Los humanos somos seres sociales, tenemos el impulso de conectarnos con otros de diversas formas y con distintos objetivos. Y el baile es uno de los ejemplos más paradigmáticos. De hecho, un estudio reciente corroboró esto que sabemos a través de nuestra experiencia. Y es que este movimiento sincronizado con la música juega un papel fundamental en la unión social a nivel grupal y mejora el vínculo entre los miembros.
¿Lo más novedoso? Aunque la danza mejora el lazo entre los integrantes de un grupo, no aumenta necesariamente la disposición a comportarse prosocialmente, es decir, no nos hace más generosos ni propensos a tener conductas que favorecen a los demás. La clave está en el orden de los factores (que, en este caso, sí altera el producto).
“Me pareció que colectivamente habíamos malinterpretado el problema de la cooperación. Las sociedades no evolucionan para facilitar la cooperación. En cambio, la cooperación surge como un beneficio, una vez que se ha creado una sociedad enlazada. La danza podría ser uno de los mecanismos utilizados para crear una sociedad unida”, dijo a PsyPost uno de los autores del estudio, Robin Dunbar, profesor de psicología en la Universidad de Oxford y autor del libro Friends: Understanding the Power of our Most Important Relationships (en español: Amigos: comprender el poder de nuestras relaciones más importantes).
Es decir, puede que bailar no nos haga en sí seres más altruistas, pero aún presenta cualidades y beneficios únicos. Como describe el medio especializado en psicología, el movimiento sincronizado implica que nos movamos juntos de manera coordinada y constituye un fenómeno bastante común en las interacciones humanas, desde los rituales y celebraciones culturales tradicionales hasta el baile moderno.
Para la reciente investigación, publicada en la revista científica Evolutionary Behavioral Sciences, los científicos se preguntaron si había alguna diferencia entre bailar y hacer otra actividad grupal sincronizada. Para ello, contrastaron la danza con el entrenamiento en circuito de gimnasia, de modo que proporcione una comparación justa.
Según el paper, “las personas se sincronizan de manera espontánea e inconsciente con la música mientras hacen ejercicio, y se sabe que esto mejora tanto el estado de ánimo como la capacidad para soportar ejercicios extenuantes. Dado que es probable que la inclusión de música en una condición de actividad no sincronizada pueda confundir cualquier intento de medir el efecto de la sincronía en la vinculación, el estudio involucró una sesión de gimnasia grupal sin música como condición de referencia”.
Como resultado los investigadores advirtieron que, en realidad, cuando pasamos tiempo junto a otros haciendo una actividad física, como bailar o hacer ejercicio, aumenta nuestro sentido de vinculación o conexión, pero esto no quiere decir que necesariamente lleve a mayor generosidad ni confianza.
“Al igual que muchos de los otros comportamientos que usamos en nuestras interacciones sociales, bailar juntos es uno de los mecanismos que usamos para crear las relaciones de unión (amistad) que sustentan nuestros grupos sociales cohesivos. Sin embargo, no necesariamente nos alientan a comportarnos de manera altruista con los extraños. Lo que hace es permitirnos construir una relación de confianza que facilita el altruismo”, precisó Dunbar a PsyPost.
Para el estudio que constó con diversos experimentos se reclutaron un total de 167 participantes de entre 18 y 67 años. Como tal, da pistas sobre el rol del baile en nuestras sociedades, pero no es suficiente para generalizar los resultados. Lo importante, como resume el medio, es que cuando tenemos un sentido de pertenencia y conexión con los demás, es más probable que actuemos para beneficiar al grupo en su conjunto.
Si te interesa leer más sobre sentido de pertenencia, te dejo esta nota que publicamos hace pocos días. También, si te interesa profundizar en qué es y cómo logramos la sincronía con otras personas, en esta nota contamos sobre estudios que sugieren que cuando compartimos una experiencia o entablamos una conversación armonizamos las ondas cerebrales.