La resaca social es todo un tema. Hasta el punto en el que incluso existen estudios y libro al respecto. Se trata de ese estado de cansancio mental y físico o una especie de burnout que sentimos después de pasar demasiado tiempo interactuando con varias personas. Y no es necesario ser una persona tímida o que le generen ansiedad las reuniones sociales para sentirla.
La psicóloga clínica Laurie Helgoe, autora de Introvert Power: Why Your Inner Life Is Your Hidden Strength, explica que "cuando interactuamos con otras personas, estamos procesando mucha información, y si hay demasiadas a la vez, no es de extrañar que nos sintamos abrumados o que nos cueste relajarnos". Básicamente, desarrolla la especialista, es la forma de nuestro cuerpo de decirnos que necesita descansar y recuperarse.
¿Quienes son más propensos a sentirse de esta forma?
Está bastante arraigada la perspectiva sobre las personas introvertidas como gente que disfruta de estar sola y siente rechazo por las grandes reuniones sociales. Sin embargo, tal como explica la trabajadora social Michelle Risser, este rasgo de la personalidad "no es lo mismo que ser tímido o retraído socialmente. Se refiere a personas que concentran su energía en su mundo interior. Suelen ser introspectivas y analíticas, y tienden a pensar detenidamente antes de hablar o tomar decisiones. A diferencia de los extrovertidos, que se llenan de energía al interactuar con los demás, los introvertidos se agotan con las interacciones sociales, porque obtienen su energía estando solos".
De esta forma, puede que los introvertidos disfruten enormemente de ir a fiestas o grandes reuniones, así como cultivar sus amistades individualmente, pero probablemente se sientan drenados si pasan muchos días sin tener tiempo a solas.
¿Cuáles son las señales o síntomas de la resaca social?
Aquellos que tienen esta tendencia pueden sentirse lisa y llanamente exhaustos después de muchos días consecutivos de socializar, ya sea uno a uno o en grandes grupos. Por lo general, describen la experiencia posterior como tener dificultad para concentrarse (foggy brain en inglés), además de agotamiento, irritabilidad, problemas para dormir, sentimiento de sobreestimulación o de estar abrumados, e incluso señales físicas como dolores de cabeza o corporales.
¿Cómo podemos recuperarnos?
En muchos casos, la respuesta es simple y está frente a nuestros ojos con la misma definición de la introversión: pasar tiempo solos. Descansar y relajarse probablemente sirva para recuperarnos y recargar nuestra energía, pero no todos los cuidados personales son iguales. Estas son algunas de las alternativas recomendadas por profesionales:
1. Escapar hacia el mundo de la ficción: Helgoe sugiere que no hay nada para descansar tanto el cuerpo como la mente que un rato de lectura. "Sumergirse en un mundo imaginario puede darte la oportunidad de desconectar de las tensiones reales de la vida cotidiana" explica.
2. Un rato al aire libre: la tranquilidad de la naturaleza puede hacer milagros después de un tiempo en el que los estímulos son demasiados. Además de toda la evidencia científica sobre cómo las actividades al aire libre ayudan a reducir el estrés, es probable que sientas que hay (literalmente) más espacio para tus pensamientos y para desconectar la mente.
3. Reinterpretar el cansancio de forma positiva: Ellen Hendriksen, psicóloga estadounidense que se especializa en el tratamiento de la ansiedad, destaca que "nuestros cerebros no tardan en hacer zoom y rumiar sobre los peores momentos. El problema de repetir estos momentos negativos, sin embargo, es que también estás reviviendo el estrés y la frustración". Por eso, en lugar de pensar, por ejemplo, en lo cansados que estamos de escuchar a nuestra amiga hablar sobre su ex, podemos recordar la reunión como un momento en el que estuvimos ahí para apoyarla. La idea es que los momentos felices sean el centro de atención.
4. Que tus próximas reuniones sean tranquilas: Descansar de la resaca social no significa que nos volvamos unos huraños que viven en aislamiento por una cantidad indefinida de días. La recuperación puede incluir otras reuniones con amigos o familia, mientras no sean en un shopping atiborrado de gente o un bar ruidoso. Lo mejor es pensar en lugares donde haya silencio y calma
5. No te obligues a relajarte de una forma que no resulta natural: "La actividad concreta es menos importante que el hecho de que se elija libremente. Cuando concebimos la recuperación como algo que tenemos que hacer, puede convertirse en una carga" explica la Hendriksen. Por eso, el último consejo puede significar ignorar todos los anteriores; si odias la cantidad de bichos que hay afuera y lo que realmente te relaja es ver películas de terror o scrollear en redes sociales, lo recomendable es que sigas a tu instinto.