Los objetivos SMART (por sus siglas en inglés) son:
- Específicos: no tienen que ser ambiguos como "el 2024 va a ser el mejor año de la empresa/de mi vida", sino algo que (relacionado con los otros elementos) implica una meta para alcanzar en cierta medida y plazo. Por ejemplo, "en 2024 las ventas subirán un 15 % en comparación al año pasado" o "para fin de año, quiero conseguir un salario de X cifras"
- Medibles: siguiendo la sugerencia anterior, es más fácil orientarnos en la consecución de nuestro objetivo siempre que sea cuantificable.
- Asignables: para que las tareas no queden suspendidas en el aire, tienen que haber personas que fueron designadas como responsables en los pasos a seguir.
- Relevantes o realistas: para esto, sirve tener en cuenta que los objetivos tienen que ser algo que nos motive, sin que nos abrume por su enormidad o nos parezca demasiado fácil.
- Ajustados al tiempo: esto que significa que establecemos un plazo para cumplirlos o deadline)
Este marco de trabajo es usado desde las empresas hasta los deportes y el desarrollo personal, gracias a sus ventajas en cuanto a planificación estratégica y evaluación de resultados. Sus elementos, por supuesto, varían dependiendo del contexto: no significa lo mismo un objetivo relevante o alcanzable para una empresa o para un atleta, pero vale la pena tener en cuenta sus componentes para orientarnos a la hora de definir la meta.
El término fue acuñado por George T. Doran en 1981, en un artículo para la revista Management Review titulado "Thers a S.M.A.R.T. way to write management's goals and objectives", un juego de palabras en inglés, ya que "smart" también significa "inteligente", que podría traducrise como "Hay una manera inteligente de escribir los objetivos en el managment".
Su efectividad fue analizada en varias investigaciones. Según un estudio de la Universidad de Michigan (Estados Unidos) publicado en PubMed, las personas que escribían sus objetivos con este criterio y esbozaban los pasos a seguir eran exitosos para conseguirlos en un 76 % de los casos, especialmente cuando compartían actualizaciones semanales con un amigo.
En comparación, el porcentaje de éxito de quienes no documentaron sus objetivos fue del 43 %, lo que indica una ventaja del enfoque estructurado de fijación de objetivos SMART. Sin embargo, ese mismo estudio demostró que su eficacia varía según el contexto en el que se aplique, indicando que no es una fórmula universal.
Tal como comenta la revista Forbes, el problema con el planteo de objetivos no suele ser la falta de ambición, sino de educación. En palabras del creador del término, "el hecho es que la mayoría de los directivos siguen sin saber qué son los objetivos y cómo se redactan. Es, por tanto, tarea de los directivos comunicar cómo se fijan los objetivos, cómo se expresan y, por supuesto, el significado de la palabra objetivo dentro de una organización".