Quizás sea difícil imaginar que, después de criarse en un pueblo que fue "quemado en un 99 % por el ejército serbio" (palabras del artista) y refugiarse en un campamento en Albania, Petrit Halilaj, un niño ambidiestro y talentoso para garabatear terminaría exponiendo en las bienales de arte más importantes del mundo, e inaugurando una muestra en el Museo Metropolitano de Nueva York, una de las referencias para la cultura global.
Sin embargo, esta fue la trayectoria del artista kosovar que pasó años recorriendo escuelas del sudeste de Europa para estudiar los dibujos de sus pupitres y así inaugurar Abetare (2024). Esta incluye las clásicas figuras obscenas que se encuentran dibujadas en cualquier colegio, junto con referencias a fuerzas armadas de la OTAN y a una canción de Dua Lipa.
Sobre el artista Petrit Halilaj
Petrit Halilaj nació en 1986 en Kostërc, un pueblo chico en las afueras de la ciudad de Runik (Kosovo). Su infancia estuvo signada por el conflicto bélico. Mientras iba al colegio, la península balcánica era asediada por las disputa étnica y religiosa, junto a las consecuencias más brutales de la Segunda Guerra Mundial. Después de que las fuerzas serbias incendiaran la casa de de Halilaj en 1999, en el apogeo de la guerra de Kosovo, su familia huyó a Albania.
En un campamento de refugiados, trabajaba un equipo de psicólogos italianos que entregaba marcadores a los niños alentándolos a dibujar, con la esperanza de que los ayudara a procesar el trauma de los años de guerra. El equipo quedó impresionado con la habilidad de Petrit (con 13 años), que realizaba ilustraciones complejas de gallinas y pavos reales con ambas manos.
Ya mayor, el artista se formó en la Academia de Bellas Artes de Brera (Italia) y empezó a representar a Kosovo en importantes eventos artísticos globales, como la Bienal de Berlín o la Bienal de Venecia. Su país de origen fue siempre un eje central en su obra. En una exposición en la reputada feria de Arte Contemporáneo Art Basel, por ejemplo, Halilaj exhibió 60 toneladas de tierra de Kosterrc en un cubo blanco.
Abetare, su proyecto para el Museo Metropolitano de Nueva York
El 30 de abril, se inauguró en el Museo Metropolitano de Nueva York la muestra de Halilaj Abetare. Cuando la Comisión Curatorial de la Terraza de este museo lo invitó, el artista supo de inmediato que tenía que volver al primario. Viajó por varias escuelas del sudeste de Europa para documentar los garabatos que generaciones de escolares dejaron en sus pupitres y paredes. Los casuales dibujos de chicos aburridos en clase sirvieron como fuente y modelo para las esculturas que ahora adornan el horizonte neoyorkino.
Esta idea surgió de un viaje personal. Kosovo se independizó en 2008 y, cuando el artista vacacionó en su pueblo natal en el año 2010, visitó su escuela (cuyo edificio, destacablemente, sobrevivió a la guerra). En conversación con The New York Times, Halilaj comenta: "El ejército serbio había quemado el 99 % del pueblo, este era uno de los pocos edificios que quedaban, ¡y aún así iba a ser demolido para hacer una construcción nueva y barata!".
Su relato de la visita continúa con una intervención inesperada: un grupo grande de chicos (algunos de los cuales lo conocían y sabían que era artista) guiaron su expedición. Uno en especial lo llamó para que viera los dibujos de los pupitres. "Los pupitres verdes eran los mismos que desde antes de la guerra. Son más antiguos que yo, con 40 años de secretos inconscientes. Hasta poseen un aspecto enciclopédico, plasman capas y capas de generaciones. Se ve al mismo tiempo lo locales y globales que son este tipo de dibujos", desarrolla el artista.
Conmovido, Petrit le pidió por favor al director si podía salvar al menos un aula de pupitres. Para lograrlo, hizo un trato con el director, financiando las nuevas mesas escolares. Los pupitres fueron exhibidos en una muestra en Colonia (Alemania) en el 2015.
Pero la escuela del barrio natal era solo en principio de este viaje, que continuó por Kukës (Albania), donde Halilaj fue refugiado. Siguió por Rožaje, en Montenegro, donde solía ir de vacaciones antes de la guerra. También visitó todos los países de la ex Yugoslavia, excepto Serbia. "Tuve la ayuda de expertos en educación, o de museos, o incluso de artistas locales, que me acompañaron en todas partes. Porque, de lo contrario, es difícil convencer a un director de escuela de que no sos un maníaco pidiendo entrar al aula a ver dibujos de niños. Hay que tomarse el tiempo y construir confianza", agrega entre risas.
Varios guiños y referencias se encuentran en las esculturas, como las letras "KFOR", que son las siglas de la fuerza de mantenimiento de paz de la OTAN en Kosovo. Además, aparece la abreviación "IDGAF" que, además de ser un insulto en inglés (significa "me importa un bledo"), es una canción de Dua Lipa.
La cantante se crió en Kosovo y fue nombrada "Embajadora de honor" en 2023 por su presidente Vjosa Osmani. "Es un tributo a ella, pero también es una pequeña celebración de nuevas posibilidades. Tanto localmente en Kosovo como regionalmente, hay una oportunidad para que las nuevas generaciones cuestionen realmente todas estas narrativas históricas y nacionalistas estáticas que son tan difíciles de cambiar" considera Petrit Halilaj.