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Qué podemos hacer ante los incendios y la deforestación

Se trata de un problema que se vuelve cada vez más preocupante a nivel global y en la Argentina, ya que acelera el cambio climático y amenaza animales en peligro de extinción. ¿Qué podemos hacer para cuidar nuestros bosques o restaurarlos?

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Los incendios y la deforestación están destruyendo nuestros bosques. Este problema se vuelve cada vez más preocupante a nivel global ya que afecta tanto al ambiente como a nosotros.

Cómo es la situación de los bosques en el mundo

Los bosques ocupan el 30,8% de la superficie terrestre mundial, alrededor de 4.060 millones de hectáreas. Y más de la mitad de los bosques se encuentran en tan solo 5 países: Rusia, Brasil, Canadá, Estados Unidos y China.

En las últimas tres décadas, las regiones más afectadas por la deforestación fueron América del Sur y África por un amplio margen.

Más allá de que todos los años también hay expansión de los bosques tanto de forma natural como por la reforestación hecha de forma artificial, la cantidad de hectáreas deforestadas sigue siendo ampliamente mayor.

Por qué continúa la deforestación

Algunas de las principales causas de la deforestación son los desmontes para la expansión de la frontera agropecuaria y para la construcción de proyectos inmobiliarios.

Las herramientas más utilizadas para realizar la deforestación suelen ser a partir de la tala intensiva de árboles con máquinas y de la quema de bosques.

En el último tiempo, los incendios tomaron más notoriedad en Argentina por el descontrol del fuego en lugares como Córdoba y la Patagonia. Se estima que en Argentina en todo el año 2020 fueron afectadas por incendios casi 1.200.000 hectáreas.

Los bosques también se pueden incendiar por causas naturales, como la caída de rayos en tormentas eléctricas. Pero en Argentina se estima que el 95% de los incendios son causados por negligencia, como fuegos mal apagados o hechos con la intención de deforestar.

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El vínculo entre la deforestación y el ambiente

La pérdida de todos estos bosques impacta de forma directa en el ambiente.

Por ejemplo, tiene un notorio impacto sobre la fauna, que se puede ver en la destrucción de su hábitat, reduciendo la diversidad y más aún en el caso de que haya fuegos prolongados. El yaguareté o el ciervo de los pantanos están en peligro, en gran medida, por la pérdida de su hábitat.

Además, la desaparición de los bosques también provoca que las inundaciones se vuelvan más frecuentes y tiene un impacto directo en el calentamiento global.

A su vez, el cambio climático influye en que los incendios sean más severos a partir de la menor cantidad de precipitaciones, las sequías más prolongadas y las temperaturas más elevadas. Por lo que cualquier chispa se puede propagar con más facilidad.

Y los incendios también provocan que muchas personas pierdan sus casas y posesiones bajo el fuego.

Qué podemos hacer para cuidar a nuestros bosques

Hay muchas iniciativas con diferentes propuestas para el cuidado de nuestra biodiversidad.

En Argentina hay varias entidades como la Asociación Amigos de la Patagonia o Bosques Nativos Argentinos por la Biodiversidad, con las que podés contribuir a partir de pequeños aportes para la plantación de árboles, promoción de la regeneración y restauración de biodiversidad y para apoyar para que se puedan hacer investigaciones científicas.

Otra alternativa innovadora es el buscador Ecosia. Con el cual a partir de cada búsqueda que hagas desde ahí, se planta un árbol en diferentes lugares de la tierra.

Desde RED/ACCIÓN lanzamos nuestra campaña del mes “Llenemos de bosques el planeta”, donde podés conocer más formas de proteger y cuidar a los bosques.

Y vos, ¿qué otros proyectos o iniciativas conocés para la conservación de los bosques?  

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El calentamiento global arrincona al café: cada vez menos tierras son aptas para su cultivo

En el mundo se consumen 500.000 millones de tazas de café al año y la industria da empleo a millones de productores. Pero a medida que el cambio climático avanza, las zonas que naturalmente eran propicias para el cultivo de café se están reduciendo. ¿Qué medidas se están tomando para sostener la producción?

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El café, esa bebida que tantos de nosotros disfrutamos y necesitamos a la mañana para arrancar el día. Pero, ¿sabías que por el cambio climático su producción está en peligro?

En el mundo se consumen 500.000 millones de tazas de café al año. Esta industria da empleo a millones de productores en los países que se encuentran dentro del llamado cinturón del café, que incluye a regiones de América Latina, África y Asia.

El impacto del cambio climático

Pero a medida que el cambio climático avanza, las zonas que naturalmente eran propicias para el cultivo de café se están reduciendo.

Hay más de cien especies de café en la naturaleza, pero las dos que más consumimos, las que se cultivan en granjas, son dos: robusta, que se usa para café de máquina y café instantáneo, y arábica, que es la variedad más consumida para hacer café de especialidad.

Ambas especies necesitan características específicas para poder crecer, pero la arábica es particularmente sensible. Para crecer, la planta necesita estar en un ambiente de 18 y 21 grados, recibir cierta cantidad de lluvia y estar en altura, por lo general entre los mil y 2 mil metros sobre el nivel del mar. Por estos factores, uno de los lugares ideales para la producción de café es Colombia.

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Pero ahí mismo ya se empezó a sentir el cambio climático: desde 1980 a hoy, la temperatura promedio en la región aumentó 1,2 grados centígrados, lo que obliga a que los cultivos tengan que desplazarse mayor altura, ya que los que quedan abajo reducen notablemente su calidad.

Ante este escenario, la posibilidad de aplicar ingeniería genética para volver a los cultivos más resistentes es muy tentadora. Pero la industria cafetera todavía no lo ve como una solución.

"La industria del café históricamente siempre fue bastante reticente a la ingeniería genética y a meter mucho la mano humana en los cultivos y en las producciones", dice Nicolás Artusi, periodista especialista en café. "Pero hay otros países con economías más desarrolladas que en vistas de lo que puede llegar a pasar con el café están iniciando sus propios cultivos de café, un poco desafiando a la naturaleza. Sur de China, por ejemplo, Australia, Nueva Zelanda".

Un estudio calcula que para 2050 los cultivos se habrán reducido a la mitad, y que el 60% de las variedades salvajes de café se habrán extinguido. Esto implicaría un golpe fuerte para una industria que genera 363 mil millones de dólares a nivel mundial.

Y en Colombia, entre los años 2009 y 2012 tuvieron algunas de sus peores producciones en mucho tiempo.

A estos problemas se le suman las escasas regulaciones que hay para el precio de venta de granos de café, cuyo mínimo se mueve muchas veces por debajo de lo que necesitan los productores para no ir a pérdida.

¿Qué puede hacerse para prevenir esto?

A nivel agrícola, se están plantando cierto tipo de árboles que ayudan a dar sombra para que el suelo no se recaliente; también, se planta el café a mayor altura para compensar por la suba de temperatura. Pero todas estas innovaciones requieren dinero que muchos productores no tienen. 

Por eso, es indispensable la ayuda a los caficultores. Para que puedan tener mejores herramientas para combatir esta situación.

"Digamos que las grandes empresas multinacionales de café están muy comprometidas con esto", dice Artusi. "En primer lugar, cuidando a los caficultores. Hay muchas que están invirtiendo en educación, que están abriendo universidades del café, que están alentando a que los caficultores se conviertan en ingenieros agrónomos, que conozcan mucho más el suelo, los métodos de producción, las cosechas".

Pero si no se toman medidas urgentes ante el cambio climático, quizás el café se convierta en una bebida de lujo a la que muy pocos podrán acceder.

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Quién es Lucy Vilte, pionera del turismo sostenible en Jujuy y fuente de inspiración para otras emprendedoras

Nieta de una mujer que decidió no casarse para mantener su apellido y gestionar sus tierras. Hija de un padre que le decía que nunca debía estar a la sombra de un hombre. Desde hace 15 años, esta mujer lidera el Ecohotel Posta de Purmamarca, reconocido a nivel internacional como un ejemplo de turismo sostenible y de triple impacto -social, ambiental y económico-.

Ciudades de 15 minutos: una respuesta necesaria ante la crisis ambiental

El modelo propone que se pueda vivir, trabajar, hacer las compras, aprender y descansar, dentro de un radio máximo de 15 minutos a pie o en bicicleta.

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¿Te imaginás tener todo lo que necesitás para vivir a 15 minutos caminando o en bici?

Esto es lo que propone el modelo de la ciudad de los 15 minutos, una idea que están contemplando cada vez más ciudades alrededor del mundo, y que muchos ven también como una respuesta necesaria ante la crisis ambiental.

¿De qué se trata? 

Es una propuesta del urbanista colombiano Carlos Moreno, que tiene como objetivo ofrecer a los residentes una ciudad serena, con más proximidad, menos estresante y menos horas de transporte.

Básicamente, este modelo de ciudad propone que se pueda vivir, trabajar, hacer las compras, aprender y descansar, dentro de un radio máximo de 15 minutos a pie o en bicicleta.

¿Cuáles son los beneficios?

En lo ambiental, se promueve la movilidad a pie o en bicicleta y se desalienta el uso del vehículo particular, contribuyendo así a reducir la contaminación y las emisiones de gases de efecto invernadero.

Mientras tanto, en lo económico, se fomenta una distribución más equitativa y pareja dentro de las ciudades. La ciudad pasa de estar concentrada en un “centro” donde están todos los recursos, a ser una ciudad con multicentralidades, revitalizando los barrios y favoreciendo a los comercios locales.

Por último, en lo social, fomenta un mayor sentido de comunidad, garantiza una vida urbana más dinámica, inclusiva y, en consecuencia, más segura. 

Todos estos factores, además, promueven un estilo de vida más seguro y sano, especialmente ante el contexto de pandemia.

“Lo que ha dejado a luz esta pandemia es que las zonas en donde estas ciudades o barrios funcionan con estas características de cercanía, de diversidad, han sido las más vivibles, con más recursos en su entorno, las más seguras”, dice Carolina Huffmann, arquitecta y fundadora de Urbanismo Vivo.

París, un ejemplo modelo

Una de las ciudades que está liderando en este modelo urbanístico es París, donde la alcaldesa Anne Hidalgo tiene como una de sus prioridades transformar la capital francesa en “la ciudad del cuarto de hora”.

Según Hidalgo, crear este tipo de ciudad es posible, empezando por cambiar la manera en la que están diseñadas las ciudades, pasando de un modelo que prioriza autos, a uno que prioriza peatones, bicicletas y transporte público.

Hasta ahora, las políticas de Hidalgo han demostrado claros resultados. Solo en 2019, el tráfico de autos en París se redujo un 8%, y el objetivo es reducirlo aún más.

¿Es posible implementar un modelo así en América Latina?

“Las ciudades de América Latina tienen una expansión de superficie en territorio muy amplia, normalmente con densidades muy bajas”, explica Huffman. “Entonces, sí hay barrios que funcionan como estas ciudades de 15 minutos muy bien. Pero pensar en que toda la ciudad puede funcionar como ciudades de 15 minutos es muy ambicioso. La idea es ir en esa dirección, desde el planeamiento urbano, pero pensarlo quizás a largo plazo”.

¿Y vos qué pensas? ¿Te gustaría vivir en una ciudad de 15 minutos?

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