Selva Almada, la autora de El viento que arrasa (título que el año pasado ganó Premio al Primer Libro del Festival Internacional del Libro de Edimburgo) se prepara para lanzar su nueva novela… y jura que no la corrige más, aunque el tiempo en cuarentena se alargue.
—Los inocentes es tu debut en literarura infantil. ¿Cuál fue el mayor desafío de escribir para chicos?
—Cuando era chica leía cualquier cosa, todo lo que caía en mis manos, mis padres eran permisivos en ese sentido. Como hago siempre que escribo pienso ¿me gustaría leer esto? Tal vez pensé: ¿a los doce o trece me hubiese gustado leer estos cuentos? Más que en relatos para niños pensé en relatos que tuvieran como protagonistas a niños, con voces que narraran desde la subjetiva de un niño.
—Tenés una nueva novela (No es un río) lista para salir desde hace meses, pero por la cuarentena recién va a lanzarse en septiembre. ¿Aprovechaste el tiempo extra para seguir corrigiéndola?
—Es una novela que empecé hace unos años y tuvo varias idas y venidas, paréntesis de tiempo… la retomé el año pasado y la terminé en el verano. Es un fin de semana de pesca en una isla del Paraná, entre amigos de toda la vida, el recuerdo de uno de ellos que murió ahogado, y un grupo de isleros con los que se cruzan en no muy buenos términos. La cerré y afortunadamente justo antes de empezar la cuarentena llegué a revisar las galeras, así que para mí ya está, no la toco más.
—¿Qué fue lo mejor que leíste últimamente?
—Siberia, de Daniela Alcívar Bellolio, una escritora ecuatoriana contemporánea que acaba de publicarse acá por la editorial Beatriz Viterbo. La novela es tremenda, demoledora y la escritura de Alcívar Bellolio es de una hermosura absoluta.
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