A más de 4,000 metros sobre el nivel del mar, en diversas comunidades quechua-hablantes del Cusco, la realidad de niños, niñas y jóvenes se divide entre los quehaceres de la escuela, el trabajo en los campos y, desde el 2021, una pasión que ha trascendido las alturas andinas: el fútbol.
El deporte en sus vidas tomó relevancia gracias a la intervención de la ONG Sinkumunchis, que en medio de la complejidad de la pandemia, se erigió como un faro de esperanza para ayudar a desarrollar y mejorar las capacidades de los habitantes de la Ciudad Imperial.
El proyecto es dirigido por los primos Gonzalo y Diego García, quienes -junto a otros ocho entrenadores- imparten el 100% de las clases de fútbol en idioma quechua, con el objetivo de empoderar a las poblaciones y reivindicar el legado cultural.
Gonzalo, entrenador profesional, cuenta que mientras estudiaba y entrenaba equipos en Barcelona aprendió catalán; en ese momento se cuestionó el no saber quechua. Entonces lo estudió y lo aprendió sin presagiar que luego esta lengua sería fundamental en su vida.
Años más tarde y por casualidades de la vida llegó a la Comunidad Campesina Chahuaytire, ubicada en el distrito cusqueño de Pisac. Ahí quedó asombrado con la naturaleza del lugar y de las grandes canchas de fútbol que lucían abandonadas. Sin dudarlo, Gonzalo se ofreció a entrenar a quienes quisieran aprender.
La comunidad puso en debate la propuesta y, aunque al principio se estableció un salario para él, luego solo le ofrecieron una casa donde hospedarse. Para Gonzalo eso fue suficiente, él ya estaba enamorado del lugar y de la gente.
Al principio se inscribieron 140 personas dispuestas a sumarse al proyecto, pero conforme el tiempo avanzaba, la cifra se desvanecía. Al llegar el segundo mes, apenas 60 perseveraban en su camino hacia el fútbol. La época de cosecha, implacable en su demanda de mano de obra, marcó el punto más bajo, con tan solo 5 a 10 alumnos entrenando con el balón.
Con ingenio y empatía, Sinkumunchis empezó a esbozar escuelas que no solo enseñaran los secretos del balompié, sino que se adaptaran a las complejidades de la vida agrícola de sus participantes. Fruto de la persistencia, hoy las escuelas albergan a más de 1000 estudiantes.
Sinkumunchis ha logrado crear las tres primeras escuelas donde las clases se dictan en lengua originaria. Ellas están ubicadas en los distritos de Pisac (que involucra las comunidades de Cuyo Grande, Chahuaytire, Sacaca y Pampallacta), Maras (en el Centro Poblado Chequerec e involucra directamente a sus 5 anexos: Cruzpata, Ccollana Alta, Ccollana Baja, Marcahuasi y Huaypo; e indirectamente al Centro Poblado Huatata, en Chinchero) y Huayllabamba (en la que participan alumnos de Huayoccari, Huycho, Urquillos, Yucay, Urubamba, Arin y Calca, entre otros).
Este es un modelo de escuela que la organización quiere replicar en otras zonas desfavorecidas del país como Andahuaylas, Áncash. Asimismo, buscan maneras de que Sinkumunchis sea más sostenible en el tiempo.
Las mujeres tienen un gran potencial
Cuando Sinkumunchis se instaló en Cusco, las ‘Mamachas’ (mujeres procedentes de las sierras) hicieron sentir su presencia con una pregunta contundente: ¿por qué no podían unirse al juego? En un acto de inclusión inmediata, la organización reafirmó que la invitación a entrenar estaba abierta para todas, derribando las barreras tradicionales que habían excluido a las mujeres de los campos de juego.
En poco tiempo, los entrenadores y entrenadoras notaron un potencial extraordinario en las ‘Mamachas’ durante las prácticas. Su dedicación y destreza se tradujeron en victorias constantes en los campeonatos locales. Los profesores, optimistas, afirman que estas mujeres están más cerca de dar el salto a la primera división.
El fútbol como motor de autoestima
En el transcurso de su existencia, Sinkumunchis fue testigo de una transformación conmovedora, encarnada en un niño tímido y encorvado, objeto de marginación y maltrato verbal sin que nadie conociera su nombre, relegado a ser mencionado por apodos despectivos. Sin embargo, el destino le deparó un giro cuando decidió inscribirse en las clases de la ONG. En ese ambiente de aprendizaje, el joven reveló un talento innato que, hasta entonces, permanecía oculto tras las sombras de la exclusión.
Los profesores de Sinkumunchis no solo se dedicaron a pulir sus habilidades futbolísticas, sino que extendieron su atención hacia el bienestar integral del adolescente. Fue un proceso de mejora tanto física como psicológica, donde cada práctica y cada encuentro en el campo de juego se convirtieron en escalones hacia la recuperación de su autoestima y confianza.
Hoy este joven, que alguna vez fue solo un desconocido etiquetado con epítetos hirientes, se erige como uno de los deportistas más talentosos de la comunidad. Su historia es un recordatorio conmovedor de cómo el deporte, cuando se acompaña de la orientación y el apoyo adecuados, puede ser una herramienta poderosa de transformación personal y social. En Sinkumunchis, la victoria no solo se mide en goles, sino en la resiliencia de aquellos que encuentran su voz y su valía a través del juego.
Una madre de familia, que dedica su tiempo a tejer, ha logrado alternar su vida entre el trabajo, los deberes de madre y el fútbol. “Para mí, el fútbol es salud. De pequeña vi a mi padre y hermanos jugar, ahora yo juego mejor que ellos”, cuenta entre risas.
Al igual que ella, una joven de 20 años que trabaja vendiendo frutas en uno de los mercados del Cusco, se emociona al hablar de fútbol. “Juego de defensa. Para mí, el fútbol es adrenalina y un deporte muy inspirador”, comenta.
¿Te gusta el proyecto Sinkumunchis y quieres ayudar?
Internamente cuentan con 14 profesionales de distintas áreas que apoyan y se organizan por comités (deportes, educación y desarrollo). Sinkumnchis sí necesita más voluntarios, pues como movimiento social han visto que es muy productivo sumar personas al propósito.
Si te es posible ayudar, es importante que sepas que los chicos y chicas que entrenan necesitan algunos implementos como:
- Chimpunes para varones y mujeres
- Camisetas
- Balones
- Bras deportivos para chicas
- Guantes de arquero
- Canilleras