Una cápsula cayó el domingo sobre el desierto de Utah, Estados Unidos, luego de pasar años viajando por el espacio. Su valor está en lo que trae: un verdadero botín de rocas y polvo del asteroide de 500 metros de ancho llamado Bennu. La misión OSIRIS-REx de la NASA (Origins, Spectral Interpretation, Resource Identification and Security - Regolith Explorer) se lanzó en 2016 y es la primera de este tipo de la NASA, aunque la tercera en todo el mundo.
En la conferencia de prensa, Dante Lauretta, investigador principal de la misión, expresó: "No quedaron sorpresas. Sentí un alivio abrumador, gratitud, orgullo, asombro y realmente tuve que tratar de convencerme de que no estaba soñando; que realmente estaba sucediendo; que el paracaídas estaba abierto; que la cápsula estaba bajando; y tenemos este tesoro científico en la mano".
¿Cómo fue el viaje?
OSIRIS-REx viajó más de 6,2 mil millones de kilómetros para llegar al asteroide Bennu y luego regresar a la Tierra. La sonda llegó al objeto en 2018, pasó dos años orbitándolo, recolectó una muestra de la superficie del asteroide en 2020 y emprendió su vuelta en 2021.
El aterrizaje fue a través de los cielos despejados del oeste de Estados Unidos. “Los helicópteros que sobrevolaban el lugar se abalanzaron rápidamente sobre el lugar para poder transportarlo a una sala limpia temporal en el campo de pruebas y entrenamiento de Utah, donde será sellado en una atmósfera de nitrógeno”, describió la escena Science.
¿Cómo recolectó las muestras?
En principio, pasó casi dos años estudiando el asteroide. Luego, extendió su brazo robótico a la superficie rocosa, le lanzó gas y recogió el polvo y las rocas que se levantaron. Aunque el golpe fue fuerte y algunas de las piezas más pequeñas se escaparon, la nave espacial logró recolectar alrededor de 250 gramos, el equivalente a una taza grande. Como tal, consiste en la mayor cantidad de material jamás recuperada de un asteroide, aseguró Nature.
¿Qué harán con los materiales ahora?
La NASA reservará el 70 % de las rocas para futuros científicos, que podrían tener mejores herramientas para analizarlas (un procedimiento similar se llevó a cabo con las muestras traídas por las misiones Apolo a la Luna).
Además, la agencia enviará entre el 4% y el 5% a colaboradores en Canadá (Agencia Espacial Canadiense) y Japón (JAXA). El 25 % restante podrá ser estudiado por parte del equipo de 200 científicos de la misión, aclaró Science.
¿Qué aporte hará a la ciencia?
Los materiales permitirán a los científicos estudiar la geología y la química del asteroide, que se cree que ha sido conservado desde la formación del Sistema Solar, hace más de 4.500 millones de años. La roca es diferente a los meteoritos que caen a la Tierra porque, en este caso, el material no ha sido alterado al atravesar la atmósfera terrestre, aclaró Nature.
Asimismo, el análisis de estas muestras podría ayudar a revelar cómo el agua (o incluso los componentes básicos de la vida, como los aminoácidos) llegó a nuestro planeta cuando los asteroides bombardearon la Tierra, informó Space.
¿Qué pasará ahora con OSIRIS?
Si bien la sonda fue diseñada para tomar solo una muestra de un asteroide, todavía le queda mucho por hacer. De hecho, la nave espacial ya dejó atrás la Tierra y se dirige a toda velocidad hacia su próximo asteroide objetivo: Apophis. Por eso, dejó de llamarse OSIRIS-REx y su nombre ahora es OSIRIS-APEX, precisó Earthsky.
El viaje de dos años a Apophis servirá para estudiar la roca espacial de cerca y ayudar a los científicos a comprender mejor las características de otra reliquia del Sistema Solar, agregó Space.
El regreso fue transmitido en directo por el canal de YouTube de la NASA, y podés revivirlo acá: