El último glaciar de Venezuela, el Humboldt o también conocido como La Corona, redujo tanto su superficie que pasó a ser considerado simplemente un campo de hielo (los glaciares tienen que tener un mínimo de 10 hectáreas para ser incluidos en esta categoría). En origen, la nación latinoamericana contaba con seis glaciares, que abarcaban una superficie total de 1.000 kilómetros cuadrados. La Corona, en particular, ocupaba 450 hectáreas, pero hoy cuenta con tan solo dos.
Los especialistas estimaban que el Humboldt iba a permanecer otra década, pero los científicos no pudieron monitorear el sitio durante algunos años debido a la agitación política en Venezuela, de acuerdo con The Guardian. En efecto, se convierte en el primer país andino en perder todos sus glaciares.
En diciembre de 2023, el Gobierno buscó proteger lo último que quedaba del glaciar a través de la aplicación de una "cobertura termal" que ralentizaría el proceso de deshielo. Estas cubiertas suelen estar hechas de capas de plástico y material similar al vellón, y funcionan aislando la radiación solar y permitiendo que el agua penetre, según informa Scientific American.
Alejandra Melfo forma parte del proyecto "El último glaciar de Venezuela", que busca estudiar su retroceso y la dinámica de formación de un nuevo ecosistema. Es apoyado por la Sociedad National Geographic, la Universidad de Los Andes, el Observatorio Nacional contra el Cambio Climático y otros socios internacionales. "Cubrir glaciares (con mantas termales) no es nada nuevo, pero nunca se ha hecho en glaciares tropicales que no tienen invierno y verano. Tampoco se ha hecho en un glaciar en ese estado. No sabemos lo que puede pasar", dijo Melfo a El País.
Además, varios activistas ambientales se opusieron a la ejecución del plan presentado por el Gobierno de Venezuela, ya que en la descomposición de sus materiales podrían desprenderse microplásticos y dañar el ecosistema contaminando el agua y el aire. "No se consideran los costos ambientales en transportar y depositar tres toneladas de materiales de plásticos a un ecosistema extremadamente delicado", dijo uno de los activistas a CNN.
Elides Sulbarán, ingeniero forestal, especialista en planificación espacial y miembro de la Comisión Mundial de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, afirmó a El País: "Al cubrir la montaña con plástico se socava el plan del parque nacional y se provocará una grave alteración en el paisaje. Esto sucede de manera inesperada y sin conocer los estudios de impacto ambiental que exige la ley".
Por otro lado, además de la pérdida ambiental existe un impacto cultural en la región por este fenómeno. "Los glaciares eran parte de la identidad cultural de la región, y de las actividades turísticas y de montañismo", señaló Luis Daniel Llambi, ecólogo de Adaptación en Altitud, un programa de adaptación al cambio climático en los Andes, a The Guardian.