“Ya no vas a poder tener hijos de ninguna manera”, le dijeron a María Eugenia Zapatero. Tenía 38 años y había acudido al ginecólogo tras mucho tiempo de notar síntomas que no reconocía. Aunque la maternidad ya estaba fuera de sus planes, sintió un nudo en la panza: como si la vida de la mujer terminara cuando no hay más posibilidad reproductiva. La realidad es que María Eugenia estaba dando su primer paso en el largo camino de la menopausia. Un camino que transitan o transitarán en algún momento las mujeres que habitan esta tierra pero que pocas conocen en profundidad.
Ella era joven y no entendía por qué estaba sintiendo lo que sentía. Por qué su cuerpo cambiaba de forma natural sin aviso: fluctuaciones en la menstruación, calores intensos, insomnio de noche. Sumado a que estaba viviendo en el exterior y la sensibilidad médica era diferente. Así fue como llamó a una amiga argentina, que estaba pasando por lo mismo, y le preguntó qué podía hacer y ella le sugirió que entrara a la página de No Pausa.
Desde su departamento en Madrid, España, encontró en este sitio web un espacio de comprensión: “No estoy sola en esto”, fue una de sus sensaciones. A lo lejos, pudo navegar en un lugar donde percibió abrazos, información, comunidad y una posibilidad de acompañamiento profesional.
Todas tenemos maneras diferentes de encontrarnos con la menopausia. Algunas con un susto de fertilidad, como María Eugenia; otras con un proceso de reflexión, como le pasó a Milagros Kirpach, cofundadora de No Pausa y directora de Operaciones. Tan solo con 25 años ganó conciencia sobre su cuerpo, su biología hormonal y su fertilidad: la menstruación eventualmente terminaría. ¿Y después qué?
Al finalizar su carrera universitaria, se juntó a tomar un café con su entonces mentora Miriam Di Paoli, luego también cofundadora y CEO de No Pausa. En esa charla, Miriam le contó sobre la menopausia, el cambio físico y psicológico que estaba transitando pero, lo más importante, lo mucho que había tardado en darse cuenta de que en definitiva se trataba de un proceso biológico. Hubo un clic en ambas. Una tenía la experiencia; la otra, el empujón de la curiosidad.
Combatir el desconocimiento, el primer paso
Así, en 2019, formaron una asociación civil con el objetivo de visibilizar y concientizar sobre la menopausia. Fueron primero golpeando puertas (literalmente) para brindar información, aunque muchas veces las rechazaban, y luego hicieron una primera reunión (que no superó las 20 personas) en un café. “Queríamos poner el tema en agenda. Empezar a entender qué pasaba con eso y bastante rápido nos dimos cuenta de que esa experiencia personal individual era algo colectivo y se replicaba”, confiesa Milagros en diálogo con RED/ACCIÓN.
En esos primeros intentos se dieron cuenta de que así como todas compartían una experiencia biológica, también compartían el desconocimiento y una carencia de apoyo . “La falta de información termina teniendo un impacto en la calidad de vida de las mujeres”, explica Milagros. De hecho, una investigación británica demostró que un millón de mujeres podrían verse forzadas a dejar su trabajo debido a sus síntomas vinculados con la menopausia y la falta de atención a ellos en entornos laborales.
Hoy buscan cambiar esta realidad con su red informativa (así la llama Milagros). Es un sitio web dedicado exclusivamente a informar de manera profesional y científica sobre la menopausia desde todos los ángulos posibles: los tipos, los síntomas, algunos consejos para sobrellevar esta etapa e incluso un observatorio que realiza investigaciones profundas relacionadas a la cuestión. Crearon, de alguna forma, una puerta al conocimiento para todo el mundo, con el fin de ayudar a dejar atrás estereotipos.
La primera semilla de desinformación está en no saber que la menopausia solo se refiere al día de nuestro último período. En verdad, las mujeres vivimos el climaterio, un proceso de transición biológica que incluye el antes, el durante y el después de la menopausia. “Usamos mal el término, reduciendo un día de nuestras vidas a una etapa que dura alrededor de diez años. Este reduccionismo perpetúa estereotipos que simplifican, estigmatizan e invisibilizan”, expresa en diálogo con RED/ACCIÓN Julieta Verna, médica nutricionista quien junto con la ginecóloga María Victoria Pereiras Giuliano forman el equipo de profesionales de No Pausa.
En detalle, el climaterio se divide en tres etapas. Por un lado, la perimenopausia, que es el momento donde aparecen los primeros síntomas relacionados a la bajada de los estrógenos y el momento en que llega la menopausia. Llega a mediados de los 40 y se caracteriza por las fluctuaciones hormonales más intensas. Después, obviamente, el día de la menopausia que se marca cuando por doce meses consecutivos no hay menstruación.
Por último, está la posmenopausia. Acá las hormonas empiezan a estabilizarse y los síntomas disminuyen en frecuencia e intensidad. Comienza con esos primeros doce meses sin período menstrual y puede durar hasta cinco años. Durante todo el climaterio, se pueden presentar más de 34 síntomas diferentes (más dqel 90 % de las mujeres registraron haber tenido alguno) como sofocos, sudores nocturnos, insomnio, cambios de humor, fatiga, sequedad vaginal, dolor articular, lagunas mentales, entre otros.
De acuerdo con una investigación de No Pausa , el 77,3 % de las mujeres no conoce que la menopausia es solo un día de nuestras vidas. “Sentí que llegué a esta etapa con muy poca información. No es una enfermedad, pero puede traer cambios muy significativos que se ven a través de señales corporales muy agudas y molestas”, expresó Mariana Carbajal, periodista, feminista y autora del libro Encendidas: Un viaje íntimo por la menopausia. Una guía para anticiparse y transitarla mejor, en una entrevista exclusiva con RED/ACCIÓN.
Y el desconocimiento puede ser un factor que aumente los síntomas e incluso que aparezcan otras consecuencias, según la nutricionista Verna. “Las mujeres que no entienden sus síntomas pueden sentirse aisladas y solas, pensando que sus experiencias no son compartidas por otras. Esto puede conducir a un retraimiento social y una disminución del apoyo emocional”, detalla Verna.
Por eso, es importante que esta información circule a temprana edad. “En mi entorno, hay mucho tabú. No tengo conocimiento de la menopausia. Todo lo que sé es muy vago y general. Probablemente porque otros elementos toman más importancia a esta edad: embarazos, enfermedades de transmisión sexual, sexualidad”, confiesa en diálogo con RED/ACCIÓN Pilar de León, de 24 años. “Creo que tiene una amplia relevancia para la mujer, pero no me siento preparada para encarar esa etapa de la vida”, profundiza.
Natalia Zuluaga, de 31 años, también expresa un sentimiento parecido al de Pilar, pero ya con un poco más de preocupación: “Solamente te empiezan a advertir de los síntomas de la menopausia cuando estás cerca. Yo en teoría estoy alejada, pero quizás puedo tener una menopausia temprana”, reflexiona. “Socialmente no se habla lo necesario. No hay explicación del proceso. Y muchas veces solo se menciona dentro de un contexto de broma que estigmatiza a la mujer”, agrega.
Además, la falta de información no es exclusiva de las mujeres que lo transitan, sino que también convoca a los profesionales y a los sistemas de salud, aquellos actores que deberían ser los que acompañen. Según una investigación de la OMS, además de que el 70 % llega a esta etapa sin información suficiente para decidir cómo abordarla, en muchos países se pasa por alto el bienestar de las mujeres menopáusicas y este proceso recibe poca atención en los planes de formación de numerosos trabajadores sanitarios.
Un ejemplo que ilustra esta tendencia es el hecho de que los tampones femeninos que se utilizan durante la menstruación fueron probados con sangre verdadera recién el año pasado en Estados Unidos, décadas después de que el producto estuviera en el mercado, según informa un reciente estudio publicado en BMJ Sexual & Reproductive Health. “La desinformación sobre el tabú de dejar de menstruar tiene una alta incidencia en las personas y también un alto costo para el sistema de salud”, asegura Verna.
Luego de la información, el tratamiento
Pero, aunque la información es un punto de partida, por sí sola no es suficiente. En consecuencia, Miriam y Milagros decidieron dar un paso más que crear una asociación civil (la cual sigue vigente para cuestiones informativas y como espacio comunitario). Por eso desarrollaron a comienzos de 2023 una start-up que ofrece un tratamiento médico a sus usuarias en la Argentina, Chile y Uruguay. Así, en primer lugar, nació el MenoCheck, un test de autoevaluación con un costo de alrededor de 10.000 pesos argentinos que permite identificar en qué parte del climaterio estás y cuáles son las sugerencias y recomendaciones para los síntomas.
Una vez diagnosticada con el MenoCheck, se puede elegir entre varías vías. Por un lado, consultar con tu ginecólogo personal y seguir tu proceso de manera individual: hasta ahí la persona solo fue parte de un simple comienzo. Sin embargo, se puede hacer el seguimiento profundo para tratar los síntomas de la mano del equipo de No Pausa.
Para esto, se debe pagar la suscripción única de alrededor de 40.000 pesos argentinos para el “MenoCheck + Consulta”. Este plan incluye todo lo que se ofrece en el ya realizado paso previo y suma la posibilidad de una consulta virtual de treinta minutos con una profesional (nutricionista o ginecóloga). Acá ya se pueden dar recetas y prescripciones para amortiguar los síntomas y también hay una atención por chat personalizada.
También, quienes quieran elevar el tratamiento pueden suscribirse al MenoPlan Nutricional con un costo de alrededor de 80.000 pesos argentinos. Durante dos meses se desarrolla un plan de acción de la mano de profesionales para tratar los síntomas. Esta opción incluye una consulta virtual mensual uno a uno con una médica nutricionista, consultorios semanales grupales para despejar dudas, acceso a grupos cerrados de pares que transitan el mismo proceso y atención virtual constante.
Lo que viene después de estos tratamientos es una sensación de alivio en las mujeres, según lo describe Milagros. “Primero, desde un lugar de entender qué te está pasando y cómo tratarlo. Es un momento clave donde hagas lo que hagas va a definir cómo vas a vivir tu longevidad. Segundo, de sacarle ese manto del prejuicio y carga negativa que tiene la menopausia. Alejarse de una cara de vejez y finitud para acercarse a la realidad de una que no tiene nada que ver”, profundiza la fundadora.
Según datos brindados por No Pausa, ya registraron más de 500 mujeres que dieron un paso más y eligieron el camino hacia la consulta profesional con el equipo. También, más de 250 usuarias optaron por el MenoPlan para hacer el seguimiento de su climaterio y ya hay más de 120.000 mujeres dentro de la comunidad donde se comparten experiencias, información y apoyo.
Leticia Da Silva es una mujer de 45 años que vive en Montevideo, Uruguay. Ella empezó a los 40 años con síntomas como fluctuaciones en la menstruación y dolores articulares. Al hacerse estudios, los médicos la diagnosticaron con fibromialgia, una condición que nada tenía que ver con el climaterio (que era efectivamente lo que estaba comenzando). Algunos profesionales llegaron a decirle que “era parte de la vida”. Pero su sufrimiento solo aumentaba y su angustia de no entender qué pasaba, también.
Cuando comenzaron los calores, uno de los síntomas que más se asocian con la menopausia, se dio cuenta de que quizás lo que le pasaba iba en esa línea. “Una amiga me comentó de No Pausa y las empecé a seguir. Me di cuenta de que me pasaba todo lo que leía en la página. Empecé a preguntarme si lo que de verdad tenía era la perimenopausia”, explica en diálogo con RED/ACCIÓN.
Sin embargo, no logró encontrar un médico o profesional que entendiera lo que estaba transitando. Consecuentemente, decidió anotarse en el Plan Nutricional. “Realmente cambió mi calidad de vida. Se me fueron los dolores de cabeza y dejé la medicación para amortiguarlos. Aprendí a comer y bajar mi pico de azúcar, buscar más proteínas. Hago ejercicio de manera consciente pensando en mi masa muscular”, detalla.
Algo similar le pasó a María Eugenia, aquella a la que le diagnosticaron primero con el fin de la maternidad, antes que la menopausia. Después de hacer el MenoCheck, sacó el plan de la consulta que le facilitó todos los estudios que se tenía que hacer dentro de los próximos dos meses, así cómo algunos medicamentos para tratar sus síntomas. En su caso, empezó con la terapia de reemplazo hormonal y suplementos naturales.
“Llevo un mes y estoy mucho mejor de los síntomas. Igualmente, me pareció clave poder hablar con alguien para que te pueda explicar que esto es un proceso, que lleva tiempo, que hay que darle mínimo dos meses para ver sus efectos”, comenta. “Me falta sumar la parte de nutrición. Hasta ahora, me encontré con un sistema muy sencillo y amigable de acceder”, describe refiriendose a la dinámica digital de No Pausa.
Todavía hay una cuenta pendiente
Aunque físicamente tanto Leticia como María Eugenia mejoraron, todavía hay una necesidad: el apoyo psicológico. “Yo no tenía en mis planes tener hijos a esa edad, pero quizás otra persona sí y un acompañamiento puede ser fundamental”, explica María Eugenia. “Hay un ideal de que cuando se termina la fertilidad se termina la vida. Pero no termina nada, sino que empieza todo: el disfrute. Entender eso es un proceso”, comparte.
En esta línea, Leticia explica que muchas veces transitar el climaterio y la menopausia es un conjunto de muchas emociones. “Noto que todo me genera más estrés, estoy más ansiosa. Me encantaría poder tener las herramientas para poder manejar estos sentimientos”, cuenta. Y aclara que al estar en Uruguay se le dificulta conseguir profesionales de la salud alineados con los valores de No Pausa.
La dinámica de No Pausa es digital. Y por ahora así se mantendrá. Lo complicado es cuando personas de diferentes partes del mundo hispanohablante quieren seguir el proceso después del MenoCheck. Aunque se pueda hacer la consulta virtual, las recetas médicas y las órdenes para los estudios no son válidas en todas las partes del globo. Esa fue una dificultad que María Eugenia vivió en carne propia, cuando estaba en España y quería comenzar su tratamiento. Por ahora, solo las argentinas gozan de este beneficio. Tanto las uruguayas como las chilenas son derivadas por el equipo con profesionales para que puedan hacerse los estudios.
Pero expandirse también tiene su costo: no todos los países de Latinoamérica (donde proyectan ser pioneras) tienen los mismos problemas: tanto sociales como en los sistemas de salud pública. Y ese desafío es un obstáculo que hay que saltar cada vez que se toca la puerta de otra nación con esta iniciativa. “Hay que entender la idiosincrasia y la conversación que hay en relación a ello”, afirma Milargos.
Las zonas rurales, un lugar difícil de llenar
En este sentido, incluso agrandarse dentro de una misma región puede significar un desafío. Por un lado, al ser digital, llegar a las zonas donde los recursos digitales son escasos ya presenta una limitación. Según un informe del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura, aunque Argentina se ubica como uno de los países con las zonas rurales más conectadas, la brecha digital en relación a las zonas urbanas puede llegar hasta un 70 %.
Además, el público de No Pausa hoy está en el segmento socioeconómico ABC1, donde la mayoría tienen prepagas o sistemas mixtos de salud. Es decir, con un poder adquisitivo alto. No obstante, no todas las mujeres tienen la posibilidad de pagar un servicio de salud. De hecho, muchas dependen de los sistemas públicos aunque allí no estén los profesionales que necesiten. Esto es parte de un problema estructural social más grande.
No Pausa ya intentó dar un salto para amortiguar esta desigualdad. Con la asociación civil en los años 2019, 2020 y 2021, hicieron una serie de talleres en el Barrio 31, un barrio popular de la Ciudad de Buenos Aires. A lo largo de un mes, generaron cuatro encuentros con diferentes temáticas: biografía menstrual, nutrición, sexualidad, ginecología. En detalle, fueron tres ediciones en las cuales lograron validar el formato e impactar directamente a más de 250 mujeres. Sin embargo, por el momento no tienen pensado seguir avanzando con este tipo de iniciativas en el 2024, lo cual podría significar una limitación en su alcance.
Los hombres también son parte
La propagación no solo debe trascender los límites geográficos y socioeconómicos, sino que también debería convocar a aquella parte de la sociedad que, si bien no transita la menopausia, tiene vínculos estrechos de todo tipo (romántico, familiar, amistoso) con las mujeres. Una investigación realizada por el National Institue of Health confirma que si bien algunos varones son conscientes de una transición biológica en las mujeres, una intervención educativa podría ayudarlos a acompañar y lidiar mejor con la situación. “Sé lo básico. Estamos muy alejados del tema”, asegura para RED/ACCIÓN Julio Asensio, de 62 años.
No Pausa todavía no desarrolló un servicio especial para hombres, pero sí cuentan que han recibido solicitudes de parejas en donde ambos buscan ayuda para navegar el período del climaterio. Por ahora, les brindan información de manera abierta y gratuita. “En el caso de que la mujer lo sufra, tiene que haber más acceso a la información. A mi me gustaría que me lo cuenten”, confiesa Asensio.
La realidad es que por mucho tiempo todo lo que tenía que ver con los procesos naturales de la mujer no estuvo sobre la mesa. Un reporte desarrollado por Balance Menopause, una iniciativa similar a la de No Pausa en Reino Unido, afirma que 8 de cada 10 mujeres nunca hablaron sobre la menopausia en su casa. “Para la mujer de mi generación, empezar a menstruar ya era un tabú. Hoy todavía cargan con un concepto de que la intimidad biológica no se comparte tanto con los hombres, sino más entre mujeres”, cuenta Asensio en relación a su experiencia.
Al final del día, este es un capítulo más dentro de la deconstrucción social necesaria. En especial cuando hablamos de las mujeres y su cuerpo. “Hay una idea de que vinimos a maternar. Dejar ese lugar de menstruar, esa potencialidad de ser madres nos deja en un lugar de descarte. Hay un inconsciente colectivo que valida el hecho de que cuando termina la vida reproductiva, termina tu vida”, reflexiona Milagros. “Muchas mujeres no viven este proceso natural desde la plenitud, sino desde la represión”, profundiza.
Hoy, No Pausa busca darles esa libertad.