Conduce un programa en TNT Sports, comenta el fútbol femenino, participó de la transmisión de los Juegos Olímpicos de Tokio en la TV Pública y sus aspiraciones parecen no tener techo. También es nutricionista, carrera que no ejerce pero que aplica a su propia vida saludable, y mamá de tres chicos. Además, es fanática del surf y lo practica cada vez que puede.
Pero Magui Aicega es ante el ojo público una de las capitanas de Las Leonas más destacadas de la historia. Es un emblema del hockey argentino y ese título la va a acompañar para siempre. Sin embargo, ella supo desde un primer momento que no bastaría con la gloria alcanzada para, de alguna forma, sostener el resto de su vida.
Hace más de una década, su plan era dejar el deporte profesional en el Champions Trophy de Quilmes, en 2007, aunque algo le dijo que tenía que esperar un año más.
El equipo, que estaba conformado por amigas más que compañeras, miraba hacia Beijing, donde tendrían lugar los siguientes Juegos Olímpicos. Ella decidió que apuntaría hacia allí también. La consigna fue entonces aprovechar cada segundo al máximo, lo que se tradujo en una medalla de bronce para Las Leonas y un cierre de carrera de oro para Magui.
“Cuando te retirás, más allá de que una lo procese y lo prepare, es un cambio. Yo estuve 16 años en la Selección y es un estilo de vida”, cuenta la exleona. Para ella, dar vuelta la página no fue tan doloroso porque sabía lo que le esperaba en las carillas siguientes. Ya era licenciada en Nutrición y después de Beijing le surgió la oportunidad de trabajar como periodista para ESPN.
En relación a esto, dice: “Yo ya estaba preparada para el pos, por eso más allá de cambiar un estilo de vida me preparé para lo que iba a venir, que es importantísimo porque si no no sé qué hubiera pasado”.
Retirarse versus ser retirado
Lamentablemente, lo que les pasa a muchos deportistas al retirarse es que se hunden en un vacío existencial del que es difícil salir si no hacen un trabajo interno pertinente antes de marcar ese punto final en sus carreras.
El propio DT de la Selección Argentina de Fútbol, Lionel Scaloni, compartió en una entrevista la experiencia de su retiro, cuando tuvo que dejar el fútbol profesional por una lesión.
“Estaría bueno que todos los clubes tuvieran un psicólogo que te prepare para lo que viene. (…) Yo me encontré con que terminé de jugar, creí que la tenía toda pensada, pero todas las mañanas no sabía qué hacer. Estás en el sofá, ves televisión, llevás a los chicos a la escuela, pero tenés un vacío que no sabés cómo llenarlo”, contó quien supo reinventarse y volver a tocar el cielo con las manos en la Copa América 2021, aunque esta vez como entrenador.
“Para el deportista, retirarse es cambiar totalmente su normalidad, dejar de lado algo que ama, entender que deja de ser lo que se proyectó. Sus deseos cambian, sus objetivos cambian. Si no se prepara, puede resultar algo traumático, angustiante y a veces nos encontramos con deportistas que entran en estados de depresión porque no encuentran que pueden ser productivos, ni valorados, ni reconocidos por el otro”, explica Pablo Nigro, presidente de la Asociación de Psicología del Deporte Argentina (APDA).
Según un estudio de la FIFA, un 28% de los jugadores de fútbol retirados tiene dificultades para dormir, mientras que un 13% sufre de depresión y otro 11% de ansiedad. Para abordar la problemática, la FIFA lanzó la campaña #ReachOut (acá podés ver de qué se trata).
Nigro conoce de cerca lo que sucede en el universo deportivo, dado que trabaja como psicólogo de la Primera División de fútbol profesional de River Plate, de la Confederación Argentina de Gimnasia y de atletas de élite de diversas disciplinas.
De acuerdo con su análisis, hay deportistas que se retiran del deporte y hay otros que son retirados. “El deportista que prepara el retiro, que ya sabe que cumplió un ciclo, que puede ordenarse y encarar la vida desde otro lugar, seguramente lo va a vivir de una manera mucho más relajada, más de disfrute. El deportista que es retirado por el deporte lo vive de una forma mucho más traumática porque le fue arrancado ese deseo que no pudo disfrutar hasta donde hubiese querido”, amplía.
El acompañamiento psicológico se vuelve algo esencial para los atletas. Sobre todo porque los retiros se suelen dar en edades muy tempranas. El propio especialista en salud mental de River ilustra el cambio que se generó en el ámbito del fútbol: cuando empezó a trabajar en este universo él era el único del equipo psicológico, pero hoy en día el área de Psicología del club cuenta con seis profesionales.
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Herramientas para evitar el vacío existencial tras un retiro deportivo
Sebastián Blasco es director de la Diplomatura de Psicología del Deporte de la Universidad Austral y acuña el concepto de “identificación exclusiva”, es decir, aquello por lo que la persona se define. En el caso de los atletas, los define aquello que hacen.
Por eso, el profesional explica que el retiro presenta una dificultad: aun cuando la persona se siente vigente, entusiasta y vital, para el mundo del deporte deja de tener vigencia. Y si la identidad de la persona se sostiene por la actividad que estaba ejecutando, cuando deja de hacerla “es posible que caiga en un vacío existencial muy profundo”.
En línea con lo que sostiene Nigro, Blasco observa que al deportista se lo prepara “mucho más que antes” para el retiro. Algunos de estos cambios se reflejan en que se concibe a los atletas en un costado más personal y hasta ellos mismos se dan cuenta de que no basta la expertise técnica para triunfar en la vida, sino que hay que acompañarla con estudios y otros hábitos.
“Entonces empieza a nutrirse no solamente en un eje vertical sino en un eje horizontal. La famosa ‘Teoría de la T’, en la cual para poder profundizar en un concepto no tengo que trabajar sobre la verticalidad sino sobre una variable horizontal, superficial y amplia —como las otras áreas de la vida— que pueda darle sostén a ese eje vertical que me da la expertise en un área particular”, define el psicólogo.
Quizás Paula Pareto sea un ejemplo perfecto para ilustrar esta “Teoría de la T”. La judoca se retiró del deporte profesional en los Juegos Olímpicos de Tokio y, si bien implicó un gran giro en su vida, la Peque se mueve por otros campos que quiere seguir explorando. Ella misma dijo que sus objetivos son crecer en su carrera como traumatóloga, acompañar a la Selección argentina de judo y profundizar en las acciones de ayuda social.
En línea con esto, el presidente de APDA añade que es importante dar acompañamiento al atleta para que se prepare para “la segunda parte de su vida”. “Tiene que tener primero claridad sobre lo que va a tener que enfrentar, con qué herramientas va a contar y a partir de eso encontrar espacios en su vida totalmente distintos a los que tenía antes”, expresa.
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Esto es un poco lo que vivió Magui Aicega, quien no tuvo contención psicológica porque, según manifiesta, no la necesitó, pero destinó todas sus energías en hacer algo más. Además de ser nutricionista e inclinarse poco a poco por el periodismo, fundó entonces una empresa de accesorios que después abandonó, pero que fue clave para poder atravesar el momento del retiro.
A su vez, la exdeportista profesional habló de la dificultad de “volver a arrancar”. “Yo terminé como capitana de Las Leonas y cuando fui mamá no tenía ni idea de cómo serlo”, recuerda. Además, menciona el valor de “la humildad”: lo percibió cuando en el periodismo ya no le pedían notas, sino que ella era quien tenía que escuchar a otros.
Retiro deportivo: el amateurismo que no escapa al vacío
Nicolás Pintos tenía 16 años cuando se enteró de que tenía que dejar su deporte favorito, el rugby. Lo practicaba de forma amateur pero se le empezaron a formar coágulos en la sangre y como empezó a tomar anticoagulantes los médicos le prohibieron seguir compitiendo.
“Era todo en ese momento. Era una pasión increíble la que sentía. Me sentía muy feliz cuando practicaba ese deporte”, recuerda hoy a sus casi 30 años. Nicolás, quien se dedica ahora al derecho societario, admite que fue “muy duro” aceptar lo que sucedía. La contención psicológica y el apoyo de la familia y los amigos fueron pilares importantes para seguir adelante.
Aunque confiesa que el del rugby es un vacío que todavía no llenó, el joven se refugió en otros deportes como el boxeo —que más tarde tuvo que dejar— el crossfit, que todavía practica, y el golf. “No es una sensación como la que tuve con el rugby, pero acepto que es distinta y buena”, reflexiona.
Pablo Grondona también fue, de alguna forma, “retirado” de otro deporte, el fútbol amateur. Lo jugó hasta sus 64, pero una artrosis en la rodilla derecha le empezó a impedir patear como lo hacía en sus comienzos.
Sin embargo, 12 años antes de dejarlo había empezado a hacer bicicleta de ruta para fortalecer los cuádriceps y aliviar su rodilla. “Así fui ‘migrando’ de deporte y durante un tiempo, atravesando los 62 años, a mis sábados los llamé ‘de la doble bolsa’: el bolso de ciclismo por la mañana y el de fútbol por la tarde”, cuenta el abogado.
Ahora, el ciclismo es su mayor pasión. En el último tiempo compitió en todo tipo de eventos y hasta llegó a cruzar dos veces los Andes hacia Chile. Por más que se mantiene activo, Pablo reflexiona: “Hoy, en mis casi 72, cuesta ajustarme a las limitaciones físicas de la edad. No es lindo ver que te vas quedando solo (por suerte aún puedo seguir), cómo te pasa o se te escapa casi ‘todo el mundo’ que antes estaba en tu nivel o alcance”.
Según Blasco, “es muy traumático cuando alguien no puede cumplir su sueño, cuando el deseo se trunca”. “Ahí hay que prepararlo desde el espacio terapéutico para lograr la aceptación”, sugiere.
A su vez, el psicólogo de River destaca que en el amateurismo no se da la identificación exclusiva que en el profesionalismo sí, lo cual “es bueno”. Sin embargo, plantea que el deporte muchas veces actúa como momentos de ocio y de contemplación para ponerle un freno a la ansiedad del día a día. “Cuando perdemos esos momentos, corremos el riesgo de no saber manejar la ansiedad y el estrés”.
Por eso, resalta que a estos “retiros deportivos” siempre se les puede encontrar un sentido, por más difícil que sea atravesarlos.