¡Hola, amigos y amigas! En una era (y en un país) en que ser viejo no es lo más deseado, dos novelas europeas redescubiertas por editores argentinos (Prohibido morir aquí y El libro del verano) ponen la cuestión en discusión con elegancia.
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¿Viejos? ¡Viejos son los trapos! Se publicaron dos novelas de principios de los setenta y fueron un hitazo. Su particularidad: tratan sobre la vejez. ¡Mamita, qué tema denso, poco revisado, y tradicionalmente gris y opaco! Una es Prohibido morir aquí (La bestia equilátera), de Elizabeth Taylor, una inglesa divina que nada tiene que ver con la actriz y ya tiene más de un año en librerías.
- La otra es una novedad de diciembre de 2019, El libro del verano (Compañía Naviera limitada), de la finlandesa Tove Jansson. Ambas vienen envueltas de una placidez tristona, tienen un orden melancólico y módico. Al mismo tiempo tienen mucho humor.
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Boom. Cuando salió en Argentina, Prohibido morir aquí se convirtió en un pequeño y bienvenido suceso de ventas. Fue durante una temporada larga, que todavía da coletazos, la novela favorita entre lectores comunes y corrientes y lectores profesionales y especializados. En Twitter e Instagram no se ahorraron elogios y halagos y hasta The Guardian, en su momento, la consideró una de las mejores novelas de todos los tiempos.
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Aciertos editoriales. La primera ocurre en una especie de geriátrico, el Hotel Claremont, adonde los viejos van a morir (aunque esté prohibido); y la segunda en una isla atacada por el clima y los elementos. Una es urbana, la otra rabiosamente vinculada con la naturaleza, las dos son la isla de la vejez. Ese exilio forzado.
Help the aged! (“¡Ayuda a los viejos!”), canta Jarvis Cocker, “porque alguna vez fueron como vos”. Todos sabemos que a casi nadie le importan los ancianos, ni allá (me guío por lo que Jarvis pide a gritos) ni acá, pero las dos novelas generaron fascinación y revuelo. Una peculiaridad: las dos son novelas también “viejas”. La de Taylor se publicó en 1971 (su título original es Mrs. Palfrey at the Claremont), y cuando nadie pensaba más en ella, se imprimió acá como novedad y la rompió. ¡La magia del acierto editorial! La de Tove Jansson tiene apenas un año de diferencia: apareció por primera vez en 1972.
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Franqueza necesaria. Edwin Frank, poeta y editor de la New York Review Books, uno de los encargados de volver a darle vida al libro de Jansson, dice que muchas veces el mejor arte es irrelevante. La edad de la franqueza. Como dijo Samuel Johnson, cuando uno pasa los setenta y pico entra en la edad de la franqueza. ¿Para qué seguir boludeando, si las cartas ya están echadas? En esa parece que andan las dos viejas de estas novelas. En la edad de la franqueza, y adentro de dos novelas francas.
Pero no solo eso. No son solo relatos sobre la vejez. Son historias en donde las protagonistas son dos mujeres independientes, fuertes y filosas, con sentido del humor y emprendiendo una capitulación llena de vida.
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Escuchado en el gym. Hoy en el gimnasio, cuando íbamos por el abdominal número 100.000, una que estaba a mi lado se mira al espejo, me mira a mi y dice: “Yo no me considero vieja, sino clásica”. Sigo su concepto y les recomiendo estos dos clásicos.
Y aquí, los libros de no ficción de la semana:
Malvinas: Crónicas de cinco siglos, de Alejandro Winograd, comentado por Flavia Tomaello. "Malvinas es un abismo de conocimiento para la mayoría de los argentinos. De la guerra hay sobreabundancia de datos y relatos. Del espíritu reivindicatorio nacionalista existen argumentos. Sin embargo, de las vivencias que atravesó el archipiélago a lo largo de su historia, hay poca memoria. Lo que se cuenta se repite. Hay poco novedoso. Este libro es todo lo contrario. Es una lectura que zarpa hacia el descubrimiento. Un gran trabajo de artesano ha realizado Alejandro Winograd para componer este texto que, cumple -sin defraudar- con la meta que se propone. Un relato que parte del 1600 y enhebra cada perla de la historia a partir de una cuidadosa recuperación de bitácoras y anotaciones, escritos de época, documentos de conquista y textos epistolares… un puntilloso trabajo de orfebre que se surtió de detalles hallados en cientos de fuentes diferentes". Aquí, el comentario completo.
En defensa de la Ilustración, de Steven Pinker, comentado por Diana Cohen Agrest. "Pinker cuenta con una extensísima obra, gran parte de ella traducida al español, cómo funciona la mente; la tabla rasa; los ángeles que llevamos dentro. Analiza los mecanismos y sesgos cognitivos que conducen a juicios erróneos que atraviesan desde la vida personal hasta la construcción de la política. De allí que en el subtítulo de la nueva obra, “Por la razón, la ciencia, el humanismo y el progreso”, desafía un prejuicio aceptado acríticamente: es un lugar común citar un proverbio del Eclesiastés, atribuido al rey Salomón: 'No hay nada nuevo bajo el sol'". Aquí, el comentario completo.
Espero que te haya gustado el envío de hoy. Yo me retiro a seguir buscando libros y, no lo dudes, leo siempre los mails de los seguidores de esta newsletter: escribime a [email protected]
Fuerte abrazo,
Flor.