A fines del mes pasado, la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES) anunció lo que de concretarse se convertirá en un hito histórico: un Programa Integral de Reconocimiento de Períodos de Servicio por Tareas de Cuidado. Es decir, una medida que contemplará las tareas de cuidado de las madres a sus hijos e hijas sumando por dichas tareas años de aportes previsionales. Esto permitiría la inmediata jubilación de 155.000 mujeres de entre 59 y 64 años: mujeres que se encuentran en edad de jubilarse pero no pueden hacerlo porque no alcanzan los 30 años de aportes registrados. Y la de otras 30.000 para el año próximo.
Según anunciaron desde el organismo, la medida reconocería “un año por hijo e hija para mujeres y personas gestantes con hijos nacidos vivos o adoptados siendo menores de edad” y dos años adicionales para “mujeres que hayan sido titulares de la Asignación Universal por Hijo (AUH) y el niño o niña haya percibido este derecho por lo menos durante doce meses”. Además, a las trabajadoras registradas que hayan solicitado la licencia por maternidad y por excedencia también se les reconocerá este plazo a los fines de acceder al derecho de una jubilación.
Según estima la ANSES, son alrededor de 300.000 mujeres en edad de jubilarse las que no llegan a cumplir con los 30 años de aportes. No es novedad: en muchísimas notas abarcamos, dentro de los múltiples factores en los que se hace visible la desigualdad de género, cómo el mercado de trabajo formal es un lugar más complejo, más hostil, peor pago y de mayores dificultades de inserción para las mujeres que para los varones. Si a eso se le suma las cantidad de mujeres que trabajan en la informalidad (como, por ejemplo, muchísimas empleadas domésticas) y las que se ven obligadas a elegir entre maternidad y trabajo y deben renunciar para quedarse al cuidado de sus hijos o hijas, se explica porqué tantas mujeres en edad de jubilarse no logran reunir los aportes requeridos para hacerlo.
Mercedes D'Alessandro, directora nacional de Economía, Igualdad y Género del Ministerio de Economía, enumera, desglosa y pone cifras a estos motivos que fomentan la desigualdad y por los cuales esta medida constituye un gran avance:
- “La inserción laboral de las mujeres es en mayoría de carácter informal con lo cual no cuentan con el derecho a una licencia”.
- “La presencia de hijes en los hogares restringe que las mujeres puedan salir a trabajar porque son las que mayoritariamente les cuidan. Esto condiciona su futuro”.
- “La principal actividad económica donde se insertan laboralmente las mujeres es el trabajo doméstico, es el de menores salarios y tiene una tasa de informalidad del 69%”.
- “Las mujeres que trabajan en relación de dependencia cuentan con licencias pero muchas abandonan el mercado de trabajo a partir del segundo hije y el tiempo dedicado al cuidado lo hacen sin recibir remuneración alguna”.
- “Hoy en día las mujeres que piden licencia por maternidad y excedencia no cuentan con aportes previsionales en esos meses”.
- “Las mujeres dedican en promedio 6,4 horas diarias a tareas domésticas y de cuidados, de forma no remunerada. De esta manera no tienen los aportes necesarios para lograr un beneficio previsional. Esto lo vemos en la diferencia de tasas de actividad [registrada] entre varones (68,4%) y mujeres (47,6%)”.
- “1 de 4 hogares de Argentina tiene niñes menores de 6 años”.
Por todo esto D'Alessandro indica que “reconocer años de aporte por el cuidado de hijes es un gran avance”.
TAMBIÉN PODÉS LEER
Tareas de cuidado no remuneradas: qué políticas públicas buscan reconocerlas
El reconocimiento de las tareas de cuidado ya venía ocupando un lugar relevante en la agenda del Gobierno nacional. En 2020, la ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, convocó a una comisión de especialistas destinada a elaborar un proyecto de ley para crear un Sistema Integral de Cuidados con Perspectiva de Género y conformó la Dirección Nacional de Políticas de Cuidados, dentro del ministerio que lidera, encabezada por Lucía Cirmi Obón.
“Políticas como la Asignación Universal por Hijo o la Moratoria Previsional fueron un antecedente crucial para poder estar discutiendo hoy el reconocimiento del cuidado, porque demostraron que, de alguna forma, detrás de la informalidad lo que prima son cuidados. Detrás de la inactividad, también”, dice Cirmi Obón. “Entonces nosotras, desde el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, le dimos desde el inicio de la gestión del ministerio mucha importancia a la agenda de los cuidados con esta lógica, porque sabemos que la brecha en los cuidados antecede a la brecha salarial, explica gran parte de la feminización de la pobreza y también explica gran parte de nuestra imposibilidad de acceder a los sistemas tradicionales de seguridad social como lo hacen los varones. Entonces, si impacta en todo eso, tenemos que hacer una política de seguridad social con perspectiva de cuidados”, agrega.
Con este objetivo, cuenta la funcionaria, es que conformaron una Mesa Interministerial de Políticas de Cuidado compuesta por 15 organismos nacionales, que trabaja para recuperar y alinear las acciones y políticas previas aplicadas por el Estado en materia de cuidados y construir consensos para las próximas.
“Marcamos todo lo que estamos haciendo y todo lo que queremos transformar. También estamos dando un proceso participativo de discusión con todas las provincias a través de la campaña nacional Cuidar en Igualdad, a través del Mapa Federal de los Cuidados, y con una comisión redactora que está escribiendo el anteproyecto de ley de sistemas de cuidado con perspectiva de género. Todo eso es un clima que está generando muchas preguntas y mucha permeabilidad de la lógica de los cuidados en distintas políticas”, detalla la directora nacional de Políticas de Cuidados.
Como ejemplos de esta permeabilidad menciona, justamente, al Programa Integral de Reconocimiento de Períodos de Servicio por Tareas de Cuidado en la seguridad social; al programa Escalar Emprendedores, del Ministerio de Desarrollo Productivo, que es el primero que incluye a las tareas de cuidado entre las opciones de herramientas y recursos a financiar para desarrollar un emprendimiento; y las acciones de la Administración Federal de Impuestos Públicos (AFIP) que “envió intimaciones a 200.000 mil casas de familia donde no están registradas las trabajadoras de casas particulares”, en lo que respecta a la política tributaria. “Yo creo que es un logro colectivo que hoy podamos estar discutiendo esto”, afirmó Cirmi Obón.
Mercedes D'Alessandro coincide en que el Programa Integral de Reconocimiento de Períodos de Servicio por Tareas de Cuidado anunciado por la ANSES sentará efectivamente un precedente en el camino hacia la remuneración de las tareas de cuidado: “Es claramente un avance en el reconocimiento del valor que tienen. Se suma a las moratorias previsionales, que fueron un gran paso en ese reconocimiento. Desde el Estado argentino se viene trabajando en ese sentido: tanto la medición del aporte de las tareas domésticas y de cuidados no remuneradas al PIB (16%), como la conformación de la Mesa Interministerial de Políticas de Cuidado dan cuenta del reconocimiento de estas tareas como un trabajo que genera valor, y donde las política públicas juegan un rol central para una distribución justa y el cierre de brechas entre los géneros”, dice.
Mayor equidad y apoyo estatal para las tareas de cuidados: los ejemplos de Uruguay y Suecia
El Programa Integral de Reconocimiento de Períodos de Servicio por Tareas de Cuidado se alinea, según la Anses, con “las mejores experiencias internacionales en la búsqueda de equidad de género en materia de seguridad social”. Sobre esto, D'Alessandro destaca que “el Sistema Nacional de Cuidados de Uruguay es un ejemplo a analizar: ellos generan políticas públicas destinadas a atender las necesidades de personas mayores de 65 años en situación de dependencia, de niños de 0 a 3 años y personas con discapacidad severa”, explica.
Entre las políticas de cuidado uruguayas se encuentran la creación de centros de cuidados para hijos e hijas de trabajadores de distintas empresas, abiertos de 7 de la mañana a 7 de la tarde y utilizados según las necesidades de los padres; servicios y centros de día para las personas mayores con necesidades leves y moderadas; y centros de permanencia para aquellas con necesidades severas con un sistema de asistentes personales que puede ser subsidiados hasta por 80 horas.
En una geografía más alejada, como es Suecia, también cuentan con un sistema de asignaciones para el cuidado de niños y niñas, aunque, según el informe “La seguridad social en Suecia”, de 2012, la legislación sueca brinda a los municipios el derecho a establecerlo, financiarlo y administrarlo. Es decir que solo pueden solicitarse los subsidios si el municipio en el que se reside decidió aplicarlo.
En ese caso, sea por nacimiento o adopción, se puede cobrar una prestación para ocuparse de un hijo o hija, así como también en caso de que se enfermen y requieran cuidados. Estas asignaciones puede combinarse con un empleo remunerado, pero no con otras prestaciones de Seguridad Social. Además, en cualquier caso, se abona una asignación por los hijos e hijas que residen en el país y un complemento por familia numerosa, independientemente del monto de los ingresos familiares.
Próximos pasos para avanzar en el reconocimiento y hacer más equitativas las tareas de cuidado
Con estos ejemplos basta para entender que, de implementarse exitosamente el programa anunciado por la ANSES, aún quedará mucho camino por recorrer hasta lograr un verdadero cambio de paradigma.
“Esta medida avanza en reducir las brechas de cobertura que existen en el sistema previsional. Resta avanzar en la brecha de beneficios. La mayoría de las jubilaciones mínimas (el 66,7%) las cobran mujeres. Porque justamente estas desigualdades son la continuidad de las brechas que presentan mujeres y varones en el mercado laboral. El diseño de los sistemas previsionales con perspectiva de género pueden reducir esas brechas”, dice D'Alessandro con respecto a los pasos siguientes.
Para lograr un verdadero reconocimiento económico de las tareas de cuidado, es decir, la remuneración real para todas las personas que las ejercen como parte de su trabajo no remunerado, aunque todavía suena a utopía, “es clave avanzar en un sistema integral de cuidados”, asegura la directora nacional de Economía, Igualdad y Género: “Proveer servicios de cuidados de primera infancia, de personas mayores y personas con discapacidad es fundamental para que las mujeres que realizan hoy esas tareas puedan acceder al mercado laboral. Invertir en infraestructura del cuidado tiene un triple efecto multiplicador: genera empleo y dinamiza la economía desde el sector de la construcción, genera empleo en el sector de los cuidados altamente feminizado con lo cual disminuye el desempleo femenino, y la ampliación de la oferta de servicios de cuidados libera a las mujeres de realizar esas tareas dentro del hogar”.
“Creo que reconocer, efectivamente, se hace a través de distintas formas y una de ellas es justamente que impacte en la seguridad social ese tiempo dedicado al cuidado; reconocer es también jerarquizar los trabajos de cuidado, que haya mejor formación y más formalización, y mejor remuneración”, dice Cirmi Obón. “Tenemos que construir toda una lógica en la cual cualquier persona que dedica parte de su tiempo, de su día y de su vida a cuidar sepa que cuando lo haga va a estar bien distribuido el costo de ese cuidado, que hoy está prácticamente solo en los hombros de las mujeres. Así habrá también menos discriminación laboral para nosotras, así que creo que es muy importante”, agrega.
Por ese motivo es que, de cara a los pasos siguientes, es relevante la ley que están terminando de redactar, cuenta la directora nacional de Políticas de Cuidados. “Porque es de alguna forma la que hace un cambio estructural: deja de pensar a los cuidados como una responsabilidad familiar, femenina y privada, para pensarlos como una responsabilidad pública, de todas las identidades de género, que tiene que garantizar el Estado. Además va a permitir que queden cambios estructurales más allá del Gobierno y de programas específicos”.