¡Buenas tardes! Ayer, 5 de diciembre, fue el Día Internacional del Voluntario. Un rol hermoso que han protagonizado (y protagonizan) miles y millones de personas. Y estas líneas son un homenaje a ellas.
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Cáritas, la organización admirable con una capacidad de llegada a los más postergados global, y siendo la número 1 en Europa y América, solo en Argentina tiene 25.000 voluntarios permanentes. De personas formadas, con trayectoria, que todo el tiempo levantan la mirada, piensan en el otro, en el prójimo, en la comunidad. Es una suerte de ejército de generosidad.
Los scouts, la institución mundial que es líder en educación no tradicional. Con un modo único de mirar la vida, la pedagogía y el servicio, hace más de cien años forma voluntarios y voluntarias para cambiar la realidad. Solo en Argentina hay 80.000 scouts voluntarios y voluntarias, con edades de entre 11 y 12 hasta 23 y 25 años. Un número que se triplica si se considera a todos los que pasaron por el movimiento scouts y quedaron ligados a la organización.
Voluntarios. Esta palabra tan particular que tiene que ver con la voluntad, nos sugiere que ser voluntario tiene que ver más con la voluntad y por un rato con la emoción. Pero no es solo emocionarse circunstancialmente por una situación de dolor. La emoción es parte del proceso. Pero antes de la emoción viene la mirada. Está bien mirarse uno mismo. Está bien mirar a "los nuestros", a nuestros afectos. Pero el primer paso para el voluntariado es levantar la mirada más allá de nosotros. Ver qué necesidades tienen quienes están más allá. Voluntario viene de voluntad y esto significa que ir a cambiar la realidad del otro se basa en una decisión elaborada, en una convicción férrea. En abrazar al otro.
Es algo muy profundo, no pasajero. Es una forma de vida: el prójimo, la comunidad, los semejantes están permanentemente en el alma y en el sentir de los voluntarios de cualquier organización y de los voluntarios circunstanciales.
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A propósito de los voluntarios circunstanciales: la mayoría de la gente es buena y —según algunas encuestas— esta generosidad se ve mucho más en Argentina. Y se manifiesta en forma extraordinaria más en tragedias como incendios, terremotos, inundaciones, erupción de un volcán. Una sola vez alguien midió algo así: el país reaccionó para ayudar a una ciudad que había sufrido una tremenda inundación, llevando abrigos, ropa, medicamentos. Aparecieron millones de voluntarios. Alguien proyectó que los tres primeros días la cantidad de personas que ayudaron alcanzaba para armar una fila imaginaria entre La Plata y Córdoba.
Un voluntariado pasajero, de gente honesta y buena, que quizás no puede estar permanentemente junto a una organización pero que en la tragedia aparece para ayudar a quien la sufre.
Por otra parte, es posible que en los hogares más postergados o humildes no se perciba esta definición clásica de voluntarios. En los barrios más postergados todo el tiempo se ejerce la solidaridad y es necesaria esta cultura solidaria. La vecina que corre ante un incendio. Alguien que va a ayudar a una mamá en un parto inesperado. Una inundación que de repente afecta tres o cuatro casas. Ahí hay una voluntad de pensar en el otro. Alguien lo midió una vez: este “voluntariado-no voluntariado”, en la crisis de 2001, quienes desarrollaban casas y viviendas sociales sabían que por cada dólar puesto en construir generaba otros 7 dólares que producían personas en el propio barrio.
Por último, la institución que en todas las encuestas es más admirable hace décadas es la de bomberos y bomberas. Entregan la vida como nadie. Lo hacen cada minuto de su vida. Nos parece que en las bomberas y bomberos voluntarios está la esencia de esta celebración internacional del Día del Voluntario. Ellos y ellas, que se enfrentan a la muerte cada día, encarnan todas las definiciones posibles de la generosidad y la voluntad de servir.
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Como repasábamos, hay muchas historias de voluntarios. Y muchas de estas historias surgen de momentos críticos, como inundaciones, terremotos, tragedias económicas o…una pandemia.
Justamente, en los últimos dos años fuimos testigos de una explosión solidaria en nuestro pueblo. Y, como otro pequeño homenaje, en RED/ACCIÓN publicamos el último viernes un contenido especial con historias de ocho personas que, en plena crisis por el COVID-19, ayudaron en distintas áreas. Una forma, también, de entender sus motivaciones y agradecer por todas aquellas personas que, desinteresadamente, levantan la vista y miran al prójimo.
- Podés leer el especial de voluntarios acá.
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Cuatro preguntas a Soledad Ybañez. [Por David Flier]. Soledad, de 32 años, pertenece al cuerpo de bomberos voluntarios de Almirante Brown. Ella es parte de los bomberos y bomberas que en todo el país se suman a las campañas de prevención para la comunidad de la Fundación Bomberos y que, durante la pandemia, brindaron charlas virtuales a chicos de todo el país.
—¿Cómo ingresaste a los bomberos voluntarios y qué te motivó a hacerlo?
—Ingresé a los 25 años, después de haber finalizado mis estudios de profesora de Artes Visuales. Lo que me motivó es que de pequeña estuve interesada por bomberos, siempre fue mi juego preferido y de adolescente ya tenía muy clara mi vocación. Lo que ocurrió fue que, al momento de solicitar el ingreso, aún no había personal femenino. Luego del paso del tiempo supe que ya habían ingresado las primeras mujeres y fue cuando solicité incorporarme.
—¿Cuál creés que es la principal característica que debe tener alguien que realiza esta tarea?
—Una de las principales características es tener vocación de servicio, creo que es la base principal y el espíritu de todos los que conforman el sistema bomberil. Es estar al servicio de la comunidad, algo que puede sonar muy amplio, pero que toma forma concreta, con nombre y apellido, al prestar cualquier servicio, como un incendio o el rescate de un animal.
—¿Qué aprendiste como bombera voluntaria?
—Desde lo técnico y específico, como extinguir incendios, pero, además, rescatar otra cara. Porque los bomberos no solo trabajan salvando vidas, sino también en la prevención. Antes de la pandemia dábamos muchas charlas a comunidades educativas que se acercaban al cuartel. Además, gracias a programas de prevención se pudo adaptar estas charlas y lo interesante es que se abarcó a comunidades de todo el país gracias a la Fundación Bomberos Argentina. Las comunidades aprenden un montón y la clave está ahí para que cada vez sean menos los servicios a los que debamos acudir.
—¿Tu tarea se resignificó de algún modo con la pandemia?
—Creo que la tarea de bomberos se resignificó bastante en pandemia. Hizo notorio lo que uno a veces da por sentado al estar en un cuartel de bomberos: que exponemos la vida (aunque entrenamos para que nada grave pase). Con la pandemia, estamos expuestos, pero no solo nos exponíamos individualmente, sino que exponíamos al grupo de bomberos o a la familia. Hubo que adaptarse a nuevas burbujas, protocolos y cuidados. Creo que tomar conciencia una vez más de a qué nos exponemos deja en evidencia la valentía. Ya pasado lo peor de la pandemia podemos mirar y evaluar lo que hicimos. Y creo que todos los que fuimos parte del sistema de respuesta (como médicos o policías, u otras tareas esenciales) tuvieron la misma valentía. Fue, en síntesis, resignificar la vocación de servicio.
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Cuando comenzamos con RED/ACCIÓN, allá por 2018, teníamos algo en mente: proponer un periodismo que ayude no solo a contar el mundo, sino a cambiarlo para bien. Con una agenda que oxigenen, con temas que promuevan la participación ciudadana. Y es hermoso ver que este espíritu tiene su reconocimiento.
Hace pocos días se confirmó que RED/ACCIÓN fue —junto con La Nación, Clarín e Infobae— uno de los medios más premiados por la Asociación de Entidades Periodísticas de Argentina (ADEPA), con cinco notas laureadas.
Una de ellas es una historia que, en su momento, hace casi un año, destacamos en OXÍGENO: la de Oscar, el hombre de más de 81 años que hizo unos 500 llamados a otras personas mayores para ayudarlas en medio de la soledad de la pandemia. La de Oscar es una historia que conmueve y oxigena. Sobre todo cuando se piensa que el propio Oscar también vivía aislado, solo, pero hizo eso de lo que siempre hablamos: levantar la mirada, pensar en el otro, buscar algo para hacer.
- Si querés conocer todas las notas premiadas, entrá acá.
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🔥 Durante la última temporada de verano, cerca de 500 hogares de la Comarca Andina fueron afectados por uno de los incendios de interfase más grandes de la historia argentina. Las llamas también arrasaron en pocas horas con más de 13.000 hectáreas de bosques.
🌡️ Hoy en día, la falta de precipitaciones y las altas temperaturas hacen que varias localidades se vean más propensas a sufrir 'incendios de interfase', en donde el fuego abarca zonas donde conviven bosques y viviendas, como en el noroeste de la Patagonia.
Por eso, es fundamental que tanto los residentes como los visitantes de la zona tomen medidas preventivas. Con eso en mente, nuestros amigos de la organización Amigos de la Patagonia lanzaron una campaña para explicarnos cómo proteger una casa en la zona y cómo evitar nuevos focos. Conocé la campaña y compartila desde este enlace.
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Ya empezamos el último mes del año. Las fiestas de Navidad y fin de año están a la vuelta de la esquina. Y algo que suele hacerse en estas fechas es comprar y regalar. Acciones que también podemos convertir en gestos solidarios. Acá te dejamos algunas ideas para hacer compras o regalos con propósito (pero te incentivamos a que busques aquella alternativa solidaria cercana a donde estés), principalmente de productos navideños:
- La Fundación Todavía es Tiempo promueve el desarrollo integral de niños, adolescentes y jóvenes en riesgo, a través de la asistencia, contención y educación. Una de sus tareas es capacitar a jóvenes en emprendimientos. Y uno de ellos es la elaboración de productos para una caja navideña que incluye mermeladas caseras agroecológicas, panes de masa madre y bombones artesanales, entre otros ítems. Podés comprar sus productos acá.
- Otra organización que hace cajas navideñas es Nos Sobran Motivos, un emprendimiento gastronómico de San Isidro que promueve la inclusión laboral de personas con discapacidad. Podés escribirles por WhatsApp o Instagram.
- La Asociación Peldaños trabaja para que personas con discapacidad intelectual, leve y moderada, desarrollen competencias laborales y vínculos sociales en talleres de producción y recreación. Y realiza distintos talleres, entre ellos, para elaborar alimentos. De allí salen los pandulces que ya están a la venta. Podés conseguirlos acá.
- Para cerrar este breve listado (apenas una muestra de un universo de compras con propósito), te dejamos el contacto de Arte y Esperanza. Se trata de una ONG que impulsa el desarrollo laboral de familias indígenas mediante la comercialización de sus artesanías. ¿Por qué no regalar algo diferente con ese toque distintivo de los pueblos originarios?
Cuidate mucho, cuidalas mucho, cuidalos mucho.
Un gran abrazo.
Juan