—¿Qué aprendiste en este tiempo?
—Aprendo todos los días. Muchas de las persoas que ayudamos en la ONG terminaron siendo voluntarios. Por ejemplo, que en el WhatsApp, cuando mandamos una foto al grupo tenemos que describirla con texto porque tenemos personas ciegas. Aprendí a no tratarlos como “ángeles” o “ejemplos de vida”, algo que casi todos me dicen que no les gusta. Son solo personas con una discapacidad, que es algo más en la vida (como buscamos reflejar en este video). También a usar los términos correctos para no herir a nadie.
—¿Cuáles creés que son los prejuicios más extendidos hoy en la sociedad sobre las personas con discapacidad?
—Los prejuicios aparecen a partir de la ignorancia, no se trata de maldad. Por ejemplo, alguien que le habla de una manera lenta a alguien en silla de ruedas porque piensa que puede tener alguna discapacidad intelectual. O una persona ciega en la esquina lo agarrás del brazo para cruzar y quizás está esperando a alguien. Por eso lo importante es preguntar, no accionar directamente. Otro ejemplo: una vez fuimos con Diego, un muchacho ciego, al baño. El baño de personas con discapacidad estaba ocupado y el guardia se enojó. Pero Diego le aclaró que él estaba en silla de ruedas, por lo cual no necesitaba ese baño. En síntesis, solemos ver a la discapacidad como algo general, cuando cada caso es distinto.
A su vez, un prejuicio muy extendido es que si tenés una discapacidad no podés hacer muchas cosas como estudiar o trabajar. El prejuicio sería “discapacidad=mediocridad”. Es algo que buscamos desterrar, sin mostrar a las personas con discapacidad como ídolos.
—¿Vos tuviste que lidiar con tus propios prejuicios?
—Claramente sí. Todos los tenemos. Lo veo como algo normal sobre otras personas. Uno aprende comunicándose, conversando. Y es interesante que hablamos de las personas con discapacidad como un grupo homogéneo, pero hay muchas personas con discapacidad que piensan muy distinto entre sí.
—¿Recordás algún ejemplo de cómo el trabajo de Todos Hacemos Música haya ayudado a erradicar estos prejuicios?
—Mati fue mi primer paciente de musicoterapia. Como no habla, pensé “vamos a hacer lo mejor, pero no habla…”. Él maneja la computadora con un teclado adaptado para usar con los pies y compone canciones. En estos años se recibió en diseño multimedia y él hace logos y diseños para las redes de Todos Hacemos Música. Me enseñó muchísimo. Sorprende día a día.
—¿Cómo impacta a los músicos sin discapacidad participar de las actividades que hacen?
—Es maravilloso. Hay músicos famosos y no famosos que se sorprenden mucho. Hace poco les pregunté a músicos de gran trayectoria que trabajaron con nosotros si había hecho alguna vez música con personas con discapacidad antes. Uno capaz como músico sin discapacidad cuando hace música con personas con discapacidad lo hace pensando en que el otro la pase bien, pero luego se sorprende porque hay músicos con discapacidad que la rompen.
Esta entrevista se publicó originalmente en la newsletter OXÍGENO. Podés suscribirte acá.
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