Vecinos del barrio False Creek en Vancouver, Canadá usan sus propias aguas residuales como fuente de generación renovable. Se trata de 6.210 hogares que tuvieron reformas hace poco para aprovechar el calor de los desechos que, en general, se pierden en los sistemas de ductos subterráneos para obtener calefacción eléctrica y agua caliente barata y sin emisiones de carbono.
«Hay suficiente calor en el sistema de alcantarillado para calentar literalmente los barrios. En False Creek lo llevamos adelante desde 2010″, destacó el responsable de energía vecinal de la ciudad de Vancouver en declaraciones para la BBC, Derek Pope.
«Lo más interesante es que nuestro sistema de recuperación de calor funciona con una eficiencia superior al 300%, de modo que por cada unidad de electricidad que utilizamos para hacer funcionar la bomba de calor, obtenemos más de tres unidades de energía térmica o calor», afirmó Pope. Se trata de una energía que las autoridades gubernamentales evalúan cada vez más.
«La utilización del calor residual es una de las herramientas que tenemos a nuestro alcance para abandonar fuentes de energía que se vuelven cada vez más caras como el gas natural y su precio volátil. Es una plataforma realmente buena para reducir las emisiones a escala de barrio, sobre todo en zonas de población densa», marcó el referente.
En Vancouver los edificios son responsables de más del 50% de las emisiones de gases de efecto invernadero de la ciudad, debido a que la calefacción y el agua caliente se obtienen mediante gas natural, según datos citados por Pope.
La ciudad realizó instalaciones sobre la estación de bombeo de aguas residuales que capta el calor antes de que llegue a las depuradoras. El calor en el agua es relativamente fácil de aprovechar en el sistema de ductos porque está contenido. Según explicó Pope, las aguas residuales están a unos 20°C y las bombas de calor lo concentran para producir agua caliente hasta que llega a alcanzar los 80ºC.
La temperatura que haga en el exterior no le afecta porque las aguas residuales están siempre calientes, con lo que el sistema funciona de la misma manera, aunque aumente la demanda en los días más fríos del invierno.
El calor que se recupera de las aguas residuales pasa a una red de tuberías de 8,3 kilómetros de longitud, que distribuye ese calor a los 44 edificios del distrito. «En cada edificio, los intercambiadores de calor transfieren el calor del sistema de circuito cerrado de agua al sistema de calefacción de los edificios y a las tuberías de agua caliente sanitaria y luego el agua fría vuelve a circular hasta la central», explicó.
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