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La brecha salarial, o mejor dicho, la brecha de ingresos es un concepto que escuchamos frecuentemente al hablar de la desigualdad de género.
En la Argentina las mujeres ganan en promedio un 14% menos que los varones. Es decir por cada $1 que gana un varón en el país, una mujer gana 86 centavos.
Obviamente, este no es un fenómeno único de la Argentina. Según un informe del Foro Económico Mundial, las mujeres vamos a tener que esperar 200 años para ganar lo mismo que los varones.
Mejor calificadas pero con acceso a sectores con salarios más bajos
Para empezar, un factor clave es el tipo de trabajo al que acceden las mujeres en comparación con los varones.
A pesar de que las mujeres que están en el mercado laboral tienen un mayor nivel de educación que los varones, tienden a tener trabajos menos calificados, de menor jerarquía, y que están en mayor proporción en el sector informal.
Casi el 30% de las mujeres trabaja en puestos no calificados, como por ejemplo el trabajo doméstico, mientras que esa proporción baja al 15% en varones.
La brecha de ingresos también depende del sector del que estemos hablando. En aquellos más masculinizados, como la industria y el comercio, la brecha llega a estar entre el 20 y el 25%.
Sin embargo, en sectores como el de la enseñanza y la salud, la brecha es menor, porque están altamente feminizados.
No pueden dedicarle todo el tiempo que quisieran a su profesión
Otro de los puntos importantes tiene que ver con la cantidad de tiempo que trabajan las mujeres.
Mientras que las mujeres en promedio trabajan 30 horas a la semana en tareas remuneradas, los varones lo hacen durante 40 horas. Uno de los determinantes clave de esta diferencia es la mayor cantidad de tiempo que las mujeres dedican a las tareas dentro del hogar.
"La brecha de ingresos es un síntoma de los problemas más estructurales a los que nos enfrentamos las mujeres en el acceso al mercado de trabajo y en nuestras trayectorias laborales", dice Gala Díaz Langou, directora del Programa de Protección Social de CIPPEC. "El trabajo no remunerado es el principal determinante de esta brecha, porque obstaculiza que las mujeres tengamos más tiempo para mejorar y aumentar nuestra participación laboral".
Por último, otro de los factores que contribuyen a la brecha de ingresos tiene que ver con el hecho de que las mujeres tienen menos probabilidades de acceder a puestos jerárquicos en sus trabajos.
En la Argentina, sólo 3 de cada 10 posiciones jerárquicas en empresas son ocupadas por mujeres. Y en empresas grandes, el número baja a menos de 1 de cada 10.
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¿Qué hacen Chile, Islandia y Luxemburgo para achicar la brecha?
Un primer paso es reconocer el problema. Según una encuesta reciente, el 81% de las empresas en Argentina no reconocen que exista una brecha de ingresos. Y del 19% restante que sí reconoce que hay una diferencia, solo el 57% asegura estar realizando acciones concretas para minimizarla o eliminarla.
Desde la política pública, organizaciones como el Foro Económico Mundial destacan las medidas que tomaron varios países donde la brecha de ingresos disminuyó notablemente en los últimos años.
En Islandia, por ejemplo, se implementaron varias políticas para que las mujeres no tengan que elegir entre el trabajo y las tareas del hogar. El país cuenta con cuidado infantil universal, y 90 días de licencia tanto para madres como para padres.
Por otro lado, en Luxemburgo, cualquier empresa con más de 15 empleados tiene que designar un “delegado de la igualdad”, quien se encarga de asegurar que se cumpla la igualdad de género en la empresa.
Es una política similar a la que existe en Chile, donde en 2009 se sancionó una ley para resguardar el derecho a la igualdad en las remuneraciones.
Sin embargo, a pesar de estos avances, hasta el día de hoy, ningún país en el mundo ha logrado cerrar completamente la brecha de ingresos.
"Para cerrar la brecha de ingresos, las mujeres tenemos que poder ofertar más horas al mercado de trabajo e insertarnos en los sectores más dinámicos de la economía", dice Díaz Langou."Para que esto pueda pasar, es necesario que se desfamiliarice el trabajo de cuidados, y que el Estado tome un rol mucho mayor en brindar cuidados".
Según Díaz Langou, otros de los cambios que son necesarios es que haya mayor redistribución del trabajo no remunerado entre mujeres y varones.
"Esto implica sobre todo, que los varones tengan un rol mucho más predominante al que tienen ahora".
Si crees que estás viviendo una situación de violencia por razones de género y necesitas contención o asesoramiento, llamá al 144. Si estás en riesgo inminente de ser atacada llamá al 911.