“Yo nunca había tenido tanto tiempo para pensarme. Vas cosiendo de nuevo lo que estaba mal cosido”, dice Lola Troncoso. Y con esa metáfora refiere a cómo se fueron explicando a lo largo de la vida sus experiencias. Como otras mujeres que están o estuvieron en contextos de encierro, ella participó de los talleres de habilidades socioemocionales que dio en Mendoza la Red Creer a través de la Fundación Pulso Educativo. Es parte del trabajo que el espacio que nuclea a más de 150 organizaciones realiza en todo el país, para promover la confianza y, a su vez, la formación para el empleo en personas que están o estuvieron privadas de la libertad.
Lola es presidenta de la cooperativa Suculentas, que se dedica a tender puentes para que las mujeres y disidencias que la conforman accedan a planes de formación y financiamiento. En su mayoría, están formadas en tareas de limpieza de obra, espacios públicos y empresas. Conoció a la Red Creer y a Pulso Educativo en talleres que ponían el acento en lo que sentían y pensaban las personas que concurrían, algo que podría naturalizarse en el “afuera” pero que tras las rejas puede parecer anulado. “Muchas veces se pierde la voluntad individual dentro del sistema, no hay forma de vivir como vos querés”, explicó Troncoso sobre los días en la cárcel.
Para que las personas puedan seguir desarrollándose durante su tiempo en el encierro y cuenten con fortalezas al recuperar la libertad para consolidar su proyecto de vida, tanto en lo personal como lo laboral, la Red Creer lleva a cabo espacios de formación en habilidades socioemocionales y técnicas, con financiamiento de la Unión Europea. “Somos un espacio multiactoral que reúne a 152 organizaciones sociales, públicas y privadas de todo el territorio nacional. Trabajamos para poner en marcha lo que llamamos la ‘Ruta de la Inclusión’, que demanda de la formación de personas privadas de la libertad o liberadas y la articulación con diversos actores para promover sus emprendimientos o brindarles la posibilidad de acceder a un empleo digno”, detalló Florencia Sequeira, coordinadora general del proyecto.
“Creemos que es muy importante tener en cuenta las necesidades de las personas. Esto genera mayor compromiso con el proceso y fortalece el vínculo con los equipos, que tienen la misión y el objetivo de acompañar la inclusión sociolaboral de quienes participan en nuestros espacios”, señaló Fabricio Fiochetta, presidente de la Fundación mendocina. Con la Red, llevan adelante un taller con 12 encuentros, seis para apuntalar habilidades individuales, “como el autoconocimiento, la percepción y expresión de los adecuada de los afectos y la asertividad”, y seis que apuntan a herramientas colectivas, “como la resiliencia en grupo, la comunicación y el liderazgo”, señaló.
Además, cuentan con una feria permanente de emprendimientos para impulsar la comercialización de productos que realizan las cooperativas de personas que están o estuvieron privadas de la libertad.
Volver a coser
“El autoconocimiento te empodera. En el relato de la vida que vas armando es cuando vas cosiendo lo que estaba mal cosido”, recalcó Troncoso. Es su manera de explicar cómo pudo reconstruir el sentido de sus acciones durante su experiencia en la cárcel y al salir, y ocupar un rol de liderazgo frente a sus compañeras. “Pude perdonar y perdonarme, que muchas veces es lo más difícil”, compartió.
Contar con espacios de diálogo y escucha plantea una lógica diferente a la cotidiana dentro de la cárcel. “Ahí te dicen: ‘Vos viniste sola y te vas sola’. Sin embargo, la salida es colectiva”, convocó. Con ese fin, el de edificar y fortalecer lazos de compromiso, la Red Creer genera talleres e inclusión laboral en distintos puntos del país. En el primer semestre de 2024, sumó espacios en Mendoza, Santa Fe y Buenos Aires.
Es que, aun con las dificultades y carencias propias de la privación de la libertad, armar red es una posibilidad de superarse y construir, muchas veces por primera vez, una vida con oportunidades reales y sostenibles.
Gentileza Red Creer