Hacemos una pausa al tecnicismo de las negociaciones climáticas para analizar eso otro que también pasó en la conferencia climática en Glasgow: anuncios con metas de abandonar los combustibles fósiles, reducir las emisiones de metano y terminar con la deforestación. Veamos un poco más allá del título de las gacetillas.
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Los anuncios que quisieron tapar las negociaciones. No me olvido cuando les digo "dejemos esto para más adelante". Hace tres ediciones en medio de la primera semana de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), les compartí: "Si se preguntan por qué no incluí en esta edición los magníficos anuncios con metas grandilocuentes por parte de los políticos, voy a tomar las palabras de hoy de Harjeet Singh, de CAN International: 'Los líderes están haciendo anuncios para los titulares. Esos titulares no van a salvar el planeta'. Seguramente volveré a esos anuncios en el análisis de balance que nos deje la COP26. En el marco de una COP26, mi foco está y siempre estará en las negociaciones".
Luego de poner el foco en las negociaciones (y sobre lo cual, obvio, aún nos queda mucho por profundizar), hoy sí los invito a volver a esos magníficos anuncios -léase un cierto tono irónico por favor- que se realizaron durante las primeras jornadas de la COP26 y sobre los cuales la presidencia de Reino Unido de esta COP puso tanto énfasis. El fin del carbón, acuerdo histórico para las emisiones de metano, países terminarán con la deforestación fueron los titulares que leía y escuchaba en los medios británicos y de otros países y sobre los cuales es necesario observar un poco más allá de la gacetilla de prensa.
Dos cosas no menos importantes a considerar a la hora de analizar estos anuncios:
- Son anuncios de compromisos que se realizaron en el marco de la COP26 como evento, pero no son parte del proceso formal de negociaciones climáticas. Pueden, por supuesto, acompañar la acción climática; pero no están dentro del proceso de la implementación del Acuerdo de París.
- Son anuncios de compromisos. Eso. Son eso. No tienen -al menos, no aún- un proceso formal de seguimiento, control y cumplimiento que permita la puesta en marcha de las acciones necesarias para alcanzar las metas anunciadas. Y quizás en ello radica su mayor debilidad.
Con esto en mente, pasemos entonces a analizar los anuncios en cuestión. Seleccioné los tres que mayor repercusión tuvieron y a los que mayor relevancia dio la presidencia británica de la COP26.
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El fin del carbón a la vista. Así anticipaba un comunicado de la presidencia británica la jornada del 4 de noviembre en Glasgow con lo que quizás fue su tema favorito: el abandono del carbón. Pero en el que algunos errores de comunicación le jugaron una mala pasada a la ambición que se esperaba.
- En qué consiste. En la jornada dedicada a la energía, la presidencia británica comunicaba que una fuerte coalición de 190 países y organizaciones acordaba eliminar gradualmente la energía del carbón y poner fin al apoyo de nuevas centrales eléctricas a carbón. Eso trajo algunas confusiones -reproducidas en medios de comunicación- sobre los verdaderos actores detrás del compromiso. Y ciertas dudas en si era un compromiso nuevo anunciado o la repetición de algunos viejos.
Siguiendo el comunicado oficial, al menos 23 países asumieron nuevos compromisos para eliminar gradualmente el carbón y la energía de carbón, incluidos Indonesia, Vietnam, Polonia, Corea del Sur, Egipto, España, Nepal, Singapur, Chile y Ucrania. Además, 20 nuevos países -incluidos Vietnam, Marruecos y Polonia- se comprometieron a no construir nuevas plantas de carbón.
El anuncio, de nuevo, pareció más una recopilación de anuncios con el carbón como eje.
- Por qué es importante. El sistema de producción basado en la explotación de carbón es el principal contribuyente al cambio climático. De los tres combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas), el carbón es el que más emisiones de CO2 ha venido generando desde la Revolución Industrial hasta nuestros días. Terminar con su uso es parte fundamental en la acción climática.
- Qué hay que mirar con lupa. Más allá de la mala comunicación en estos anuncios, lo más importante es preguntarnos: ¿a dónde vamos después del carbón? Lo que quiero decir es que sí, es fundamental dejar de explotar este fósil tan contaminante; pero veamos que la transición energética posterior sea realmente hacia algo mejor. Allí viene entonces por ejemplo el caso de Estados Unidos que, por un tema de precio, durante la presidencia de Donald Trump pasó a explotar más gas que carbón y vio una reducción en sus emisiones de CO2 procedentes del sector energético, por ese cambio en la fuente fósil, no por una política climática.
Ojo con que el gas no se convierta en el nuevo carbón, especialmente en los países en desarrollo y en los más vulnerables a los efectos del cambio climático. La transición energética tiene que ser una posibilidad para todos y tiene que dirigirse a fuentes amigables con el ambiente, no a perpetuar otras fuentes fósiles.
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Global Methane Pledge o Compromiso Global de Metano. Por unas horas dejamos de hablar en la COP26 del dióxido de carbono (CO2) y el metano pasó a ser el protagonista. El motivo fue este compromiso formalmente lanzado el 2 de noviembre -en la tercera jornada de la COP26- en el marco de la conferencia climática, que la presidencia británica calificó como histórico.
- En qué consiste. Es una iniciativa promovida por Estados Unidos y la Unión Europea para reducir las emisiones globales de metano en, al menos, un 30% para 2030 respecto de los valores de 2020. La comunicación oficial de la presidencia de la COP26 cita que las Partes que firman el compromiso acuerdan tomar acciones voluntarias a nivel nacional para contribuir a esa reducción.
- Qué países adhirieron. Cuando la iniciativa había sido anticipada en octubre de este año, había contado con algunos apoyos. En la COP26, el total de países signatarios fue de 104 países (entre ellos los europeos) y la Unión Europea como Parte. Entre ellos se encuentran los latinoamericanos Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Perú y Uruguay.
- Por qué es importante. Como habíamos visto en una edición anterior de PLANETA, el metano es uno de los seis gases de efecto invernadero. Después de las emisiones de CO2, las emisiones de metano son la segunda causa más importante del calentamiento global. Reducirlas es parte necesaria en la acción climática. El 60% de las emisiones de metano son originadas por actividades humanas. Las tres actividades más contribuyentes a este respecto, según la Agencia Internacional de Energía (IEA por sus siglas en inglés) son la agricultura: por el proceso de fermentación del ganado, el cultivo de arroz y la quema de residuos agrícolas, la energía: por las emisiones de metano que también genera el sistema basado en la explotación de petróleo, carbón y gas, y los residuos. En los cambios en esas actividades es, entonces, donde se encuentra la clave para reducir las emisiones. ¿Entonces?
- Qué hay que mirar con lupa. La iniciativa estadounidense-europea es auspiciosa. Incluso está acompañada de un compromiso de US$328 millones que organizaciones filantrópicas destinarán a acciones de mitigación del metano alrededor del mundo. Lo que más habrá que observar con detenimiento es que las acciones de reducción de emisiones tengan el fin primero de reducir dichas emisiones y no de sostener, por ejemplo, la explotación del gas natural.
Ello será particularmente -o más preocupante- de ver en los vínculos entre países desarrollados y en desarrollo, donde los primeros apoyen con transferencia tecnología, financiamiento y/o capacidad técnica a los segundos ¿en la acción climática o en una transición energética que nunca termina de hacer el click final de transición? Es decir, ¿reduzcamos las emisiones de metano mientras se trabaja en una transición energética y agrícola real, o sigamos con agricultura intensiva y Vaca Muerta total vamos a tener la tecnología para reducir sus emisiones de metano? - Pueden acceder a la comunicación oficial de la Casa Blanca (en inglés) aquí.
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Declaración de Glasgow de los Líderes sobre los bosques y el uso de la tierra. Este es el anuncio que, también el 2 de noviembre, dio lugar a titulares como Líderes del mundo prometen terminar con la deforestación para 2030.
- En qué consiste. Los países que firmaron esta declaración "se comprometen a trabajar colectivamente para detener y revertir la pérdida de bosques y la degradación del suelo para 2030, al mismo tiempo que se ofrezca un desarrollo sostenible y se promueve una transformación rural inclusiva".
De este modo van a -en palabras textuales- fortalecer sus esfuerzos compartidos para avanzar en seis áreas de acción: conservar los bosques y acelerar su restauración; facilitar políticas de comercio y desarrollo que promuevan la producción y el consumo sostenibles y que no impulsen la deforestación ni la degradación de la tierra; reducir la vulnerabilidad y mejorar los medios de vidas rurales; implementar y, si es necesario, rediseñar políticas agrícolas para incentivar la agricultura sostenible; reafirmar compromisos financieros internacionales y aumentar el financiamiento de fuentes públicas y privadas; facilitar que los flujos financieros se alineen con revertir la pérdida y degradación de los bosques. - Qué países adhirieron. A la última actualización de 12 de noviembre, fueron 141 los países firmantes de esta declaración. Según los datos que proporciona la presidencia de la COP26, se estaría cubriendo un 90,94% de los bosques con estos países signatarios.
De América Latina, región de gran importancia por sus diversos ecosistemas y la Amazonía, firmaron Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Mexico, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay. - Por qué es importante. La deforestación ha significado la pérdida de 420 millones de hectáreas de bosques desde 1990, principalmente en África y América del Sur, según un reporte del año pasado de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés). Los bosques actúan como sumideros de carbono. La deforestación contribuye al cambio climático porque ese carbono que ya no se absorbe es emitido a la atmósfera. La degradación del suelo incide en las economías rurales y afecta la disponibilidad de alimentos. Terminar con la deforestación y la degradación del suelo y revertir su estado en pos de su conversación es un eslabón fundamental en la lucha contra el cambio climático. Entonces...
- Qué hay que mirar con lupa. Diría que la base transversal es cómo los países signatarios van a alcanzar la meta de terminar con la pérdida de bosques y degradación del suelo para 2030. Suena hermosa como meta en una declaración, pero totalmente con lo que ocurre en la práctica. Veamos sino el caso de Brasil. Es el país del mundo con mayor pérdida neta anual de bosques en los últimos 10 años, según la FAO. Apenas días después de finalizada la COP26 se dio a conocer que la deforestación ilegal en la Amazonía brasileña alcanzó un nuevo récord: es la más alta en los últimos 15 años. ¿Entonces?
Las políticas que hoy se desarrollan en algunos países van en contra de la firma en una declaración para terminar con la deforestación. O incluso, las políticas existentes que buscan ir en una buena dirección, no se implementan como corresponde. Tal es el caso de la Ley de Bosques Nativos en Argentina que jamás, desde su sanción en 2009, y sin importar el color político gobernante, recibió el financiamiento que le correspondía por Ley. Según el análisis de la Fundación Vida Silvestre, recibió mucho menos del 10% del presupuesto que le correspondería en todo ese período.
Cabe recordar que entre un 70% y un 80% de la deforestación se debe a la conversión de bosques nativos en agricultura o plantaciones de árboles. Más precisamente, los principales impulsores de la deforestación son la expansión de pasturas para producción de carne, semillas oleaginosas, silvicultura, cereales y vegetales; siendo la expansión para carne responsable del 41% y la de vegetales de un 7.3%. Entonces, los cambios tienen que surgir en esas actividades y deben venir de distintas áreas de gobierno, no solo la netamente ambiental. Y eso es un problema, a veces, o muchas veces. O sino, pregúntense por qué Argentina no se adhirió en un primer momento a la declaración y se sumó tardíamente al ver la cantidad de países signatarios y la repercusión negativa que la no firma había tenido.
Ahora bien, cuando hablamos de cambios en esas actividades no me refiero a un tajante "mañana todos dejamos de comer carne". La propia declaración se refiere a producción sostenible, consumo sostenible, agricultura sostenible. ¿Qué se entiende por sostenible en estas prácticas? ¿Según quién? ¿Para quién? ¿Lo aplico en mi territorio, pero dejo que la deforestación continúe en otros para abastecerme? ¿Cómo se incluye a las familias productoras que vienen promoviendo prácticas agroecológicas en sus territorios? Terminar con la deforestación es mucho más complejo que una meta en un papel.
Por último, más allá de que, como advertí al inicio, estas declaraciones no tienen (aún) ningún proceso formal de seguimiento, implementación y cumplimiento, noten que otros de los países considerados por la FAO como los de mayor pérdida neta anual de bosques no adhirieron a la declaración. Tal es el caso de Myanmar, Camboya y Bolivia. - Pueden acceder a la declaración (en inglés) aquí.
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Un resumen de la COP26 en 30 minutos y una charla sobre la conferencia en vivo. La edición del fin de semana de FOCO, el podcast de RED/ACCIÓN, estuvo dedicada a los resultados de la COP26. Así que si prefieren escuchar un análisis, además de leerlo en esta newsletter, les recomiendo la conversación que tuve con Delfina Campos. Lo pueden escuchar aquí.
Además, les recuerdo que mañana jueves 25 de noviembre, a las 12 del mediodía (hora argentina), nos vemos online para conversar sobre lo que la COP26 nos dejó. Ya he visto las preguntas de algunos y son súper técnicas. ¡Me encanta! Si aún no se anotaron a participar, lo pueden hacer gratis aquí. ¡Nos vemos ahí!
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Para descomprimir tema COP (un poco): ¿Por qué la nueva película de Leonardo DiCaprio se asemeja tanto a la realidad del cambio climático? Dos astrónomos descubren que un cometa hará colisión directa con el planeta Tierra. Ese es un problema. ¿El otro? Que a nadie parece importarle. Los profesionales harán todo tipo de intentos para alertar a la humanidad, preocupada por seguir mirando las redes sociales o incluso sacarle un rédito económico a la trágica situación.
Cualquier semejanza entre la sinopsis de la ficción Don´t Look Up (No mires arriba) y la realidad de los científicos climáticos es pura coincidencia. La película con el activista Leonardo DiCaprio como protagonista se estrena en cines de Argentina el 9 de diciembre y en la plataforma digital Netflix en la Noche Buena del 24 de diciembre. Me divierte (y preocupa) verla, pero ya la tengo en lista. ¿Ustedes? Pueden ver el tráiler aquí.
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Aún adaptándome al cambio de pasar de 10°C a más de 35°C, ya estoy escribiendo esta edición desde la querida Buenos Aires y con el regreso de transitar a Yiyo. Mi mente sigue en algunos de los recuerdos que me dejó esta cobertura internacional, después de dos años de no haber podido viajar. La postal fotográfica de hoy es de uno de esos recuerdos. La visita a la muestra Our Broken Planet en el Museo de Historia Natural de Londres y el reflejo en el espejo Mi especie realmente puede hacer una diferencia por nuestro planeta.
¡Nos reencontramos el próximo miércoles!
Un saludo,
Tais