La periodista Maria Cramer, que creció mitad en Argentina y mitad en EEUU, elaboró en esta nota del diario The New York Times un plan de 36 horas para recorrer la ciudad de Buenos Aires. “El recuerdo de la victoria de Argentina en la Copa del Mundo de 2022 sigue resplandeciendo y funciona como un bálsamo espiritual para muchos que aún sufren la crisis inflacionaria que azota al país desde hace años. Los visitantes encontrarán una ciudad donde la gente persevera. Es esa insistencia la que mantiene a Buenos Aires vibrante y emocionante” son las líneas con las que abre su descripción. Algunas recomendaciones para los turistas son de las más convencionales, pero hay otras que pueden resultar novedosas incluso para los locales.
Por ejemplo: “el Museo del baño, un lugar inesperado para disfrutar de la impresionante arquitectura de Buenos Aires”. Claro, está hablando de la estación de bombeo de agua de la ciudad, el Palacio de las Aguas Corrientes, del siglo XIX, que ocupa una manzana entera en el barrio de Balvanera. El apodo se debe a su gran colección de inodoros, bidets y urinales del siglo XX. Pero el edificio en sí es un bello ejemplo de la influencia francesa en la arquitectura de la ciudad. La visita a su museo es gratuita y abierta de lunes a viernes, “ y puede durar 15 minutos o una hora, dependiendo de cuánto te interese aprender sobre la historia de la fontanería de interiores”.
El otro museo que es una recomendación bastante alternativa es El Zanjón de Granados, ubicado en lo que fuera la séptima y última manzana sur de la ciudad fundada en 1580 por Juan de Garay. No era el límite sur por casualidad, sino por el hecho de que por esa manzana corría un arroyo, uno de los tres que llevaban las aguas de los altos de la ciudad hacia el Río de la Plata. En la década de 1980 se descubrieron los túneles bajo tierra de la mansión cavernosa, llenos de cisternas, aljibes, utensilios, recipientes y restos de construcciones del 1700, 1740 y 1830.
También sugiere planes más clásico (y no aptos para veganos). Cramer recomienda ir a comprar zapatos y carteras por recoleta, en donde “el fuerte aroma del cuero fino te golpea nada más cruzar la puerta”. Después de este tour de compras, hay un must de una visita a Buenos Aires; comer medialunas y visitar la plaza Vicente López en el mismo barrio. Por mucho que la haya frecuentado, la nota del Times me aportó un dato nuevo: allá hay un árbol de higos de 200 años. Ahora lo miraré con otros ojos. La otra plaza sugerida es Parque Centenario, para mezclarse con los locales leyendo, haciendo ejercicio o pintando.
Los destinos verdes en el barrio de Palermo son abundantes: el Jardín Botánico, el Jardín Japonés, el Rosedal, y Ecoparque, destacando que pasó de ser un zoológico con animales cautivos a una reserva por la que pueden circular libremente (aunque algunos fueron enviados a reservas que se parecieran más a su habitat natural). Además de los clásicos, en la nota se avisa que, si bien Palermo es el barrio que todos los turistas visitan, los barrios de los alrededores como Villa Crespo, Caballito y Colegiales merecen una visita y ofrecen un panorama más auténtico sobre la vida de los locales. En Villa Crespo, el plan de cabecera es una visita al Mercat.
Para unos tragos, se recomienda el bar Presidente, donde hay un cocktail titulado Zombie de Buenos Aires, de ron mezclado con frutas tropicales, absenta y amargos servido en una réplica de cerámica del obelisco de la Avenida 9 de Julio.
En las recomendaciones gastronómicas, descubrieron nuestro secreto porteño: nos encanta hacer filas. Este chiste que aparece tan seguido en twitter se ve reflejado en la realidad en el restaurante de pastas Il Quotidiano, donde hay espera garantizada incluso en los mediodías de los días de semana pero, se avisa, también es una buena opción para desayunar. Hay varios restaurantes de pastas en la lista, respaldadas por la idea de que es la otra comida que nos tomamos casi tan en serio como el asado. Después de este restaurante, se recomienda ir a la librería El Ateneo, el ex teatro que pasó a ser la librería más grande de latinoamérica, también un clásico.
Definitivamente son planes que ofrecen una vista bastante completa y linda de la ciudad, y deja algunas ideas interesantes para quienes vivimos cerca de tantas de estas maravillas pero, apenas empieza a hacer frío, nos instalamos tapados en el sillón.