¡Hola, bon vivant! Llego a tu casilla con una nueva edición de CHILLAX. En esta ocasión te comparto mis últimas experiencias en el mundo del streaming. Además, un pequeño recordatorio: las mejores terrazas de la ciudad están al alcance de la mano. Vale la pena escabullirse en ascensores de hoteles y subir a mirar la puesta de sol (¡con reserva previa!).
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BITÁCORA DEL NETFLIX AND CHILL
- Prometeme que vas a mirar Supongamos que Nueva York es una ciudad (qué malos pueden ser los títulos traducidos al español, por Dios). Esta delicia de serie consiste básicamente en Fran Lebowitz hablando y caminando por Nueva York. Pero ¿quién es Fran Lebowitz? Es una escritora septuagenaria que ganó fama no tanto por los libros que publicó sino por sus geniales observaciones de la realidad. Al parecer, tiene un bloqueo creativo desde mediados de los noventas y no pudo publicar ningún libro desde entonces. Ahora se gana la vida dando conferencias y haciendo apariciones en televisión (sobre esto dijo: “Es lo que siempre quise hacer toda mi vida. Que la gente me pregunte y opinión, y que no puedan interrumpirme”).
Lebowitz detesta los teléfonos celulares y es una activista en favor de los derechos de los fumadores (alguien tenía que defenderlos). El episodio en el que habla sobre temas de salud es imperdible: “Los malos hábitos pueden matarte, pero los buenos hábitos no van a salvarte”, explica. Y carga contra la cultura del wellness o bienestar: “¿Qué es el bienestar? ¿Salud extra? Para mí, el bienestar es codicia. Ahora no alcanza con no estar enfermo, hay que sentirse bien”.
- Salieron dos capítulos especiales de la serie Euphoria, uno de los mayores éxitos de HBO en el último tiempo. Después del primer episodio, que se centra en la vida de Rue (una adolescente adicta a las drogas), el segundo se centra en Jules, encarnada por la actriz Hunter Schafer. Así como Jules en la ficción, Schafer es una joven transgénero (y terminó convirtiéndose, en la vida real, en ícono y portavoz para esa comunidad). Un detalle no menor: el capítulo tiene como cortina un temazo hecho en colaboración por Billie Eilish y Rosalía que las artistas venían anticipando hace ¡dos años! y por fin salió a la luz.
- Dos series buenas y una mala: pasé buena parte de mi enero en Villa La Angostura, en casa de la familia de una amiga. Varias noches me quedé hasta la madrugada mirando Bridgerton en la laptop, con mi amiga durmiendo en la cama de al lado. Cada mañana, la misma pregunta:
—¿Qué serie estás mirando?
—Bridgerton.
—¿Está buena?
—Es pésima.
—¿Y por qué la ves entonces?
— (Silencio)
Jorge Luis Borges dijo “si un libro aburre, déjelo”. Si lo mismo aplica a las series, perdón, Borges, siempre tengo que terminarlas. Esta serie se podría resumir así: meté en una licuadora novelas playeras inspiradas en Orgullo y prejuicio y todas las temporadas de Gossip Girl, y voilá, tenés Bridgerton.
Sinopsis formal: una misteriosa periodista de chimentos (a quien pone la voz Julie Andrews) publica en un panfleto, semana a semana, los chusmeríos de la alta sociedad inglesa de siglo XIX. Lo sorprendente es que, pasada la mitad de la serie, la cosa vira a una especie de soft porn, con escenas de sexo centradas en el placer femenino (esto último llamó mi atención porque es muy poco habitual).
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IR A CLASE EN PIYAMA
- ¿A vos te pasa como a mí que MasterClass no para de bombardearte con publicidades? “Helen Mirren enseña actuación”. “Joyce Carol Oates te tira la posta para escribir ficción”. “Herbie Hancock revela sus secretos a la hora de tocar el piano”. Demasiado bueno para ser verdad, ¿no? Pero caí. La insistencia publicitaria surtió efecto y decidí ver de qué se trataba. Entré en puntitas de pie, colgada de la suscripción de una amiga, y terminé dándome un panzazo de clases hasta las 3 AM. Mi conclusión: en dos horas (la duración promedio de estas clases) nadie llega ni a aprender a atarse los cordones, y mucho menos a sacar fotos como Annie Leibovitz. MasterClass es un parque de diversiones para curiosos o cholulos (como yo) que quieren chapotear en el proceso creativo o la filosofía de trabajo de gente muy grosa.
- El equivalente hispanoparlante de MasterClass es Domestika. Se fundó en 2002 como una página para fanáticos del diseño gráfico y terminó mutando en un semillero de cursos que literalmente explotó durante la cuarentena. Los contenidos están principalmente enfocados en branding, marketing y artes visuales.
Algunos de títulos más exitosos: “Google Ads y Facebook Ads desde cero”, “fotografía profesional para Instagram”, “creación de personajes manga”, “introducción al Photoshop”. Detalle no menor: hay promociones y descuentos todo el tiempo.
- Es sabido que Masterchef Celebrity fue uno de los grandes éxitos televisivos de 2020, año en el que la gente reconectó con la cocina a fuerza de cuarentenas estrictas. El hype que tuvo el programa (que ya prepara su segunda temporada) probablemente fue lo que inspiró a que surjan varias clases magistrales de cocina on demand. Una de ellas está protagonizada por los jurados de este programa (Donato de Santis, Damián Betular, Germán Martitegui); otra, por Juliana López May, y la última, por la dupla de Fernando Trocca y Claudia Fontán.
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CAZATERRAZAS
En días de calor como los de la semana pasada el único plan posible es encerrarse en un frigorífico o meter la cabeza en el freezer. Pero pasado el calvario y con una sensación térmica más amable ¿por qué no escapar a una terraza, donde uno puede disfrutar de una bebida fría y sentir el vientito en la nuca? Algunas opciones seductoras:
- Si entrás en el Alvear Palace Hotel y subís al piso 11, te vas a encontrar con dos opciones: una es quedarte picando y tomando cualquier cosa en modo snack, y la otra y más ambiciosa es enfilar para el Sushi Bar. Un secreto bien guardado: el choripán del Roof Bar es una cosa de locos. Dirección: Av. Alvear 1891, Recoleta.
- El Hotel Pulitzer Buenos Aires, sobre la 9 de julio, tiene en su piso 13 el Sky Bar. Vale la pena perderse en la vista de la avenida, con su característica mezcla de grandiosidad y decadencia. Una vez toqué un acústico en ese lugar y había tanto viento que no se escuchaba nada. Me acuerdo también que en un momento apareció Flor de la V vestida de gala y me aplaudió.
- Cosa distinta es el Trade Sky Bar, al que nunca fui pero tengo ganas. Ubicado en la intersección de las avenidas Corrientes y Alem, en lo alto de un edificio de estilo art deco, tiene una vista que abarca el CCK, Puerto Madero y el obelisco. Es ideal ir en horario after office y agarrar el atardecer. Indispensable ir con reserva previa.
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El ocio según… Antonio Birabent. Músico y actor, lanzó su primer álbum en 1993 y desde entonces grabó 20 discos. Formó parte de la banda de su padre, Moris, participó en ficciones como Tango Feroz o Verdad-Consecuencia y condujo el programa de televisión La Cueva. El sábado 13 de febrero, Birabent se presenta con Ariel Minimal en Strummer (Godoy Cruz 1631) a las 20 y 22 hs. A continuación, enumera las actividades que considera imprescindibles:
- “Tomar mate en la vereda es un antídoto contra el anonimato y la brutalidad urbana, una forma de traer un poco del campo a la ciudad”.
- “Caminar es la mejor forma de dialogar con Buenos Aires. Es una actividad un tanto anacrónica pero sigue siendo la manera ideal para no sentirnos tan inhumanos adentro de la ciudad”.
- “Recomiendo leer las Crónicas completas de Hebe Uhart. Me gustan porque es la expresión de una persona que mira atentamente (y esa es, tal vez, mi actividad preferida: mirar atentamente las cosas)”.
- “Considero que es bueno escuchar música instrumental porque hay demasiada palabra dando vueltas, y la palabra es maravillosa pero es muy falaz”.
- Si fuese el fin del mundo ¿con quién compartirías tu última cena? “Frente a un escenario tan apocalíptico no creo que tuviera ganas de cenar, pero sí aprovecharía el tiempo para conversar lo más plácida y alegremente con mi hijo, como una despedida”.
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Eso es todo por hoy. ¿Te encuentro el próximo jueves?
Una amiga siempre decía, con tono pícaro, “pasala bien y portate mal”. No hace falta que te portes mal (¿o sí?) pero vamos a por lo primero,
Delfi