¡Buenas tardes! En estos días somos testigos de la inmensa generosidad de nuestro pueblo para ayudar a una chica de siete años.
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Para dar una idea de lo que quisiéramos compartir, imaginemos una larga fila de personas. Con una característica: en esta fila de personas hay chicos, grandes, familias, distintos profesionales. Con distintos vestidos, algo muy multicolor. Una cola que empieza con tres personas, luego son 30, luego 100. Luego son dos o tres cuadras. A través de las horas siguen las cuadras, es increíble, cuesta recorrer la fila. Pasa el primer kilómetro. Más personas llegan, y al otro día la fila continúa creciendo. Llega la noche y aparecen más personas. Y lo mismo al día siguiente en esta fila que es al mismo tiempo imaginaria y real.
Esta fila, vista desde un drone, ya cuesta recorrerla: lleva mucho tiempo ver dónde comienza y termina. Y al cuarto día, esta fila tiene más de 400 kilómetros.
Esta fila imaginaria tiene que ver con una historia compleja, de la cual hablamos un poco en la última edición de OXÍGENO. Emily, una chiquita de siete años, tuvo una serie de tratamientos a partir de un diagnóstico de leucemia. Mejoró al principio y luego la leucemia volvió a aparecer. Con todas las opciones agotadas en Argentina, ahora requiere de una medicación, de un tratamiento muy preciso que solo se le puede suministrar en Barcelona. Es urgente, el viaje debe ser pronto.
El viaje requiere una cifra impensada, enorme, de dinero. Y que se junta contra reloj: deben juntarse 80.000.000 de pesos en 15 días. En cuatro días llega el abrazo y la ternura de tanta gente que simbolizamos en esta extensa fila.
Tras cuatro días de campaña, cuando comenzaba esta reflexión, ya se había superado la mitad del dinero requerido. Es como si una o dos personas por segundo hicieran su aporte. Como si cada minuto 70 argentinos hicieran su aporte. Unas 4.600 personas por hora. En los primeros cuatro días 100.000 personas por día abrazaron a Emily. Emily llenó 8 estadios completos imaginariamente en solo cuatro jornadas, en las que se juntaron 120 pesos por segundo, 7.600 pesos por minuto, 450.000 pesos por hora y 11 millones de pesos diarios.
Y la solidaridad siguió: hasta ayer, luego de 8 días de campaña, se juntaron 61 millones de pesos. La meta está más cerca, pero aún falta.
La historia de Emily y esta campaña revela lo que tratamos de descubrir a menudo: la tremenda capacidad de dar de la especie humana, de la Argentina. La tremenda generosidad. Esa manera de acompañar. Porque se le suma a lo económico (que es estrictamente necesario) el gesto de ser tantos, tantísimos, con esta tremenda generosidad.
Es un tremendo consuelo para la familia, que sienten que no están solos, que hay una comunidad. Una historia de dolor donde se revele esta cultura solidaria de nuestro pueblo, de nuestra gente. Conmovedora. Se baten récords tras récords. Y, por supuesto, necesitamos seguir aportando hasta cubrir los gastos y que Emily tenga su tratamiento.
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“Estamos impresionados, desbordados de amor, nunca imaginamos la forma como se va dando esto. Los pequeños y grandes, enormes, gestos de solidaridad nos alientan a seguir. A veces pensamos que nuestra sociedad está perdida...pero estos días descubrimos que hay todavía personas con un corazón enorme. ¡Hay amor y hay compasión!”, nos dijo Daniela, la mamá de Emily, en nombre de la familia. Una familia que desborda gratitud: “Ojalá la ayuda vuelva a cada uno mucho más”.
La campaña por Emily ha recorrido el mundo: se han hecho donaciones y posteos pidiendo colaboración en lugares tan remotos como Taiwán o Arabia Saudita. Y sorprende. “He ayudado en la recaudación de fondos a más de 150 niños en estos últimos 4 años y nunca vi a alguien ser ayudado tan rápida y masivamente como Emily", dijo una secretaria del Hospital San Juan de Dios, donde la niña precisa hacer su tratamiento.
Si querés conocer cuáles son las distintas vías para donar, tanto desde Argentina como desde el exterior, podés ingresar al sitio web de la campaña o a la cuenta de Instagram.
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La solidaridad inmensa y hermosa de nuestro pueblo para ayudar a Emily no solo se expresa en el cuánto, sino también en el cómo. En los días pasados hemos visto ejemplos de distintas maneras de ayudarla, de cómo desde la ternura de tantos y tantas brota el ingenio para sumar a la causa.
Cada uno o cada una desde su lugar, desde su profesión, desde sus oportunidades. Por ejemplo, una joven profesional que ofrece una capacitación a cambio de un aporte para Emily. O comerciantes que sortean productos entre quienes hagan una donación para la campaña. Eventos deportivos en los que la recaudación se destina a ayudarla. O personas que comparten su auto para viajar de una ciudad a otra y que, en lugar de dinero para los gastos de combustible, piden una donación a Emily. O de sus compañeros de la escuela, que salieron casa por casa a recaudar y juntaron miles y miles de pesos.
Hermosa solidaridad, que rompe moldes por amor.
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Te recuerdo una invitación exclusiva para suscriptores de OXÍGENO. Se trata de un espacio para aprender más sobre cómo avanzar en una sociedad más inclusiva. La próxima semana, David Flier y yo vamos a moderar una conversación con Alexia Ratazzi, psiquiatra infanto-juvenil especialista en autismo, cofundadora de PANAACEA. Quizás leíste nuestra campaña del mes (que cuenta cómo ayudar a personas con autismo), o el tema te interesa. Abril es el mes sobre la concientización sobre autismo, y por eso Alexia es la invitada de la próxima edición de Un Café con, la serie de charlas con especialistas que promovemos desde RED/ACCIÓN.
📅Va a ser el 27 de abril a las 12:30. Para sumarte, hacé clic acá.
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Cuatro preguntas sobre la app Emocionalmente [Por David Flier]. Emocionalmente se enfoca en que las personas de todas las edades aprendan las emociones; las reconozcan en el otro; las asocien en situaciones de la vida cotidiana; y pongan en práctica formas de manejarlas. En esta entrevista, Francisco Michref, director de Asuntos Públicos y Sustentabilidad de Globant, una de las empresas que participó de su creación, cuenta más sobre la app (que podés descargar acá).
—¿Cómo surgió la idea de crear la app?
—Hace varios años (casi 10) que Globant viene colaborando con el proyecto DANE en la realización y donación de aplicaciones para la comunidad de personas con discapacidad intelectual. Entre ellas hicimos junto a ASDRA, las apps Sonigrama y Dibugrama, que servían especialmente a los chicos con síndrome de down. La metodología es convocar a ONG especialistas en las distintas discapacidades que cuentan los problemas recurrentes del colectivo y después junto a las compañías tecnológicas hacemos sesiones de ideación para definir una solución digital. Y así nacen las apps. En este caso se trabajó de cerca con APADEA, PANAACEA y BRINCAR, quienes pusieron sobre la mesa la dificultad de varias personas (en especial personas con condiciones del espectro autista) a las que les cuesta distinguir las emociones y por ende relacionarse con los demás.
—¿Cómo fue el proceso de crearla? ¿Quiénes intervinieron?
—El proceso fue de iteración continua. Muchas reuniones multifacéticas cada una aportando desde su expertise para llegar a tener un producto disruptivo. Las 3 organizaciones arriba mencionadas, más DANE, más un equipo de Globers de diseñadores, programadores, analistas funcionales y otros perfiles más, hicieron posible esta aplicación.
—¿Quiénes pueden usarla? ¿En qué contextos?
—La idea es que la usen todas las personas que quieran percibir y entender mejor las emociones. Desde niños pequeños a gente grande. No está limitado a personas con discapacidad y los contextos son múltiples. La idea de tenerlo en el celular es que puedan recurrir a la aplicación cuando lo requieran.
—¿Qué resultados vieron entre quienes usan la app?
—Los testeos realizados fueron muy auspiciosos. Los chicos se motivaban probándola como si estuviesen jugando gracias a algunas variables de gamification que sumamos. Y a lo largo del uso, se vio un avance muy auspicioso en la comprensión.
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Y hablando de aplicaciones para una sociedad más inclusiva, otra que hay que celebrar es 911 Sordos. Es una aplicación para celulares para que personas sordas se comuniquen con el canal de emergencias de la ciudad de Buenos Aires y que comenzó a funcionar hace pocos días. Mediante esta app se activa una videollamada, en la cual participan, además de un operador del 911, una intérprete de Lengua de Señas Argentina (LSA).
La aplicación, disponible para teléfonos de sistema Android e iOS, fue desarrollada por el Ministerio de Justicia y Seguridad en colaboración con la Asociación Sordomudos de Ayuda Mutua (ASAM) con la que se firmó un convenio de colaboración y trabajo conjunto.
Cuidate mucho, cuidalas mucho, cuidalos mucho.
Te mando un gran abrazo.
Juan