Gary Leung nació hace 50 años en Hongo Kong con una enfermedad poco frecuente: retinitis pigmentaria. Esto hizo que desde pequeño tuviera problemas de visión y que desde los 25 años quedara ciego: solo puede distinguir luz de oscuridad. Aquello fue un duro golpe y fue gracias a las carreras de larga distancia que salió adelante. Tan lejos llegó que recientemente completó una carrera a beneficio de 2.300 kilómetros en 40 días a lo largo de Japón.
“Aunque necesito confiar en la guía visual de los demás, no soy peor que los atletas que pueden ver”, contó una vez a la sociedad de atletas ciegos de su país. “Las competencias en la vida no están restringidas por la disminución de la vista”, agregó.
Cuando Leung perdió la vista, entró en depresión. Perdió la confianza en sí mismo e incluso confesó que sopesó la idea del suicidio. Un día se unió al equipo de maratón de atletas ciegos, casi como una forma de evitar el hastío de quedarse en su casa. Y a partir de ahí todo cambió. Lo conmovieron el esfuerzo de su entrenador y de un corredor guía, y decidió esforzarse por ser mejor. Pasó de agitarse a correr pocos metros a sus primeras carreras de 10 kilómetros. Luego, completó varios maratones (42,195 km).
Leung se convirtió en el primer corredor de su país en recibir una licencia de entrenador en carreras de larga distancia. Y hasta participó de varias carreras más extensas, como el Maratón de Hielo Antártico de 100 kilómetros (fue la primera persona ciega en completarla) y los 400 km ‘Ultra Gobi’, que se considera una de las carreras más difíciles.
Ahora, acaba de terminar la Dark Run de Japón, una carrera benéfica de 2.300 kilómetros en 40 días, que recorrió desde la ciudad de Kagoshima, en el sur del país, hasta Aomori, en el norte. El desafío implicó para Leung y sus guías (que marcan la dirección de los corredores ciegos) avanzar 50 kilómetros cada día, según informó CNN.
La carrera tenía un fin solidario: recaudar dinero para jóvenes con enfermedades avanzadas. Se juntaron 38.000 dólares, que fueron donadas a la ONG Make-A-Wish Hong Kong.
Más allá de eso, Leung señaló que buscaba transmitir un mensaje. “Quería mostrarles a los niños que todos tenemos nuestros obstáculos, pero debemos afrontarlos de frente y con valentía. Cuando se enfrentan a los suyos —muchas personas sufren dificultades peores— pueden ver que es posible superarlas”.
Además, busca dejar como legado la importancia del deporte para salir adelante. “Quiero ayudar a mis amigos más jóvenes con discapacidades similares a aprender a amar el ejercicio. Hacer actividades físicas no es tan fácil para ellos como lo es para las personas sanas, por eso quiero mantener una plataforma donde podamos seguir brindándoles apoyo y que ellos puedan hacer lo mismo por los demás”, dijo.
Este año, su gran objetivo es es el Marathon des Sables, una carrera de 250 kilómetros por desierto entre Marruecos y Francia. A largo plazo, sueña con atravesar corriendo Corea del Sur, tal como ya lo hizo en Japón.