testigo archivos - RED/ACCIÓN

Una de las últimas testigos con vida del Holocausto: "Te aferrás tanto a la vida, con uñas y dientes, ponés todo para vivir un momento más"

Lea Zajac de Novera llegó a la Argentina a los 20 años, luego de sufrir el horror de los campos de concentración nazis. "La falta de higiene, las palizas, y los piojos y todo lo demás no eran tan terrible como el hambre", cuenta. Con más de 93 años, narra su historia para generar consciencia, especialmente dentro de las nuevas generaciones.

En 1947 Lea Zajac de Novera llegó a la Argentina, escapando del nazismo. Ella es una de las 4.700 sobrevivientes que ingresaron al país. El Holocausto fue la persecución y aniquilación sistemática de los judíos europeos por parte del Estado alemán nacionalsocialista y sus colaboradores. Este plan sistemático se desarrolló entre el ascenso al poder del nazismo en 1933 y la finalización de la Segunda Guerra Mundial en 1945. Durante este período, fueron asesinados 6 millones de judíos. En 1939, en el mundo 7 de cada 1.000 personas eran judías. En 2019 solo 2 de cada 1.000.

Los judíos fueron las víctimas principales de la barbarie nazi pero no fueron las únicas. Entre los 11 millones de civiles asesinados hubo también opositores políticos, testigos de Jehová, homosexuales, personas con discapacidad, eslavos, gitanos y prisioneros de guerra.

Lea nació en Polonia en diciembre de 1926. La invasión nazi fue el mismo día de comienzo de clases, el 1 de septiembre de 1939, por eso, aunque había sido admitida en la escuela secundaria, no la pudo hacer. En 1941 la confinaron junto a su familia en el gueto de Prużany, cerca de Bialystok, en terribles condiciones de hacinamiento, hambre y enfermedades, pero después de dos años fue deportada a Auschwitz. Luego de viajar tres días en vagones para ganado, la separaron, al llegar, de toda su familia, la cual fue enviada a las cámaras de gas.

Tatuada con el número 33.502 permaneció en Auschwitz-Birkenau realizando trabajos forzados. Ante el avance del Ejército Rojo, los nazis evacuaron el campo y en enero de 1945 integró una de las Marchas de la Muerte hacia el interior de Alemania bajo las terribles condiciones del invierno europeo. Sobrevivió a todo eso e ingresó clandestinamente a la Argentina en 1947, vía Uruguay. Se casó, tuvo dos hijos y cinco nietos.

Hoy en Argentina quedan entre 200 y 300 testigos de este genocidio. Como somos la última generación que podrá escuchar a los sobrevivientes, el Museo del Holocausto de Buenos Aires desarrolló en conjunto con USC Shoah Foundation una experiencia que se llama Dimensions in testimony. Para este proyecto se entrevistó a Lea durante casi 25 horas para recopilar toda su historia. Los visitantes al museo pueden encontrar allí un sistema donde aparece Lea en una pantalla y, a través de inteligencia artificial, responde todas las preguntas que se le hacen. La tecnología brinda la posibilidad de preservar la experiencia conversacional de hacer preguntas a los sobrevivientes sobre su vida y escuchar las respuestas en tiempo real. Hay menos de 20 experiencias de este tipo en el mundo. Lea es la única sobreviviente que cuenta su historia en español.

***

Compartí este contenido

Ser testigo: cuál es el verdadero precio que paga quien ve demasiado

¿Qué debemos hacer cuando presenciamos un acto de violencia? Y, en realidad, ¿qué somos capaces de hacer? Ser testigo de un acto violento puede ser traumático pero, a la vez, los testigos son una parte esencial de las palizas como la que sufrió Báez Sosa: muchos de los agresores tienen la necesidad de mostrarse.