La elección entre perros y gatos como mascotas es un tema recurrente de debate. Pero más allá de las preferencias individuales, la psicología detrás de esta elección revela detalles interesantes sobre las personalidades de las personas. Diversos estudios arrojaron luz sobre esta cuestión y llegaron a algunas conclusiones reveladoras.
Stanley Coren dirige el Laboratorio de Percepción y Neuropsicología de la Universidad de British Columbia (Canadá) y es autor de los libros The inteligence of dogs (1994) y How to speak dog (2001). Al ser psicólogo y amante de los perros, fue uno de los pioneros en investigar cómo la personalidad de una persona interactúa con la elección de mascota.
Los estudios de personalidad suelen basarse en la escala Ocean (llamada así por sus siglas en inglés), que tipifica a los individuos de acuerdo a cinco rasgos: apertura, conciencia, extroversión, amabilidad y neurosis (que se refiere a los cambios bruscos de humor). Coren, sin embargo, utilizó el modelo interpersonal Circumplex, basado en los ragos de extroversión, dominancia, confianza y calidez. Este cambio de modelo le permitía, además, realizar encuestas mas cortas a las personas que encontraba paseando a su perro.
Personalidad de los amantes de perros y gatos
Los resultados iniciales sugirieron que los amantes de los perros tienden a ser más extrovertidos y afectuosos, mientras que los amantes de los gatos son más abiertos y, sorprendentemente, más neuróticos. En otras palabras, aquellos que prefieren gatos tienden a mostrar un rango más amplio de emociones y estados de ánimo.
El análisis de Coren se vio respaldado por otros estudios, como el realizado por Sam Gosling y su equipo de la Universidad de Texas. En este caso sí se utilizó la escala Ocean, que llevó a la conclusión de que las personas perrunas son un 13 % más agradables, un 15 % más extrovertidas y un 11 % más escrupulosas en sus responsabilidades.
Los amantes de los felinos, por su parte, eran un 12 % más neuróticos (el neuroticismo en términos psicológicos no describe la ansiedad, sino los cambios bruscos de humor; la mayoría lo describe ahora como una escala de estabilidad/inestabilidad), y un 11 % más abiertos de mentalidad (open-mindedness).
Estas preferencias no solo influyen en nuestras relaciones con los animales, sino también con otros humanos. Se observó que las personas con perros pueden ser más extrovertidas y sociables, lo que puede llevar a conversaciones inesperadas y momentos de interacción social.
Perros y divorcio
Tal como compartió Coren a The Guardian, existen estudios que comprobaron que las parejas con perro son menos propensas a divorciarse. Pero esta conclusión no aparecía en una revista de psicología, sino una de derecho.
Según Coren, si llegas a casa después de un mal día y deseas un poco de cariño, pero tu pareja también ha tenido un día difícil y necesita atención, esto podría derivar en una discusión. Sin embargo, si tienes una mascota como un perro que te brinda cariño, no ejerces presión adicional sobre tu pareja.
Gatos y dominancia
Beatrice Alba, profesora de psicología en la Universidad Deakin de Australia, llevó a cabo una investigación específica sobre la dominancia y la tenencia de mascotas. En su estudio, Alba analizó ejes de la personalidad como dominancia social, dominancia interpersonal y competitividad. Aquellas personas con una orientación hacia la dominancia social tienden a creer en jerarquías, donde algunos grupos dominan a otros, y pueden aplicar este concepto en varios aspectos de sus vidas. Por otro lado, la dominancia interpersonal se refiere a la tendencia de una persona a tomar la iniciativa y ser asertiva en situaciones interpersonales, expresando su posición de liderazgo.
Mientras que las personas que prefieren perros tuvieron rasgos más pronunciados en cuanto a la dominancia social, no hubo grandes diferencias sobre la dominancia interpersonal. Sobre la competitividad, los resultados de la gente gatuna y gente perruna salieron tal como Alba esperaba: "Esta es una correlación directa. Si te gusta competir y te gusta ganar, y con un perro ya ganaste. Hay algo en los gatos que resulta intolerable para esas personas. No ganas con un gato, el gato gana siempre".
Los resultados sobre el narcisismo, sin embargo, la sorprendieron: "Pensamos que si sos el tipo de persona que se ve a sí misma como naturalmente superior, te gustaría tener un perro cerca. Pero no encontramos eso, ni encontramos que las personas que prefieren gatos fueran superiores, simplemente encontramos que no había diferencia", comentó.
Mascotas y preferencias políticas
Los estudios sugieren que la preferencia por gatos o perros también podría correlacionarse con preferencias políticas. Los amantes de los perros tienden a ser más conservadores, mientras que los amantes de los gatos tienden a ser más progresistas, lo que coincide con la mayor puntuación de los amantes de gatos en términos de "apertura mental".
Esto se reflejó en varios estudios realizados en Estados Unidos, que demostraron una división entre los amantes de los perros y los amantes de los gatos en estados "rojos" (republicanos, de centro-derecha) y "azules" (demócratas, de centro-izquierda). Sin embargo, es importante tener en cuenta que la densidad de población y la propiedad de la vivienda pueden desempeñar un papel más significativo que la preferencia por gatos o perros a la hora de determinar las preferencias políticas. Los estados "rojos" y que tienen mayor preferencia por perros tienden a ser zonas rurales, donde hay más tierra y propiedad de la vivienda, mientras que las zonas demócratas amantes de los gatos tienden a ser en ciudades, donde existe una tendencia por el voto progresista.