¡Buenos días! En esta edición les comparto un análisis sobre el Debate General en el que los jefes de Estado hablaron ante la Asamblea de Naciones Unidas y de lo que fueron los eventos de la Climate Week New York City. El High Level Champion de la COP27 que se celebrará en Egipto en noviembre próximo, Mahmoud Mohieldin, fue contundente: "No voy a creer nada sobre pérdidas y daños hasta que no vea la acción. Este es un problema de financiamiento. Necesitamos ver el dinero"
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"We don't have time". "No tenemos tiempo". He escuchado esta frase desde que empecé a trabajar en comunicación de temas ambientales hace ya más de 10 años. La he escuchado con mayor frecuencia desde que empecé a cubrir las negociaciones climáticas allá en 2014 en vísperas del Acuerdo de París. La escuché hasta el cansancio desde que cubro la semana más importante de Naciones Unidas en Nueva York. La escuché esta semana, de nuevo, aquí, en la ciudad que nunca duerme.
No tenemos tiempo de sobra para darnos el lujo de no actuar ante el cambio climático. Pero lo que más estamos dejando pasar es tiempo. Y aún cuando esa frase parece una figurita repetida, noté que algo que cambió. La conversación sobre cambio climático está teniendo poco de cambio climático per sé. Es, hoy, una conversación sobre financiamiento.
Tengo más de 20 páginas sólo con apuntes de lo que fue esta semana de cobertura del Debate General en el que los jefes de Estado hablaron ante la Asamblea de Naciones Unidas y de lo que fueron los eventos de la Climate Week New York City. Tengo una cantidad que ya no cuento de documentos descargados. Tengo muchos discursos que he traducido. Lo que sigue es un análisis que compila lo más destacado de todo eso para explicar por qué la conversación sobre cambio climático es hoy una conversación sobre financiamiento. Y todo lo complejo que ello implica...
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"Nuestro mundo es adicto a los combustibles fósiles. Es hora de una intervención. Necesitamos hacer que las empresas de combustibles fósiles y sus facilitadores rindan cuentas". António Guterres no tiene pelos en la lengua a la hora de referirse a los combustibles fósiles. El secretario general de Naciones Unidas es contundente sobre la procedencia del problema y, en virtud de ello, sobre lo que hay que hacer. Esa contundencia estuvo presente en el discurso que dio en la apertura del Debate General este martes, es decir, antes de que los jefes de Estado dieran sus bellos discursos.
Para Guterres, la continuidad del modelo de producción y consumo basado en la explotación de combustibles fósiles no sólo encuentra directamente su responsabilidad en las empresas propias de la industria, que perpetúan el modelo y se resisten a transicionar; sino también en múltiples otros actores que apoyan estos intereses. Bancos, administradores de activos, instituciones financieras y una maquinaria de relaciones públicas que protege los intereses de ese modelo que nos trajo a esta situación de cambio climático.
Hecho el diagnóstico, visibilizada la acción necesaria. El secretario general no es ingenuo: sabe que no podemos cerrar la canilla de los combustibles fósiles de un día para otro, pero sí es lo suficientemente inteligente como para ver que, en lugar de hacer todo lo posible para transicionar a un modelo compatible con la necesaria acción climática, son muchos los actores que se resisten al cambio. ¿Qué hacemos entonces?
"Los contaminadores deben pagar".
Así, cortito y al pie. Para Guterres los contaminadores deben rendir cuenta sobre ese daño que han ocasionado y están ocasionando. ¿Cómo? Su propuesta es que las economías desarrolladas pongan un impuesto a las ganancias extraordinarias de las empresas de combustibles fósiles. El famoso precio al carbono. Pero eso no es todo. No se trata sólo de que paguen por el impacto negativo que generan, sino que ese dinero se utilice para generar impacto positivo. Es decir, en términos de la propuesta que Guterres hizo (o urgió) a los jefes de Estado, que los fondos se dirijan a los países que más sufren pérdidas y daños por los impactos presentes del cambio climático, y a las personas que luchan contra el aumento de los precios de los alimentos y la energía -situación profundizada por la guerra en Ucrania-.
En pocas palabras: contaminás, pagás; y ese dinero tiene que ayudar a quienes se ven afectados por tu contaminación. That's it.
Esta es la propuesta, el pedido de Guterres, no la realidad actual. Y ya veremos cómo los responsables le escapan -valga redundancia- a esa responsabilidad.
En su rol como secretario de una organización internacional, Guterres tiene la función de pedir, exigir, urgir a los tomadores de decisión de las naciones. Es por ello que el miércoles en la tarde convocó a líderes a una Mesa Redonda Informal sobre Cambio Climático. Mesa que fue cerrada = no pude ingresar. Mesa sobre la cual aún no se han dado a conocer la lista de los "líderes" que participaron ni los temas de conversación (emoji de ojitos). Pero en la espera a que Guterres nos diera unas palabras, vi al enviado presidencial especial para el Clima de Estados Unidos, John Kerry.
En esa Mesa, Guterres le pidió a los líderes que trabajen en cuatro temas concretos de acción climática. Y se los pidió no para la conferencia climática COP27, sino para antes de que ella ocurra, es decir, para antes de noviembre de este año. Esos cuatro temas son: mitigación, financiamiento, adaptación, y pérdidas y daños. Esos cuatro temas son, aún cuando uno lleva el nombre, temas de financiamiento.
- Mitigación. Guterres pide a los líderes compromisos (e implementación, claro) de reducción de emisiones más ambiciosos. Sabemos que, aún si los países cumplen con los compromisos hasta ahora asumidos, estamos muy lejos de la senda de limitar el calentamiento por debajo del 1,5°C. "Las emisiones deben reducirse en un 45% antes de 2030. Los compromisos actuales las incrementarán en un 14%", argumentó.
Sabemos que la mayor diferencia la harán los países más emisores. Para que los países en desarrollo también puedan aportar en la reducción y hacer las transiciones necesarias necesitan de algo: ayuda financiera, dinero, money. - Financiamiento. De hecho, los países desarrollados se comprometieron a movilizar US$100 mil millones anuales desde 2020 a 2025 a los países en desarrollo para que puedan implementar sus políticas climáticas. Pero. Aún no pusieron el dinero sobre la mesa. "Los compromisos con el mundo en desarrollo deben cumplirse en su totalidad. Inmediatamente. El mundo necesita claridad sobre cómo los países desarrollados entregarán los US$100 mil millones al año", sentenció Guterres.
- Adaptación. La idea es que parte de ese financiamiento se dirija a medidas de adaptación a los impactos ya presentes del cambio climático. La realidad es que hay una notable desigualdad en el destino de los fondos que prioriza la mitigación. De allí que Guterres enfatizó que se debe duplicar el apoyo destinado a adaptación a US$40 mil millones anuales para 2025. Si no se da dinero para que los países se adapten, sólo vamos a tener más pérdidas y daños. Y eso también implicará costos.
- Pérdidas y daños. EL tema de disputa de la COP26, EL tema de debate para la COP27. Guterres se mostró alineado con el pedido de la sociedad civil de que se termine el tiempo de la conversación sobre el tema y se pase a la acción. "Es un tema de justicia climática, solidaridad internacional y construcción de confianza", argumentó.
Cuatro temas de la necesaria acción climática que, más allá de sus propios tecnicismos, son temas hoy sobre financiamiento. Un financiamiento que está rompiendo el multilateralismo o, más precisamente, la confianza entre los países desarrollados que no cumplen con lo comprometido y países en desarrollo que esperan la implementación de esa promesa mientras sufren los impactos de inundaciones severas, sequías intensas y olas de calor mortales.
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"No voy a creer nada sobre pérdidas y daños hasta que no vea la acción. Este es un problema de financiamiento. Necesitamos ver el dinero". Terminó su exposición en la ceremonia de apertura de la Climate Week NYC y salí corriendo de la sala de prensa para hacerle unas preguntas. Mahmoud Mohieldin es un nombre que leeremos bastante porque es el High Level Champion de la COP27 que se celebrará en Egipto en noviembre próximo. Sus palabras escaparon un poco a la diplomacia y se expresaron desde la representación de un continente y un Sur Global harto de los compromisos no cumplidos y sufridos por los impactos del cambio climático.
"El tema de pérdidas y daños es tema técnico y un tema financiero. Es un tema técnico porque hay que tener una valoración adecuada. Y es un tema financiero porque hay un sentido de compensación, de cerrar las brechas. Pero hay algunos países que tienen miedo de los daños de litigio y responsabilidad. Este es un tema importante que necesitamos empujar de una manera para asegurarnos de que el Acuerdo de París se cumpla", me explicó entre pasillos del evento y subrayó: "Los países en desarrollo no estamos pidiendo algo nuevo. Estamos pidiendo que se implemente el Acuerdo de París".
Los países en desarrollo, más expuestos a los impactos del cambio climático, piden que se movilice financiamiento para poder responder a las pérdidas y los daños que generan esos impactos. Los países desarrollados, con Estados Unidos a la cabeza, se opusieron rotundamente a ello en la COP26 en noviembre del año pasado. Desde entonces, los países y la sociedad civil han levantado la voz para que la COP27 no sea otra oportunidad perdida (o aprovechada por algunos) para actuar ante este tema. Abordarlo implica responder a múltiples desafíos.
Mohieldin calificó el sistema de financiamiento climático actual como insuficiente e ineficiente. Insuficiente porque la cantidad. Ineficiente por el proceso. Hay mucha burocracia y requisitos para que los países necesitados obtengan el financiamiento y eso hace que pase mucho tiempo hasta que el dinero finalmente llegue a donde se necesita.
"Mitigación, adaptación, pérdidas y daños al final del día se tratan de cuánto dinero vas a movilizar para poder lidiar con estos problemas. Seas inversor, una aseguradora, representante del sector público o del privado", me resume Mohieldin y explica con honestidad: "Estas personas hablan de credibilidad, de confianza. La única forma en la que yo puedo confiar en vos es básicamente cuando cumples tu promesa".
¿Y qué dicen del otro? Esos que tienen el dinero, esos que deben movilizarlo...
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"El dinero está ahí afuera, necesitamos tener la voluntad de actuar". Ok. Primer punto importante: el dinero está, no es que falta. Segundo punto: ¿dependemos de la voluntad? Emoji de llanto. Esta frase la expuso Kristalina Georgieva. Para la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI) hay dos problemas fundamentales en el financiamiento climático. Por un lado, la ausencia de un precio al carbón que permita crear incentivos para reducir las emisiones. Por otro lado, la falta de acción para movilizar el capital privado hacia el mundo en desarrollo. "Move, move, move", dijo para referirse a la movilización de ese dinero que insistió está, pero no se está dirigiendo a quienes lo necesitan.
Su foco estuvo en el sector privado, no en los compromisos no cumplidos del sector público. Sus palabras, como las de muchos, parecen siempre referirse a lo que tiene que hacer un otro y no uno, porque nada dijo sobre aliviar las deudas de los países con beneficios en acción climática.
Pero si esta posición no era suficiente para incomodarme, llegó el presidente del Banco Mundial para esparcir su negacionismo en plena semana climática. Intentaré resumir lo ocurrido. El medio The New York Times realizó un evento sobre cambio climático. Allí, el ex vice presidente de Estados Unidos, Al Gore, dijo presente en el escenario y denunció que David Malpass era un negacionista del cambio climático. La denuncia de Al Gore no es nueva ni exclusiva. Organizaciones de la sociedad ya se habían expresado en contra de la designación -que realizó Donald Trump- de Malpass a cargo del Banco Mundial por su postura anti ciencia climática. Incluso la administración de Biden tuvo expresiones similares.
Bueno, el estatuto periodista David Gelles tomó la acusación de Gore y le pidió a Malpass una respuesta. Ésta fue una hermosa canción sobre todo eso que el Banco Mundial hace para generar impacto positivo, pero nada tuvo que ver con la pregunta puntual. Gelles insistió unas tres veces:
- "¿Acepta el consenso científico de que la quema de combustibles fósiles provocada por el hombre está calentando el planeta rápida y peligrosamente?"
- "Ni siquiera lo sé. No soy un científico y esa no es una pregunta que pueda formular Al Gore. No sé por qué se queda en el escenario. Lo que tenemos que hacer es avanzar más con proyectos con impacto".
Eso responde el presidente del Banco del Mundial, que no es un científico. Las repercusiones no tardaron en llegar. Organizaciones climáticas y referentes como Christiana Figueres -arquitecta del Acuerdo de París- pidieron se lo quite del cargo. El equipo de comunicación de Malpass fue astuto en comunicar en CNN que sí consideraba que los gases de efecto invernadero contribuyen al cambio climático. ¿Y lo que vimos que ocurrió arriba del escenario del evento?
La respuesta y actitud de Malpass molesta mucho porque se traduce en ese apoyo que Guterres denunciaba al inicio: instituciones que terminan apoyando los intereses de esa industria de combustibles fósiles que nos está matando o llevando a la extinción.
Como si esto fuera poco, en ese mismo evento se le preguntó a John Kerry -que en la COP26 se opuso notablemente al tema de pérdidas y daños- si Estados Unidos pondría el dinero sobre la mesa. La respuesta del enviado especial del segundo país más emisor no tardó en llamar la atención: "Dime el gobierno en el mundo que tiene billones de dólares, porque eso es lo que cuesta".
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Mientras se discute sobre quién tiene el dinero, quién lo debe poner sobre la mesa, quién es más vulnerable para recibirlo, personas quedan bajo el agua por inundaciones, productores quedan en la ruina afectados por intensas sequías, los grupos más humildes quedan totalmente expuestos a temperaturas cada vez más elevadas.
Esta semana en Nueva York escuché que "No tenemos tiempo", pero, por sobre todo, escuché disputas y análisis sobre ese financiamiento que se necesita para que actuar ante el cambio climático sea una posibilidad para todos, y no para esos pocos que tienen el dinero en los bolsillos y las excusas sobre la mesa. Mientras cierro esta edición y me preparo para ir a cubrir la movilización climática aquí en el norte del continente, me quedo con las palabras de una de las jóvenes activistas que se movilizarán:
Financiamiento, comunidades en territorio y juventud. El cambio no puede venir sólo de arriba, tiene que venir también de abajo. Vamos a pelear por ese financiamiento.
Xiye Bastida, activista climática
Los dejo con esta imagen que fue mi oficina y hogar durante esta semana para despedirme y para asegurarles que se viene una segunda parte sobre esta cobertura. ¿O acaso no vieron ese semejante discurso de Gustavo Petro?
Hasta el próximo viernes. ¡Un saludo desde Nueva York!
Tais