La ciudad de Córdoba genera 2.000 toneladas diarias de residuos y solo se recicla el 0,5 %. Este problema no pasó desapercibido para Elga Velásquez que, a través de la Fundación para el Desarrollo Sostenible, buscó crear soluciones para visibilizar y fortalecer el trabajo de los recuperadores urbanos. Así, esta mujer de 36 años creó la campaña Recircular, que invita a los vecinos a consumir de una forma más responsable y a separar los residuos reciclables en sus casas.
El problema que busca resolver Velásquez en definitiva tiene que ver con que, en la actualidad, nos regimos por un modelo de consumo de recursos basado en el patrón “extraer-utilizar-desechar”. Una economía circular, en contraste con ese modelo, tiene como pilar un sistema industrial restaurador o regenerativo por intención y por diseño. Sustituye el concepto de caducidad por el de restauración, se desplaza hacia el uso de energías renovables y busca la no producción de residuos mediante un diseño optimizado de materiales, productos y sistemas.
Un claro contraejemplo de un proceso circular por diseño es la industria de los envases descartables de plástico PET, modelo que tiende a ser sustituido por uno de envases retornables.
Los recuperadores urbanos ocupan un lugar fundamental en la circularización y reinserción de los materiales: evitan el destino final de enterramiento en el caso de la ciudad de Córdoba. Son las personas que recolectan mayormente envases descartados (cajas de cartón, botellas de vidrio o plástico, latas) y otros insumos (papel), los ordenan de acuerdo a su material y se los venden a terceros que los reutilizan, ya sea para producir el mismo tipo de envase (reciclado) u otro artículo.
Velásquez vivió su infancia en La Quiaca, Jujuy, y desde joven le interesó el cuidado del ambiente. “Siempre respeté a la madre naturaleza”, dice. A los 17 años migró a Córdoba para estudiar Administración en la universidad. “Quería entender cómo funcionaba el sistema productivo, el consumo y cómo afectaba a la naturaleza. Tenía muchas preguntas dando vueltas. Durante la carrera pensaba en modelos de negocio que tuvieran en cuenta el impacto ambiental y social”, relata.
Desde que llegó a Córdoba se vio impactada por el tema de los residuos. “Entendí que el ecosistema de la ciudad llevaba directamente hacia el descarte, no solo de los residuos sino también de las personas. Me dolía ver esa realidad. Un día vi a un niño con su padre revolviendo la basura y me impactó. Eso me marcó para actuar. El riesgo de no hacer nada es que los recuperadores sigan recuperando materiales de forma insalubre en los basurales y contenedores de las calles”, expresa.
Las primeras acciones de Velásquez se desarrollaron en escuelas. “Empecé visitando colegios secundarios para brindar capacitaciones sobre los residuos. A los chicos les parecía natural tirarlos en cualquier lado. No se lo cuestionaban”, comenta.
Tras esa experiencia, creó en 2019 la Fundación para el Desarrollo Sostenible con la idea de que fuera una organización referente e influyente en el ámbito regional. Al inicio, se hizo un relevamiento para mostrar con datos abiertos cómo la ciudad iba posicionándose en el problema de los residuos. Al año siguiente, se realizó una investigación más territorial: se relevó a las cooperativas de recuperadores urbanos y sus necesidades. “Detectamos que no contaban con vehículos adecuados para la logística. La recolección la hacían a pie o con vehículos muy viejos. A través de la organización se buscó mejorar esta cuestión. El siguiente paso fue pensar cómo visibilizar el trabajo de las cooperativas y cómo lograr una conexión más directa con el vecino. Así surgió la idea de la campaña Recircular”, cuenta Elga.
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Esa campaña se realizó en el marco del HUB Recircular, un espacio coordinado por la fundación en el que interactúan cooperativas, empresas, instituciones, ONG y ciudadanos que apoyan el recupero y el aumento de índices de reciclaje en la ciudad. El proyecto comenzó a funcionar en diciembre de 2020 y, desde entonces, el tercer sábado de cada mes los vecinos pueden acercar sus materiales reciclables a los puntos designados. Hoy hay once puntos de acopio distribuidos en diez barrios de la ciudad de Córdoba. Los materiales que se reciben tienen que estar limpios y secos. Estos son: plásticos, telgopor, latas de aluminio, metal, papel, cartón, tetrabrik, telas, chatarra, aluminio duro y aceite vegetal usado.
Según Velásquez los principales desafíos que se encontraron fueron: la falta de concientización y educación sobre los impactos ambientales, de incentivos a los ciudadanos y de políticas gubernamentales serias sobre el reciclaje. “Los vecinos tenían mucha desconfianza de la gestión municipal de residuos. Muchos separaban en sus casas y veían que todo terminaba en el vertedero. Por eso, dejaron de hacer el esfuerzo”, señala. Y agrega: “Otro tema fue que al principio cuando les decíamos a las cooperativas de trabajar con los vecinos, nos decían que ellos no sabían separar y que el trabajo se duplicaba”.
La campaña se realiza a partir de la colaboración de diversos voluntarios, organizaciones y cooperativas de recuperadores urbanos, tales como Los Cuadraditos, Los Carreros y La Victoria que prestan el servicio de logística y acondicionamiento de los reciclables para su posterior introducción a la industria del reciclaje industrial.
La acción genera un impacto ambiental (reduce los vertederos), económico (baja los costos de logística y ayuda a mejorar los ingresos de los miembros de las cooperativas) y social (en la calidad de vida de los vecinos y los recuperadores urbanos que viven de esta actividad).
Los 70 voluntarios ayudan en la recepción de materiales y su monitoreo y en la educación de los vecinos. “El vecino se acerca a dejar su material reciclable y dialoga con el voluntario. En las primeras campañas, la gente no traía los materiales limpios. Por ejemplo, venía con el cartón de delivery sucio con pizza. Fuimos educando al usuario y cambió un montón cómo llegan los materiales. Hoy los recuperadores dicen que los materiales vienen impecables”, cuenta Velásquez.
Analía Del Prete tiene 59 años y es voluntaria de la campaña hace 9 meses en el barrio General Paz. “Lo que me llamó la atención de Recircular es que se puede evitar tirar tanta basura. De esta forma, ayudamos a que las cooperativas tengan un mejor trabajo, en mejores condiciones y más organizado”, dice.
Ella es docente y le gusta enseñar a las personas que se acercan a reciclar. “A veces nos cuesta hacer entender a los vecinos que no podemos recibir todo lo que tienen. Les explico cómo deben separar los materiales y que los tienen que traer limpios y secos”, agrega.
Lorena Castaños es recuperadora urbana y trabaja en la Cooperativa Los Carreros. “Desde que funciona la campaña, los materiales nos llegan limpios y cada vez recibimos más cantidad. La gente toma conciencia de la problemática y se suma a reciclar”, señala.
La intención para fin de año es llegar con la campaña a veinte barrios. “Se nota la diferencia entre los barrios que forman parte de la campaña y los que no. Es importante el rol de los promotores que enseñan a separar y a limpiar los materiales”, comenta.
Teresa Tissera trabaja en la Cooperativa La Victoria. Señala que la campaña Recircular significó más trabajo, rentabilidad y el reconocimiento de la gente. Y reflexiona: “Mes a mes nos encontramos con más materiales que traen los vecinos y así nosotros nos encargamos de que vuelvan a la industria. Sentimos mucho orgullo cuando nos damos cuenta de que con nuestro trabajo contribuimos a que no se genere más basura que contamina”.
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Esta nota forma parte de la plataforma Soluciones para América Latina, una alianza entre INFOBAE y RED/ACCIÓN, y fue publicada originalmente el 23 de septiembre de 2021.
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