— ¿Qué se necesita de los Estados para avanzar hacia una economía circular?
— En primer lugar hay que entender que el Estado tiene un rol preponderante en la economía circular porque, gracias a los sistemas normativos, se ha comenzado a traccionar el tema. En la Argentina, a partir de la sanción de la Norma de Presupuestos Mínimos en diciembre de 2019, se planteó que el Estado nacional debe tener un plan de adaptación y mitigación en todo lo que es la lucha contra el cambio climático. En este sentido, trabajar en la gestión de los residuos es atacar claramente un punto estratégico en materia de emisiones de gases de efecto invernadero. Y los marcos legales ayudan muchísimo a generar las condiciones o las reglas de juego para este escenario.
Por otro lado, otro de los aspectos que el Estado pone sobre la mesa para que se dé la economía circular, tiene que ver con las ordenanzas municipales sobre la gestión de los residuos. En este punto, la tendencia que viene es el concepto de los grandes generadores: aquellas empresas u organizaciones que pagan por cada uno de los kilos que generan cuando van a enterrar sus residuos. Muchas empresas prefieren no destinar fondos para pagos por enterrar su basura, sino que reinvierten internamente para poder generar proyectos o planes de reciclaje.
Finalmente, otra de las cosas que necesitan los Estados para avanzar en materia de economía circular tiene que ver con el concepto de Ley de Responsabilidad Extendida. En este momento, más del 50% de todos los presupuestos municipales, a nivel global, se destinan a la gestión de los residuos; y con este marco las empresas pasan a ser corresponsables, junto al consumidor y al Estado, ya que a medida que se ponen cada vez más productos en la vía pública que generan residuos, más tasas e impuestos pagarán por la generación de esos residuos.
— ¿Qué rol pueden tener las pymes en la economía circular?
— Las pymes tienen un rol fundamental de repensarse y redefinirse, porque las oportunidades que brinda la economía circular son, claramente, económicas; más allá de los beneficios importantes sobre el medio ambiente y la lucha contra el cambio climático, evitar la extracción de materia prima virgen y demás. Esto es así porque los propios insumos que necesita una pyme para producir bienes y servicios, son un valor muy importante; y empieza a ser interesante cuando las empresas se dan cuenta que pueden recuperar ese material, esos residuos que quizás para otros son descarte; o bien cuando compran residuos de otras industrias para reincorporar a su ciclo productivo. Entonces, se empieza a ver una simbiosis industrial, donde se alinean unas con otras para el procesamiento y la recuperación de plásticos u otros materiales.
— ¿Qué países de América latina vienen realizando pasos más acertados en este sentido?
— En lo que respecta a Latinoamérica, cada vez hay más marcos legales vinculados a la mencionada Ley de Responsabilidad Extendida. Argentina todavía no tiene esta ley. En Chile, por ejemplo, ya hay un marco de ley de estas características, en la que cada empresa tiene que trabajar mejor todo lo que está vinculado con la ley de los envases; es decir que, cuantos más envases ponen en la calle, más tasas pagarán. Por lo tanto, se empiezan a notar envases, envolturas o recipientes cada vez más pequeños; se da lugar a un circuito en el que se trabaja con materiales 100% reciclado; y las empresas logran que ese envase vuelva internamente para volver a transformarlo y generar residuo cero.
Este contenido fue publicado originalmente en Otra Economía, la newsletter sobre economía circular, inclusiva y de triple impacto que edita Florencia Tuchin. Podés suscribirte en este link.