Una niña en los hombros de su padre flamea una bandera mientras su mamá le sostiene la mano. A su costado, una familia de cinco comparte un mate y tortas fritas. Un grupo de jóvenes militares sonríe mientras esperan en fila para ver el incipiente desfile.
Una sensación de familia acompañó el desfile por el Día de la Independencia en Capital Federal. Asistentes de todas las edades poblaron la amplia avenida Libertador, cargando banderas en sus espaldas y escarapelas en su ropa. El desfile empezó oficialmente a las 10:30 de la mañana, pero las personas comenzaron a llenar las veredas antes de las 9.
Los espectadores formaron dos largas filas ordenadas que cubrían toda la avenida desde su intersección con Aguero hasta el Monumento de los Españoles. A medida que se acercaban al palco principal en Libertador y Austria, mayor era la concurrencia.
Jessica, de 36 años, fue con sus hijas Alma y Luisana desde el partido bonaerense de Tres de Febrero para disfrutar del desfile. “Antes los festejos no eran así. Esto es más familiar. Acá nadie es de nadie, somos todos iguales, todos de Argentina”, expresa en diálogo con este medio.
La emoción por el desfile también contagió a Lucía, de 19, y a su papá Alfredo, de 57, que llegaron desde la localidad bonaerense Ciudad Evita para disfrutar de los festejos patrios. “Es el 9 de julio”, dice Alfredo y añade: “Las fuerzas armadas son nuestras. Del pueblo”. Lucía estaba particularmente entusiasmada por el desfile militar. “Estoy muy emocionada por ver los aviones, y sobre todo a los veteranos”, dice. Su padre asintió.
Para Wendy, de 29 años, despertarse temprano para venir desde Balvanera valió la pena. No solo por disfrutar de los churros que se vendían y el mate que compartía al sol, sino por la compañía. “Vine a acompañar a mi familia y a mi hermano que quería ver el desfile. A mi lo que me interesa es compartir un momento con mi familia”, cuenta.
Un grupo de amigas de la facultad, Guadalupe, Lourdes y Guiliana, de 20 años, estaban particularmente entusiasmadas por el desfile porque el tío de Lourdes volaba uno de los aviones militares que pasarían por la avenida. Normalmente, las chicas no solían asistir a eventos patrios, pero este año algo se sintió distinto.
Lourdes destaca en diálogo con este medio. “El desfile es un recordatorio de lo que realmente importa, que es nuestro país y promover el amor por la patria”.
Al anunciarse la llegada del presidente, el público compartió aplausos y silbidos. Banderas volaban por los aires cuando comenzaron a pasar los aviones militares. Los niños sonreían y apuntaban. Los jóvenes miraban hacia arriba en admiración. Algunos vecinos de la avenida Libertador salieron a sus balcones decorados de celeste y blanco.