El vogueing, el dragging, el catwalking y el ballroom son elementos de una subcultura que sigue tan viva hoy como hace más de 40 años. No todo es entretenimiento, todavía hay deudas pendientes con el colectivo LGTBQ+ y como sociedad tenemos que encontrar la forma de poner fin a la discriminación y a los ataques que aún sufren. ¿Cómo nació el voguing y qué conlleva el estilo de baile en la actualidad?
Cultura ballroom
En la década de 1980 en el barrio de Harlem, Nueva York, vivían muchas personas discriminadas por cuestiones étnicas, pero dentro de ese grupo había otro marginado por doble partida: primero por no ser blancos y luego por pertenecer al colectivo LGTBQ+.
Sin embargo, estas comunidades crearon un espacio en el que no había límites para ser lo que quisieran ser en lo que se dió a conocer como la cultura ballroom o ball drag. Se trataba de una subcultura de jóvenes afrodescendientes y latinos que organizaban bailes, competencias de pasarela y performances.
Estos eventos se celebraban de manera clandestina para combatir dos realidades. Por un lado, a la ley que penalizaba a las personas que "se disfrazaban" del sexo opuesto, utilizada para criminalizar y perseguir a personas transgénero y otras cuya apariencia o identidad de género no se ajustaban a las normas tradicionales (historia que es recorrida en el libro Trans Bodies, Trans Selves). Por otro lado, también se oponían a los bailes que, en sus aspectos competitivos, eran dirigidos y juzgados exclusivamente por personas blancas.
El documental Paris is burning es un emblemático retrato de ese grupo en ese momento. De hecho, ganó muchos premios (entre ellos, al mejor documental, según el Festival de Cine de Sundance). Como describe el film, en estos bailes y desfiles hay categorías sumamente específicas para competir, como “yendo a la escuela”, “ropa deportiva de invierno de alta costura” o “ejecutivo”.
Uno de los testimonios incluidos en el la película cuenta que en la vida real era casi imposible trabajar en un puesto ejecutivo, no sólo por la falta de educación sino también por la condición social y la discriminación que sufrían, pero la magia de la cultura del ballroom residía en que allí cada uno podía ser quien quería. Las posibilidades eran ilimitadas, al menos por un rato.
Además de recorrer todos los términos claves para entender la cultura, en el documental conocemos una forma de organización que se mantiene hasta el día de hoy: la de las “casas”, como la Casa Stravaganza, la Casa Ninja o la Casa Bravía en Buenos Aires. Si muchos de quienes pertenecían a esta comunidad eran expulsados de sus familias, encontraron un nuevo significado para la palabra, conviviendo entre amigos que se cuidan, se adoptan como aprendices o discípulos, y también como madres.
Voguing
En ese contexto surge el baile que se dió a conocer como voguing, inspirado en las poses de modelos de la revista Vogue y en antiguos jeroglíficos egipcios, gracias a sus líneas perfectas en el cuerpo y a su gestualidad incómoda.
Hay muchos estilos para bailar voguing, como el clásico, el moderno, o el vogue fem (derivado del francés femme), que incluye caminatas al estilo de un gato (catwalking), performances que cuentan una historia con las manos o que llevan la danza al piso (hands performance y floor performance), giros y caídas.
A nivel musical, esta performance se hacían al son de música de club, música disco, rap y R&B, pero su verdadero salto a la fama se dió con la canción de Madonna, Vogue:
Strike a pose: ¿qué fue del voguing en el mundo y en Argentina?
En Nueva York, su mismísimo lugar de origen, aún queda mucho por recorrer en cuanto a la integración de las disidencias y el fin de los delitos de odio o hate crimes (en los que una persona es atacada exclusivamente por su pertenencia a un determinado grupo social, como color de piel, nacionalidad, religión, identidad de género u otros) .
De hecho, el primer día de agosto el coreógrafo profesional O’Shae Sibley fue apuñalado fatalmente mientras bailaba, precisamente con el estilo voguing al ritmo de una canción de Beyonce en una estación de servicio de Brooklyn. Los testigos declararon que “la discusión comenzó porque el atacante quería que Sibley dejara de bailar, y escaló hasta que el primero sacó un cuchillo y se lo clavó”.
Después de este suceso, se realizaron distintas protestas bajo la consigna “Black Queer Lives Matter”, hubo declaraciones sobre la gravedad del delito por parte del alcalde de Nueva York y hasta un homenaje de Beyonce, que rindió tributo a la víctima con el mensaje “Rest in power O’Shae Sibley” (que no significa “descansa en paz”, sino “descansa con poder y fuerza O’Shae Sibley”) en su sitio web. Hace apenas dos días se detuvo al primer sospechoso por el crimen.
La escena ballroom en la ciudad de Buenos Aires, afortunadamente, no está pasando un momento tan lúgubre. Lleva unos años creciendo, con sus “casas” propias y también con integrantes de las casas internacionales, con un bellísimo registro fotográfico y con eventos en el futuro próximo. El instagram de @vogueenbaires, nos deja echar un vistazo a la enorme creatividad y efervescencia que hay en estos entornos.
Si querés conocer un poco más de esta cultura en vivo, el sábado 28 de septiembre a las 21 horas (ya sé que falta, paciencia) en la Usina del Arte, en una de las icónicas Fiestas Turbo, “batallarán lxs voguequeens Alexa, Andy y Laurent, en una noche a puro glamour, house music y pasión queer”.