(Katowice, Polonia) 29 estudiantes de escuelas polacas entonan un llamado el último día de las negociaciones climáticas y repiten “¿Qué hay de nosotros?”. Su compañera de 15 años, Malgorzata Czachowska, asegura a la prensa: “Los líderes saben lo que tienen que hacer”. Los carteles muestran el tiempo científico que nos queda para revertir la situación: 12 años.
La conferencia anual de Naciones Unidas (ONU) en cambio climático, COP24, concluyó en la noche del último sábado en Katowice, Polonia. Dejó un documento de 133 páginas que aún se analiza. Dejó el logro de un camino a seguir. Dejó un sabor amargo que transforma esa afirmación de Malgorzata en un interrogante: ¿Los líderes hacen lo que tienen que hacer?
Lejos de los tecnicismos y augurios de éxitos, aquí tres preguntas para comprender lo que esta Conferencia de las Partes nos dejó para continuar en la senda de la acción ante el cambio climático… antes que sea demasiado tarde.
1. ¿Hubo acuerdo?
Afortunadamente y después de extensas horas extras de negociaciones que parecían no concluir nunca, la respuesta hoy es favorable. Como nos había anticipado a RED/ACCIÓN Patricia Espinosa, secretaria ejecutiva de la Convención Marco de Naciones Unidas en Cambio Climático (CMNUCC), esta COP24 tenía el gran desafío de definir un paquete de reglas que marcara el rumbo de cómo implementar el Acuerdo de París -principal documento consensuado entre los países para hacer frente al cambio climático-.
En suelo polaco y frente a un multilateralismo en crisis, ese “rulebook” o reglamento fue aprobado. “¡Es un excelente logro!”, expresó Espinosa finalizada la cumbre y argumentó: “Es una hoja de ruta para que la comunidad internacional aborde de manera decisiva el cambio climático. Si bien algunos detalles deberán finalizarse y mejorarse con el tiempo, en términos generales se avanzó”.
Las reglas que se aprobaron guiarán la implementación del acuerdo: cómo se unificarán los criterios de medición de emisiones contaminantes, cómo se harán más transparentes las acciones de reducción de emisiones a través de la presentación de reportes periódicos, cómo dar seguimiento al financiamiento para apoyar a las economías con menos recursos a implementar políticas de mitigación y adaptación.
Hubo un tema en el que las partes no llegaron a consenso, por diferencias con Brasil: los mecanismos de mercado, que proporcionan instrumentos flexibles para disminuir los costos de reducir las emisiones. Este punto del reglamento pasó a discusión para la siguiente conferencia.
2. ¿Fue ambicioso?
Manuel Pulgar Vidal, Líder de Clima y Energía del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), ayuda a responder este interrogante: “Los líderes mundiales llegaron a Katowice con la tarea de responder al último informe científico, que dejó en claro que sólo tenemos 12 años para reducir las emisiones a la mitad y evitar un calentamiento global catastrófico. Han logrado avances importantes, pero lo que hemos visto en Polonia revela una falta de comprensión fundamental por parte de algunos países de nuestra crisis actual. Afortunadamente, el Acuerdo de París está demostrando ser resistente a las tormentas de la geopolítica global. Ahora necesitamos que todos los países se comprometan a aumentar la ambición climática antes de 2020, porque el futuro de todos está en juego".
Cuando en 2015 se llegó a consenso en la capital francesa sobre el Acuerdo de París para hacer frente al problema, las partes pidieron al Panel Intergubernamental en Cambio Climático (IPCC) realizar un informe que evidencie cuál sería el escenario de un calentamiento global de 1.5°C como límite para 2100. Mientras que el Acuerdo establece un objetivo que se ubique por debajo de los 2°C para ese año.
Al respecto el Informe Especial del IPCC fue contundente: nos quedan 12 años para reducir al menos a la mitad las emisiones contaminantes y evitar los efectos más devastadores del cambio climático. Para que ello sea posible, los cambios deberían ser drásticos: desde las políticas de gobierno hasta las acciones cotidianas de los ciudadanos.
Como menciona Pulgar Vidal, todos llegamos a Katowice esperando un impacto de ese informe en las mesas de negociación. El resultado fue el contrario. Estados Unidos, Arabia Saudita, Rusia y Kuwait -principales países petroleros del mundo- se opusieron a darle la bienvenida al reporte científico. Aunque el resultado final fue “darle la bienvenida a su completa conclusión” en tiempo y forma. ¿Celebramos la puntualidad científica, pero no hacemos nada con ella?
Si hoy todos los países cumplen con sus objetivos nacionales de reducción de emisiones, lejos estamos de llegar a los 2°C y aún más al 1.5°C: estaríamos ante un calentamiento de entre 3 y 4°C. Entre tanto número, David Paul, ministro de Ambiente de la República de las Islas Marshall, da significado a estas cifras: “Para muchos aquí el 1.5°C es simplemente un número. Para nosotros, significa poder sobrevivir”. De continuar la generación de emisiones y el consecuente incremento de las temperaturas, el aumento en el nivel del mar amenaza con hacer desaparecer las islas que él representa.
3. ¿Cómo seguimos?
Pulgar Vidal citó una fecha que no debemos olvidar de ahora en adelante: 2020. Ese es el año en el que los países deberán presentar sus propuestas más ambiciosas de reducción de emisiones contaminantes. Es decir, no pueden ser las mismas ni inferiores a las publicadas con anterioridad. Deben ir por más.
Consciente de cómo funciona la política, el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, quiere asegurarse que ello ocurra. Por eso, convocó a los líderes a la sede en Nueva York en septiembre de 2019 para una Cumbre sobre el Clima donde espera que, al menos, le muestren cuáles son sus planes para alcanzar ese objetivo tan desafiante.
Luego, será el turno de la región latinoamericana para dar el protagonismo en el liderazgo de las negociaciones. Finalmente, Chile será sede de la 25° edición de la COP. Con una fecha aún a confirmar entre fines de 2019 y principios de 2020, la COP25 será la oportunidad para que las decisiones políticas se alineen a la emergencia climática que ya ha evidenciado la ciencia.
Si Polonia había tenido la paradoja de ser sede de la COP24 y contar con un 80% de su electricidad procedente de la quema de carbón, Chile cuenta aún con tiempo para ir en línea con el nuevo desafío que asumió y sumarse a la firma del Acuerdo de Escazú, el documento que busca garantizar la participación de los ciudadanos en temas ambientales en América Latina.
La joven Malgorzata se expresó cantando con sus compañeros gracias a otra joven: la activista sueca Greta Thunberg, protagonista de esta conferencia que movilizó a cientos de estudiantes alrededor del mundo para exigir a los líderes acciones urgentes.
Entre tantas discusiones, tantas conferencias en agenda, tantas promesas, las palabras de la estudiante polaca responden por sí solas cualquier interrogante que uno pueda hacerse: “El tiempo para hablar ha terminado, el tiempo para actuar es ahora”.