Admitámoslo: el mundo en pandemia es un lugar un poco más doloroso, un poco más fastidioso y un poco menos conectado. Pero los viajes continúan. Algunos de la única manera posible, con barbijos e hisopados. Y otros en el territorio de la literatura… y de Instagram. Hace poco leí Dos gardenias, los viajes de Hernán Lucas. Si no podemos leer viajando en avión o en tren, al menos viajemos leyendo a nuestros autores preferidos.
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Likes y km. En Instagram, algunas de mis cuentas favoritas son las de los viajeros. Mochileros hardline que aun en este mundo de pandemia siguen girando. Aventureros posmodernos que se van a Tumbuctú para encontrarse a sí mismos (y contarlo). O para acercar culturas a través de likes. O para confirmar con sus propios ojos que el mundo del siglo XXI es un lugar cada vez más pequeño. Muchos de ellos escribieron libros en aviones low cost, ómnibus, hostels y sofás ajenos.
“Cuando vivía viajando”, dice Aniko Villalba, “creo que uno de mis mayores desafíos era encontrar el espacio y el tiempo para sentarme a escribir, sobre todo porque siempre me quedaba en casas de gente y, si bien viajaba sola, casi nunca estaba sola. Por eso, tuve que aprender a hacerme el tiempo para trabajar en el camino”.
Villalba empezó a viajar siendo muy joven y durante diez años recorrió Asia, África, América y Europa. Registró sus experiencias en los libros Días de viaje y El síndrome de París. Ahora vive en Amsterdam y da clases de escritura en @escribirme.blog.
“Personalmente, soy más de la filosofía de irse de viaje y ver qué pasa, y no tanto de tener un itinerario armado de antemano”, sigue, cuando le pregunto si la historia aparece en el camino o si hay que buscarla con un plan meticuloso.
¿Sus libros de viajes favoritos? Ébano, de Kapuscinski; Una luna y Dios mío, de Martín Caparrós; Viajes y otros viajes, de Tabucchi; El antropólogo inocente, de Nigel Barley; Las ciudades invisibles, de Italo Calvino; y el ensayo de David Foster Wallace acerca de los cruceros de lujo.
Si te gustan los viajes creativos (no es algo tan frecuente de ver, ¿no?), te recomiendo seguir a @rulodeviaje. Rulo es Dan Lande, que escribió Viaje a la Tierra de los Pelos Lacios y creó el club de viajeros La Boussole. Anduvo por Oriente fotografiando gente con sandías y por Europa del Este dejando platos rotos en los pueblitos en los que vivieron las abuelas de sus followers: de hecho, planeó el itinerario con la ayuda de ellos. Y suele armar lives que en realidad son como números de stand-up con sus anécdotas de viaje.
“El escritor de viaje no es una guía que muestra lugares”, dice Lande. “Al contrario, cuenta sobre lo que le pasa a él o ella con estos lugares”.
Usa diarios de viaje y le ayudan mucho a la hora de escribir. Tiene dos o tres tipos de libretas por viaje. Sus favoritas son las pocket en donde anota reflexiones, curiosidades, frases textuales que escucha por ahí, palabras que aprende en idioma local. “Cosas que cuando las anoto creo que no me van a servir para nada y en general es lo que más aprovecho”, dice. “Estos detalles son lo primero que uno pierde si no se anotan, y al mismo tiempo es lo que permite ir a lo particular, crear una escena real, creíble. Estos detalles le dan vida y alma a las historias”.
Para Rulo, “el viajero tiene que tener la habilidad de detectar situaciones que lo pueden llevar a estas historias. En cruzarse con estas historias hay algo de sexto sentido, también de entrenamiento. Hay como una intuición viajera”.
Algunos otros viajeros para seguir:
- @marcandoelpolo
- @acrobatadelcamino
- @losviajesdenena
- @periodistasviajeros
- @periodistan1
- @alanxelmundo
- @viajayprueba
- @dangamboab
- @buscandoajacinta
- @ciudadanasdelmundo
- @luisitocomunica
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5 itinerarios por Rusia. Uno de los mayores misterios del siglo XX se esconde detrás de lo que alguna vez fue la Cortina de Hierro. Penetrar ese misterio, esa tierra rusa, es una experiencia que ha maravillado a viajeros y a escritores de todos los tiempos. Lo digo por experiencia propia: el viaje por Rusia es un viaje a otro mundo donde no faltan gestas heroicas, trazos místicos, sacrificios que se vuelven costumbre… y bizarrías.
De todo eso va Mi ovni de la perestroika: Un viaje al corazón de Rusia tras la noticia más extraterrestre de la Historia, el nuevo libro del autor español Daniel Utrilla, que durante once años fue corresponsal en Moscú y que ahora volvió al territorio, fascinado con una historia que comienza el 9 de octubre de 1989, un mes antes de la caída del Muro de Berlín.
Ese día en Voronezh —500 kilómetros al sureste de Moscú— unos niños dijeron haber visto aterrizar una esfera de luz de la que emergieron unos pocos humanoides gigantes con tres ojos. Fue la noticia más extraña que salió de la Unión Soviética… y tuvo eco en todo el mundo.
En busca de ufólogos, periodistas, científicos y testigos oculares, Utrilla viajó para reconstruir los detalles del «Roswell soviético». El libro tiene más de 600 páginas y está cargado de información, contexto y vivencias. Es, en realidad, una lección de historia rusa reciente.
Todavía hoy Rusia es un poco terra incognita y esta es la biblioteca que te propongo para descubrirla:
- Diarios de Kolimá, de Jacek Hugo-Bader: Notable reportaje humano en la ruta más extrema de la estepa. En la región donde se encontraban los gulags, el escritor polaco Hugo-Bader traza un retrato duro y empático de la gente que va conociendo a cada kilómetro. Lo estoy leyendo y me tiene prendido. Antes leí, del mismo autor y casi con el mismo tema, El delirio blanco. ¿Lo tenés?
- Rusos de Putin, de Hinde Pomeraniec: lo interesante de este libro es la mirada de una periodista argentina sobre Rusia, muy distinta a la de los cronistas de los países centrales que tradicionalmente nos han contado este país (y que también nos han contado el resto del mundo).
- Rusia en autostop, de Fabio Rocca: una rareza que encontré en Mercado Libre. Es el recuento de un joven viajero italiano que a fines de la década de 1950 atravesó el país a dedo. Su relato pierde espesor cuando frecuentemente teoriza más sobre el arte del viaje de mochilero que sobre la vida en el post-estalinismo.
- Diario de mi viaje a Rusia en 1867, de Lewis Carroll: 50 años antes del Octubre Rojo, el autor de Alicia en el país de las maravillas anduvo por San Petersburgo y Moscú. Sólo recomendable para quien quiera saber acerca de iglesias y misas.
Y si querés leer una experiencia en el Tren Transiberiano —¡el tren que hace el recorrido más largo del mundo!—, te invito a subirte conmigo 👆🏼👆🏼
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Aventuras de habitación. Uno de los viajes más interesantes jamás narrado es el del pintor y escritor francés Xavier de Maistre, que vivió entre 1763 y 1852. En 1794 fue arrestado 42 días en su casa tras un duelo y durante el confinamiento escribió Viaje alrededor de mi habitación, una sátira a los libros de los exploradores.
"Desde mi sillón, si caminas hacia el norte, se descubre mi cama, situada al fondo de mi habitación, y forma la perspectiva más agradable. Está puesta de la manera más feliz: los primeros rayos de sol vienen a retozar en mis cortinas. Los veo en los hermosos días de verano avanzar a lo largo de la pared blanca a medida que el sol se levanta: los olmos que hay delante de mi ventana los dividen en mil maneras y les hacen balancearse sobre mi cama, color rosa y blanco, que esparce hacia todos lados un tono encantador a su reflejo. Espero el trino confuso de las golondrinas que se han adueñado del tejado de la casa y el resto de pájaros que viven en los olmos, nadie tiene un despertar tan agradable y apacible como el mío."
¿Lectura ideal para tiempos de pandemia?
Quizás…
[[ LEELO ACÁ ]]
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Por qué viajamos. En esta newsletter somos fans del escritor anglo-indio Pico Iyer y por eso quiero traer un fragmento de “Why We Travel”, uno de sus ensayos más inteligentes:
“A estas alturas todos hemos escuchado (con demasiada frecuencia) la vieja frase de Proust acerca de que el verdadero viaje de descubrimiento no consiste en ver nuevos lugares sino en ver con nuevos ojos. Sin embargo, una de las bellezas más sutiles de viajar es que te permite traer nuevos ojos a las personas que encuentras. Por lo tanto, incluso cuando las vacaciones te ayudan a apreciar más tu propia casa, te ayudan a llevar nuevos ojos apreciativos (distantes) a los lugares que visitas.
Puedes enseñarles [a los lugareños] lo que tienen para celebrar tanto como celebras lo que tienen para enseñar. Así es como el turismo, que obviamente destruye las culturas, también puede resucitarlas o revivirlas, y ha creado nuevos bailes ‘tradicionales’ en Bali y ha provocado que los artesanos de la India presten nueva atención a sus obras. Si lo primero que podemos brindarles a los cubanos es un sentido real y equilibrado de cómo son los Estados Unidos contemporáneos, lo segundo, y quizás más importante, que podemos brindarles es un sentido fresco y renovado de lo especiales que son la calidez y la belleza de su país”.
- Lee una entrevista con Pico Iyer: El “mejor escritor de viajes” ve una oportunidad inusual en la pandemia: “Es nuestra elección ser más sabios”
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Tres preguntas a Paul Theroux. Es quizás el escritor que le dio a la literatura de viajes su forma actual. Ayer, en una genial conversación con Jon Lee Anderson en el Hay Festival, dijo: “¿Por qué seguir viajando? Porque el mundo cambia rápido y yo trato de ver las cosas como son”. Su próximo libro sale en agosto y es una novela ambientada en Hawaii: Under the Wave at Waimea.
- La literatura de viajes es difícil de definir. ¿Cuáles son las cosas que debe tener todo libro de viajes?
Sí, un libro de viajes puede relatar un viaje simple, una experiencia terrible, un tour gourmet, una búsqueda clásica, un viaje espiritual, un viaje de exploración, una expedición de montañismo, una excursión romántica o una autobiografía absoluta... y así sucesivamente. Es tremendamente difícil de definir. Pero tu pregunta va más al grano. En primer lugar, diría que debe ser cierto: sin ficción, sin invención, sin farol, sin omisión de detalles importantes. Mi gran queja con los libros de Bruce Chatwin es que inventa, y lo admite, ficcionalizando ciertos episodios de En la Patagonia y Los trazos de la canción. Pero admiro Arenas de Arabia de Wilfred Thesiger por ser relatos veraces de sus viajes. Un libro de estos, en el mejor de los casos, debería ser también personal, humano y debería ayudarnos a ver, oír y oler un lugar. Es por esto que uno de mis libros favoritos de este tipo es El peor viaje del mundo del explorador inglés Apsley Cherry-Garrard. Te sugiero que consultes mi Tao del viajero,en el que hablo de 350 libros relacionados con viajes. Compilé esa antología porque a menudo me preguntan mi libro de viajes favorito y no tengo una respuesta sencilla.
- ¿El tren sigue siendo el mejor medio de transporte para un escritor en busca de una historia?
Probablemente no, en estos días, porque son hipereficientes (como en China, Japón y Alemania), o están irremediablemente desactualizados (India, Pakistán, Tailandia) o inexistentes: ya no funcionan en México ni en otros lugares. Cuando dejé los trenes comencé a viajar en auto, mi propio auto, primero en el sur de los Estados Unidos para mi libro Deep South y luego en México para On the Plain of Snakes. En tu propio coche pequeño podes llevar comida, una carpa y libros; podés detenerte en cualquier lugar, tenés total libertad. Pero la forma ideal de viajar es a pie.
- ¿Qué es lo mejor que leíste últimamente?
Tiendo a no leer libros nuevos, porque me distraen de mi propia escritura. Releo libros constantemente, siempre recurriendo a Borges, Conrad o Graham Greene. Este año leí la mayoría de las primeras novelas de H. G. Wells, así como su biografía. Leí los libros de su amante: los de Rebecca West, ¡excelente escritora! Pero mi gran descubrimiento este año fue releer la ficción de Samuel Beckett, especialmente Molloy, Malone muere y El innombrable. Los leí cuando era estudiante y me dejaron frío. Ahora que soy mayor, veo que constituyen una obra maestra que describe la vejez. No deben ser imitados, probablemente sean una mala influencia estilística, pero me dejaron maravillado por los dones de Beckett como escritor. Debo añadir, sin embargo, que Beckett apenas viajó: un mes en los Estados Unidos (dijo: “Este no es un país para mí... encuentro a la gente extraña”), algo de turismo en Europa y vacaciones en Túnez. No estuvo en ningún otro lugar: ni en China, Argentina, Brasil, México, África subsahariana, Japón, Singapur o Nueva Guinea. Vivió una vida casi monástica. Me resulta difícil relacionarme con este monaquismo. Estoy mucho más en sintonía con alguien que se va de casa y se va lejos y se arriesga. Pero me gustaron esas novelas suyas.
Eva Marabotto se ganó un libro de Eduardo Halfon entre los que SIE7E PÁRRAFOS regaló en Navidad y subió esta foto a Twitter. ¡Gracias, Eva! ¿Quién más nos quiere contar cómo va su lectura de los libros de Navidad de SIE7E PÁRRAFOS?
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