarentena complicaba la vida de personas con discapacidad y sus familias. No era —no es— fácil ayudar en un panorama así, plagado de incertidumbre. Sin embargo, miles de voluntarios de todo el país entendieron que su ayuda, en un contexto tan desfavorable, era fundamental. Por eso, con barbijos a cuestas, con agendas cargadas de sus obligaciones y con las restricciones que trajo el coronavirus, pusieron horas y energía a dar una mano.
Desde que en marzo del 2020 la pandemia irrumpió en Argentina, la solidaridad de las personas se manifestó de múltiples maneras. El COVID-19 impactó en diversas áreas (como la salud, la economía, las personas en situación de vulnerabilidad o la educación, por ejemplo) y en cada una de ellas hubo voluntarios que se acercaron a las organizaciones para ayudar. Tanto, que, como contamos en una nota de mayo de 2020, hubo un crecimiento exponencial en el número de personas voluntarias. Una crisis que nos atravesó a todos en algún grado fue uno de los factores que explicaron esta explosión de solidaridad, que no cesa.
En el marco de un nuevo 5 de diciembre, el Día Internacional del Voluntario, repasamos historias de voluntarios en la pandemia. Agradecer por la tarea de estas y muchas otras personas que se abocan a ayudar desinteresadamente. Y repensar cómo el coronavirus cambió, también, la tarea de voluntarios y voluntarias.