La moda circular es el sistema de producción basado en la economía circular, que busca optimizar los procesos productivos cuidando el ambiente. En Argentina los locales para comprar ropa de segunda mano comenzaron a surgir hace unos cinco años y ahora están en boga, especialmente en la Ciudad de Buenos Aires y para rentar vestidos de fiesta.
Según este artículo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la industria de la moda es la segunda más contaminante a nivel mundial. De hecho, produce más emisiones de carbono que todos los vuelos y envíos marítimos internacionales juntos. La moda circular buscaría hacer frente a este problema, ya que, de acuerdo con la definición de este artículo de Vogue, promueve el uso consciente y racional de recursos tanto naturales como humanos, para reducir el impacto y desperdicio realizado sobre el ambiente.
Sustentabilidad
Una de las principales características de estos locales es que trabajan bajo el paraguas del slow fashion, proceso que se diferencia del fast fashion, es decir, de la producción de grandes cantidades de ropa con materiales de baja calidad que aseguran un precio barato y que tienen escasa durabilidad, de acuerdo con este artículo de Greenpeace.
“A medida que se fabrica más ropa, más se acorta la vida de las prendas. Por eso, alquilar extiende el ciclo de vida de los vestidos y disminuye la contaminación”, afirma Malena Vayo, quien creó el local de moda circular llamado Toia de Kiev junto a Josefina Linares.
Es difícil que al comprar un vestido de fiesta el estilo siga vigente a lo largo de distintas temporadas, ya que las modas y los gustos van cambiando. Paulina Terra, dueña de otro comercio llamado Maja Rent, comentó: "Mi idea es que la gente, las mujeres sobre todo, no compren más vestidos. Los que compramos los usamos dos veces porque a nosotras mismas no nos gusta que nos vean con el mismo vestido”. Suele suceder que las mujeres de algunos círculos sociales decidan no usar las mismas prendas en diferentes fiestas. Dana Atas, creadora de DRIP, dice: “A veces, pasa de moda o la clienta sube fotos con el vestido a su Instagram y no lo quiere repetir”..
Maja Rent por Paulina Terra
La dueña pertenece a una familia grande, por ende tiene muchos festejos. Por eso, decidió comenzar a confeccionar sus propios vestidos. En Instagram le preguntaban si los vendía, por lo que empezó a alquilarlos en 2019. Debido a la pandemia se reinventó y vendió ropa de géneros sustentables, hasta 2021 que se reprogramaron los eventos cancelados en 2020. El local se encuentra en Tortuguitas, provincia de Buenos Aires.
DRIP por Dana Atas
Dana Atas se recibió de contadora pública y trabajó durante mucho tiempo en empresas multinacionales. Sin embargo, se dio cuenta de que eso no era lo suyo y buscó una experiencia fuera del país. Cuando regresó a la Argentina quiso emprender. “DRIP surge como un renacer mío. Siempre me gustó mucho la moda y con mis conocimientos en administración lo pude llevar más fácil”, afirma.
En el living de su casa expuso algunos vestidos que había traído del exterior y hoy ya tiene su propio showroom en Franklin D. Roosevelt 4989 (Villa Urquiza, CABA).
Rental Dress por Carolina Gagliardini
Carolina Gagliardini empezó su negocio pos pandemia, en octubre de 2021. Tras analizar el mercado de alquiler de vestidos encontró que en Recoleta había poca competencia y mucha demanda. Buscó convenios con tintorerías hasta encontrarlo con 5asec. Al principio compró los vestidos y ahora comenzó a confeccionarlos. También trabaja con el alquiler de tops y faldas. El showroom se encuentra en Av. Callao 1395 (Barrio Norte, CABA).
Toia de Kiev por Josefina Linares y Malena Vayo
Josefina Linares y Malena Vayo detectaron que en su círculo había una necesidad de vestirse para ocasiones especiales con prendas de alta calidad, “a la moda” y a bajo costo. Vayo cuenta: “La indumentaria de fiesta tiene una amortización baja, son pocos usos para un alto precio, y las consecuencias son varias. Por un lado,el consumidor queda insatisfecho, pero también se reduce el ciclo de vida de la prenda y hay un desperdicio textil”. Por eso, ambas decidieron crear Toia de Kiev inspiradas en la representación de una mujer moderna. “Buscamos que las consumidoras vean a la marca no solo como un servicio sino que la hagan parte de su estilo de vida”, dice. El local funciona en Sinclair 3244 (Palermo, CABA).
DRESSAVANT por Julieta Colella y Gina Castellani
En Rosario, antes de 2019 solo habían algunas casas que alquilaban trajes para hombres, explica Colella. Solamente existía un lugar de alquiler de vestidos de fiesta y esto le dio la idea para empezar su emprendimiento. Junto con Castellani, que es diseñadora, presentaron su proyecto a un programa de la provincia de Santa Fe que financiaba nuevas empresas, pero no ganaron. Sin embargo, al tener el negocio ya planteado decidieron empezar a confeccionar los primeros vestidos. Contrataron a una agencia para hacer un proceso de branding y marketing. “Era un servicio que la gente no estaba acostumbrada a tener, había que hacer realmente un cambio en la conducta del consumidor”, cuenta Colella.
Abrieron su local el 1° de marzo de 2020 y durante todo el año estuvieron vendiendo distintos tipos de productos, como batas, pijamas y shampoo. “La pandemia nos ayudó porque cuando empezó ya teníamos todo armado. Si hubiese sido en el medio capaz si bajábamos los brazos”, explica. Además, el regreso a la presencialidad hizo que al principio hubiera una alta posibilidad de que los eventos se cancelaran por contagios. “En ese momento las clientas se dieron cuenta de que no tenía sentido comprarse vestidos porque no sabían si iban a llegar al evento”, comenta.
¿Cómo es el proceso de alquiler?
Los vestidos suelen alquilarse los fines de semana. Se retiran un jueves o viernes y se devuelven los lunes o martes, según cada local. Las clientas solicitan un turno para probárselos y elegir. Luego, la reservan pagando una parte en ese momento y la segunda la semana de la entrega del vestido. En el caso de algunos locales, al momento de prueba se pueden modificar al cuerpo de cada clienta sin cortarlos (haciendo pinzas, ruedo o tomando los breteles). Los precios de alquiler suelen variar entre 15 mil y 40 mil pesos e incluyen el lavado en la tintorería.
Existen otras opciones como Rental Dress y Dress Avant, que aceptan tomar vestidos de clientas en consignación. Es decir que los exponen y cada vez que se alquilan se le paga una comisión a la dueña. De esta manera, acota Colella: “No solo le damos rotación a nuestras prendas sino le damos la posibilidad a que otras personas traigan sus vestidos y darles circulación”.