La palabra “gentrificación” es un anglicismo que proviene de la palabra gentry, que hace referencia a la alta burguesía británica. Desde sus primeros estudios, Glass expresó preocupación por el desplazamiento forzado de las clases populares por aquellos recién llegados de clases altas. El Urban Displacement Project, una iniciativa conjunta de la Universidad de California (Estados Unidos) y la Universidad de Toronto (Canadá) describe la gentrificación como un proceso que trae consigo cambios económicos, demográficos, educativos y raciales.
Entendemos que no es nuevo que ciudadanos con alto poder adquisitivo descubran el potencial de áreas de la ciudad antes ocupadas por clases populares, pero entonces, ¿por qué escuchamos hablar cada vez más de la gentrificación?
Con el boom del trabajo remoto, miles de trabajadores buscan destinos convenientes para hacer base, y vivir en ciudades con un bajo costo de vida para aquellos con sueldo dolarizado, potencia positivamente su estilo de vida. Hace unas semanas hablamos de cómo Buenos Aires se convirtió en la ciudad favorita para los nómadas digitales, y es que según la plataforma Nomad List, al menos 11.600 profesionales trabajan de manera remota en la ciudad, por lo barata que les resulta.
El auge de las plataformas de alquileres temporarios y dolarizados significa para los locales un déficit de inmuebles disponibles para ser alquilados a largo plazo, en moneda local y a un precio alcanzable para un ingreso promedio. Al dispararse los costos de los alquileres y de los insumos básicos, las personas que solían habitar las áreas ahora llenas de viviendas vacías a la espera de ser alquiladas temporalmente, se ven obligadas a desplazarse a otros barrios de la ciudad o a las afueras.
La ONU explica que la gentrificación sucede cuando hay un proceso de renovación y reconstrucción urbana que se acompaña de un flujo de personas de clase media o alta que suele desplazar a los habitantes más pobres de las áreas de intervención. A pesar de que la ONU reconoce que el concepto es controversial en el ámbito de los estudios urbanos, considera que puede usarse a beneficio de la ciudad si se adoptan programas cuidadosamente estructurados, tales como:
- Políticas económicas redistributivas en las que los recursos generados por la gentrificación puedan usarse para impulsar la regeneración y desarrollo de otras zonas de las ciudades.
- Retener a la población existente mediante el mejoramiento de su vivienda, y con programas sociales cuidadosamente estructurados para actividades tradicionales generadoras de ingresos que mantengan bajo control y canalicen adecuadamente esfuerzos conscientes de planeación.
- Fomentar la pequeña empresa a través de microcréditos, proporcionar nuevos servicios comunitarios, restaurar viviendas deterioradas y mejorar los espacios públicos existentes mediante intervenciones físicas y una mayor interacción social y vida en las calles.
La gentrificación puede causar a una comunidad la pérdida de su identidad cultural y ser la razón del incremento de desigualdades, y, al mismo tiempo, traer una inversión muy necesaria en áreas descuidadas durante mucho tiempo. La gentrificación es como dice la ONU, un concepto controversial, pero ver las consecuencias positivas de la misma, requiere regulaciones y planificación.