Una empresa de base tecnológica produce y distribuye bioetanol para cocinar en los barrios de Nairobi- RED/ACCIÓN

Una empresa de base tecnológica produce y distribuye bioetanol para cocinar en los barrios de Nairobi

 Una iniciativa de Dircoms + INFOMEDIA

La exitosa start-up KOKO vende un combustible más barato y ecológico que el querosén o el carbón con los que se suele cocinar en los hogares pobres. Lo provee en puestos de autoservicio ubicados en los mismos barrios donde viven sus usuarios. Así, además de bajar los costos se previenen daños en la salud causados por el humo en las viviendas: en Kenia, 21 mil personas mueren cada año por enfermedades atribuibles a la contaminación del aire interior de los ambientes.

Una empresa de base tecnológica produce y distribuye bioetanol para cocinar en los barrios de Nairobi

Intervención: Marisol Echarri

Son como cajeros automáticos pero no entregan dinero. Hay más de 600 distribuidos en los barrios periféricos de Nairobi, la capital de Kenia. La empresa de base tecnológica KOKO los emplazó estratégicamente en tiendas y mercaditos y los denominó Puntos KOKO. Los clientes pueden comprar ahí combustible de bioetanol en pequeñas cantidades para cocinar de un modo ecológico y económico.

Los habitantes de las zonas más alejadas del centro urbano de Nairobi suelen usar gas, querosén y carbón para cocinar, pero desde la consolidación del proyecto de la empresa KOKO, el bioetanol ―más barato, seguro y menos contaminante― comenzó a ganar terreno entre los pobladores de esta metrópoli cosmopolita.

Los puntos azules de recarga de bioetanol para cocinar empiezan a ser parte del paisaje en los barrios de Nairobi.

Nairobi es la ciudad más habitada de África Oriental, donde viven más de 4 millones de pobladores. Su nombre significa “el lugar de aguas frescas”, aunque es conocida como la “ciudad verde en el sol".

Además del bioetanol, KOKO vende las cocinas a 40 dólares estadounidenses. El usuario la recibe junto con una botella reutilizable que está identificada con su número de teléfono móvil y puede hacer sus compras de combustible mediante una cuenta digital.

Quienes se volcaron al uso del  etanol para cocinar en sus viviendas o en tiendas de comida destacan que sus ambientes ya no están más invadidos por el humo negro que emana el carbón. Ese humo negro siempre fue una característica de las comunidades más pobres.

Los artefactos para cocinar con bioetanol también empiezan a verse en casas de venta de comida: reducen costos y no llenan de humo el ambiente.

“Hasta ahora ha sido muy económico, sin humo, más rápido de usar cuando estás cocinando. Y es fácil de controlar”, dijo en VOA News Regina Anyango, que está al frente de un negocio comida en Kangemi, un barrio de Nairobi que visitó el Papa Francisco en 2015 y donde condenó lo que llamó “la atroz injusticia de la marginación urbana”.

La capital de Kenia es un sitio de contrastes entre su centro urbano de torres de altura ―con una fuerte presencia británica, herencia del dominio colonial que duró hasta 1963― y los barrios periféricos donde el agua potable es un bien escaso. La alimentación del país depende de pequeños agricultores que suelen tener inconvenientes en el acceso a los recursos financieros y a los mercados. También, Nairobi es sede de compañías y organizaciones, incluido el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). En este contexto surgió la start-up KOKO con su innovador proyecto que combina tecnología y biocombustible.

Los clientes de KOKO reciben junto con la cocina un botellón reutilizable para cargar el bioetanol y almacenarlo.

Michael Wakoli, jefe de Operaciones de Combustible en KOKO, aseguró en VOA News que el etanol es un combustible más práctico y conveniente de usar, y puntualizó que las estaciones de autoservicio están en áreas de Nairobi con grandes poblaciones que generalmente están desatendidas. En la web de la empresa anunciaron que dentro de poco el proyecto se extenderá a diez ciudades más de Kenia.

KOKO ha tenido un crecimiento sostenible: desde su lanzamiento en 2020 sumó más de 200 mil clientes y 500 empleados.

Menos costo y menos emisiones

El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente sostiene que el bioetanol de caña de azúcar puede reducir las emisiones entre un 40 y un 62 % respecto de los combustibles derivados del petróleo. Los biocombustibles son sustancias producidas con biomasa o materia orgánica. A diferencia de los combustibles como el petróleo, carbón o gas natural que provienen de energía almacenada durante largos períodos en los restos fósiles, se obtienen de una fuente de energía renovable y su producción es mucho más rápida.

El bioetanol es un alcohol que se produce a partir de distintas fuentes vegetales: los almidones son convertidos en azúcares, estos azúcares se fermentan y convierten en etanol, que luego es destilado en su forma final.

La caña de azúcar es la que ofrece más ventajas energéticas, aunque también se utiliza el maíz. Wakoli describió que el bioetanol producido en Nairobi estaba basado en melaza, un subproducto de desecho del proceso de refinación del azúcar.

Más de 70 países trabajan en conjunto para lograr la neutralidad de sus emisiones de carbono para el año 2050 y se comprometieron a mejorar sus compromisos climáticos internacionales en virtud del Acuerdo de París. La forma en que estas promesas de los Estados y del sector privado se traducirán en acciones será crucial para garantizar que el calentamiento global pueda limitarse a menos de dos grados centígrados. Desde el Banco Mundial sostienen que los países aún tienen la oportunidad de trazar un camino de desarrollo verde e inclusivo: “Las decisiones que se tomen ahora determinarán hasta qué punto el mundo experimenta nuevos avances de desarrollo, la creación de empleos sostenibles y una transformación económica resiliente y con bajas emisiones de carbono”, dice en uno de sus documentos.

 “Hacer las inversiones correctas puede dar lugar a beneficios de corto plazo —empleo y desarrollo económico—, así como de largo plazo para las personas, que incluyen la descarbonización y la resiliencia. Los programas para incentivar las bajas emisiones de carbono pueden impulsar la creación de nuevos empleos sostenibles, inclusivos y equitativos”, agrega.

Los usuarios del bioetanol hacen al menos una recarga semanal en los puntos azules; compran en pequeñas cantidades y pagan en su cuenta digital.

 África representa solo el 2 % del comercio en el mercado mundial de carbono, con Sudáfrica y Nigeria a la cabeza. No obstante, desde el Banco Africano de Desarrollo (BAfD) se lanzó un plan de asistencia técnica de dos años, el Programa Africano de Apoyo al Carbono. En este contexto se inscribe KOKO, que si bien es todavía un un desarrollo emergente, comienza a brindar soluciones en contextos vulnerables.

La empresa se creó en 2014 y para el desarrollo y distribución del bioetanol se asoció con Vivo Energy, que distribuye combustibles Shell y Engen en África. Murray sostiene que las empresas como Shell son una especie de “arteria” para la distribución de combustible líquido. La tecnología de KOKO permite que el etanol reduzca costos de distribución. Los clientes pagan por adelantado antes de recogerlo en las tiendas. Necesitan, en promedio, al menos una recarga semanal del botellón. El contacto es frecuente y regular.

Menos humo en los hogares

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo alrededor de 3 mil millones de personas cocinan y calientan sus hogares con fuegos abiertos y cocinas en las que queman biomasa —madera, excrementos de animales o residuos agrícolas— y carbón. Cada año mueren prematuramente más de 4 millones de personas por enfermedades atribuibles a la contaminación del aire de los hogares como consecuencia del uso de combustibles sólidos para cocinar.

En el mundo, 3 mil millones de personas cocinan con fuegos abiertos y usan combustibles como madera o carbón.

En Kenia, más de 21 mil personas mueren por año por enfermedades atribuibles a la contaminación del aire interior. Por ello, la solución de KOKO se basa en un combustible líquido que se quema de manera más limpia y se almacena de forma más segura. La red de comercios de cercanía que estableció la empresa abarata los costos y permite a los clientes comprar en pequeñas cantidades. Al proveerlos de una botella reutilizable, evita que se usen otros plásticos.

Los combustibles sucios dominan el mercado de la cocina en las cuarenta ciudades más grandes de África, sostiene Greg Murray, director ejecutivo de KOKO Networks. Solo las personas de altos ingresos pueden permitirse usar gas para cocinar, los que están en la base de la pirámide urbana lo hacen con querosén y carbón, que están en el origen de las enfermedades respiratorias, las emisiones de carbono y la deforestación.

***

Esta nota forma parte de la plataforma Soluciones para América Latina, una alianza entre INFOBAE y RED/ACCIÓN, y fue publicada originalmente el 11 de octubre de 2021.

Podés leer este contenido gracias a cientos de lectores que con su apoyo mensual sostienen nuestro periodismo humano ✊. Bancá un periodismo abierto, participativo y constructivo: sumate como miembro co-responsable.