En el instante en que miramos a una persona, nuestros ojos y cerebros escanean la información para indicarnos si su rostro efectivamente nos resulta familiar o no. Sin embargo, este proceso que damos por sentado no siempre ocurre: se denomina prosopagnosia a la dificultad para distinguir una cara conocida.
La condición consiste en la pérdida de conexión entre lo que ve y la parte de la memoria que se dedica a la identificación, explica un estudio publicado en la Revista Científica de la Sociedad Española de Enfermería Neurológica. En efecto, “lo que se hace son reconocimientos deductivos por el tono de voz, el color del pelo, las gafas, la ropa, pudiendo llegar a no ser conscientes del problema”.
Joseph DeGutis, líder de otra investigación realizada en Harvard, precisó que la prosopagnosia puede ser causada por una lesión cerebral en las regiones occipital o temporal del cerebro, llamada prosopagnosia adquirida, o puede ser causada por anomalías genéticas, denominada prosopagnosia del desarrollo.
Hasta hace poco se asumía que se trataba de un problema muy raro, sin embargo, en las últimas dos décadas se ha visto lo contrario. Gracias a la cobertura mediática y las redes sociales el tema cobró relevancia y la investigación de DeGutis publicada en la revista científica Cortex encontró que la prevalencia del tipo de prosopagnosia del desarrollo va del 0,13 % hasta el 5,42 % en Estados Unidos. A nivel poblacional, estos porcentajes son equivalentes a cientos de miles de individuos.
Uno de los mayores problemas de la condición es que más de la mitad de los afectados no cumplen con los criterios de diagnóstico principales. Por eso, el equipo de investigadores realizó una variedad de pruebas y cuestionarios sobre reconocimiento facial a más de 3.100 adultos estadounidenses. Los hallazgos sugirieron que la ceguera facial es un espectro como muchos otros desórdenes del desarrollo, por ejemplo, el autismo, señala Science Alert.
“La mayoría de los investigadores han utilizado criterios de diagnóstico demasiado estrictos y a muchas personas con problemas significativos de reconocimiento facial en la vida diaria se les ha dicho erróneamente que no tienen prosopagnosia. Ampliar el diagnóstico es importante porque incluso en formas leves, puede ayudar a tomar medidas para reducir sus impactos negativos en la vida diaria, como informar a sus compañeros de trabajo o buscar tratamiento", sugirió DeGutis.
Dado que todos dependemos de nuestra visión y de la capacidad para reconocer información en los rostros de otros para desarrollar una vida normal, la llamada ceguera facial es un trastorno que puede llegar a causar gran malestar en los afectados, asegura National Geographic. Por eso, incluso aquellos con formas leves se pueden beneficiar del entrenamiento y el tratamiento, por lo que “es hora de que los tengamos en cuenta”, propone el artículo de Science Alert.