Usos de la inteligencia artificial en salud sexual, reproductiva y materna en América Latina y el Caribe: desafíos y oportunidades - RED/ACCIÓN

Usos de la inteligencia artificial en salud sexual, reproductiva y materna en América Latina y el Caribe: desafíos y oportunidades

 Una iniciativa de Dircoms + INFOMEDIA

En América Latina y el Caribe, persisten desafíos en salud sexual, reproductiva y materna, con altos índices de abortos inseguros y violencia de género. La inteligencia artificial ofrece soluciones en diagnóstico y atención.

En América Latina y el Caribe (ALC) persisten fuertes desafíos en salud sexual, reproductiva y materna (SSRM). Entre 2010 y 2014 se realizaron 6,5 millones de abortos anuales, el 75% de ellos inseguros. En cuanto a métodos anticonceptivos, en 17 de 23 países de la región, el uso del DIU y de implantes subdérmicos está por debajo del 10%. Además, 1 de cada 4 mujeres ha sufrido violencia física o sexual por parte de su pareja al menos una vez en su vida. El cáncer cervicouterino es el tercer diagnóstico de cáncer más común y el más frecuente en mujeres en 11 de los 32 países y territorios con datos disponibles. Sin embargo, más de la mitad de los países de ALC tienen un registro de baja calidad.

En los últimos años, el crecimiento exponencial de los datos digitales, la implementación de sistemas de información en el ámbito de la salud, el aumento de la capacidad de cómputo y los avances en la programación y codificación de algoritmos de inteligencia artificial (IA) han impulsado iniciativas de transformación digital en ALC.

Específicamente en el campo de la SSRM, la IA se utiliza en diversas áreas. Estas incluyen la atención prenatal, durante el parto y posnatal; la prevención, detección y tratamiento de los cánceres de los órganos reproductivos; el asesoramiento y el suministro de información sobre salud sexual y reproductiva; la prevención y tratamiento de la infertilidad; la prevención, detección y manejo de la violencia de género, entre otras.

Desde el Centro de Implementación e Innovación en Políticas de Salud (CIIPS), realizamos una búsqueda exhaustiva y relevamos más de 140 estudios que muestran los variados usos de la IA en SSRM. Por ejemplo, se han desarrollado chatbots que brindan servicios de consejería de salud sexual y reproductiva a jóvenes; modelos estadísticos que predicen el riesgo de diabetes gestacional; modelos que mejoran la eficiencia de las herramientas del diagnóstico asistido del cáncer; y herramientas basadas en redes neuronal de aprendizaje profundo para identificar mensajes relacionados con violencia de género en redes sociales.


Las experiencias nos han mostrado que la IA tiene el potencial de facilitar el diagnóstico de enfermedades a través del diagnóstico por imágenes,  dispositivos no invasivos y uso de algoritmos; asistir a personas embarazadas en el seguimiento durante el embarazo, el parto y el posparto; y facilitar el acceso a la información y a las consejerías para educación sexual a través de chatbots y aplicaciones para dispositivos móviles.

A pesar de estos beneficios potenciales, existen desafíos cruciales en la implementación de estas herramientas. Desde una perspectiva micro, aunque muchas de estas herramientas demuestran eficacia técnica y facilitan el trabajo del personal de salud, es necesario evaluar si esto se traduce en mejoras reales para los usuarios, es decir, si mejora su situación de salud, el acceso a la atención y la calidad del servicio. Desde una perspectiva macro, es esencial preguntarse si existe una relación clara entre los problemas actuales de SSRM y las soluciones de IA. Si buscamos soluciones de IA sostenibles y con impacto real en la salud pública, necesitamos que aborden las demandas de los sistemas de salud y sus prioridades.

Abordar estos interrogantes es fundamental para contribuir a generar soluciones integrales, justas y efectivas. El crecimiento de la IA en SSRM es significativo y prometedor, pero es esencial pensar no solo en los aspectos técnicos de las herramientas sino también en los aspectos éticos, políticos y regulatorios. La tecnología debe ser una herramienta para mejorar la vida de los usuarios, y no un fin en sí misma. La clave está en integrar estos avances tecnológicos con un enfoque centrado en el paciente y en la mejora de los servicios de salud para todos.