Era cuestión de tiempo que la inteligencia artificial llegue a la industria del cine. De hecho, algunas herramientas que se usan en la posproducción ya están potenciadas con esta tecnología. Pero generar contenidos cinematográficos con IA, aunque cada vez más frecuente, despierta interrogantes acerca del futuro del séptimo arte.
Un ejemplo claro de esto se evidencia con la llegada de DreamFlare AI, una startup que busca profesionalizar los contenidos cinematográficos generados con inteligencia artificial y monetizarlos a gran escala, según informa TechCrunch. Puesto en otras palabras, sería como una especie de “estudio” o “productora” donde los creadores pueden trabajar a la par de narradores profesionales y potenciar sus videos con diferentes herramientas.
Las personas detrás de esta idea son Josh Liss, un antiguo empleado de Google, y Rob Bralver, director de documentales. Ellos no ofrecen una tecnología de inteligencia artificial para crear contenidos, sino más bien les dan el espacio y luego distribuyen el resultado final a través de un servicio en línea por suscripción.
Un porcentaje de las ganancias será repartido entre estos nuevos “directores”. Por el momento, hay alrededor de 100 creadores de contenidos que lanzaron sus películas en la plataforma. Los géneros varían desde ciencia ficción y comedia, hasta misterio y thriller.
En detalle, las personas pueden usar cualquier tipo de herramienta de inteligencia artificial para crear sus videos. Sin embargo, esto también trae a la mesa un consideración sobre los derechos de autor, ya que muchos de los servicios que hoy usamos de IA generativa como Stable Diffusion, MidJourney o Sora están entrenadas con contenidos de artistas, directores y actores reales (sin su consentimiento y sin una remuneración justa, claro).
Aunque DreamFlare asegura que ellos tienen un proceso “riguroso” para revisar que los contenidos que se publiquen en su plataforma sean totalmente originales, hay que ver cuál es el porcentaje de veracidad detrás de esta afirmación. Marco Berger, director argentino de cine, dice en diálogo con RED/ACCIÓN que hoy los artistas se enfrentan a una lucha injusta contra una tecnología muy avanzada que, en definitiva, "robó los trabajos de millones".
“Lo primero que siento es descontento. Pero supongo que le habría pasado también a un pintor de retratos cuando apareció la fotografía”, confiesa Berger. “Aunque sí lo veo como un lugar donde podría aprender y volcar mi imaginación, también las películas que yo hago involucran a un montón de personas y, sobre todo, al mundo que me rodea”, profundiza.
Los contenidos de DreamFlare AI, que aún está en su versión beta, se alejan de lo que hoy vemos en el cine o las plataformas digitales. Todavía le falta. Sin embargo, Berger destacó que el proyecto solo tiene dos años en marcha y que probablemente aquellas imágenes toscas que hoy se ven en 10 años seguro se perfeccionarán.
“Si en un tiempo se crean películas perfectas, con personas imaginarias o reales, del pasado o del presente, el factor humano de la forma que trabaja hoy desaparece”, reflexiona. “Aparece, entonces, una nueva persona que da indicaciones a una inteligencia artificial y le pide plano por plano que vaya construyendo. Algo, desde mi punto de vista de artista y humano, terrible”, finaliza.