Después de 17 meses en suspenso por la pandemia, se retomaron las sesiones preparatorias para avanzar en la implementación del Acuerdo de París en cambio climático. Con la modalidad virtual empleada por primera vez, dejaron más críticas que progresos.
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#SB2021. Si es la primera vez que llegas a PLANETA, tranquil@. ¡No te vayas! Sé que las negociaciones parecen un mundo alejado totalmente difícil (y en parte lo son), pero desde que me dediqué a cubrirlas desde 2014 intento bajar un poco todo ese mundo para que vos, yo y todos comprendamos los compromisos que están asumiendo los países y exigirles luego su cumplimiento. Si venís leyendo PLANETA hace rato, aquí estamos de nuevo con mi parte favorita. A uno u otro, ¡volvieron las negociaciones!
Ahora sí, vamos a quitar un poco de entusiasmo porque el resultado de este regreso no fue tan positivo. ¿Eso quiere decir que las "reuniones no sirven para nada"? No, quitemos ese mito. Al menos, al momento, la implementación del Acuerdo de París en cambio climático es lo mejor que tenemos para que se avance en su cumplimiento.
Entonces, ¿qué pasó recientemente? Del 31 de mayo al 17 de junio se celebraron las reuniones intersesionales (#SB2021). Es decir, son reuniones preparatorias para avanzar en el trabajo técnico y no llegar a la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP26) empezando de cero. Esta edición, tuvo dos grandes desafíos. Por un lado, recuperar los 17 meses en los que, por la pandemia, no hubo trabajo formal del proceso. Por otro lado, hacerlo, por primera vez, de forma online.
Por esa virtualidad, a los periodistas nos faltó algo fundamental: el pasillo. Al no poder ingresar a la mayoría de las salas de negociación, conversamos con los distintos actores en los pasillos para allí obtener, indagar, contrastar, visibilizar lo que ocurre. Así que hice una suerte de "pasillo virtual" con Catalina Gonda, asistente de Política Climática de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) -que participó como observadoras- sobre los temas más importantes sobre los que se debiera haber trabajado en estas tres semanas.
- Artículo 6. Sí, arranco con todo. Con lo más complejo, pero determinante. El artículo 6 del Acuerdo de París busca regular los mecanismos de mercado y no mercado, y ha quedado pendiente de reglamentación por su complejidad. Como dijo alguien entre pasillos una vez, "es mejor no tener aún un artículo 6 reglamentado, a tenerlo, pero mal". Lamentablemente, si bien hubo conversaciones, los temas más difíciles de este artículo quedaron sin resolverse. "Fue una suerte de deja vú, lo único que escuchamos fueron las mismas posiciones que ya habíamos escuchado en la COP25 en Madrid. Los países siguen manteniendo posiciones muy divergentes", nos explica Gonda y resume: "No hubo casi nada de progreso, sigue todo muy trabado".
- Transparencia. Es una de las piezas técnicas que falta ultimar para la implementación del Acuerdo. "Se trata de discutir las tablas y los contenidos de los reportes que van a tener que presentar los países periódicamente a partir de 2024. En ellas se tiene que reflejar cómo los países están cumpliendo con los objetivos asumidos", nos explica Gonda y actualiza: "Tienen un nivel de complejidad técnica tan elevado y transversal con otros puntos de negociación (como el artículo 6), que su avance es muy difícil". Un dato no menor, que no es chiste: las negociaciones sobre transparencia fueron las únicas que en estas tres semanas se cerraron a observadores. Transparencia.
- Adaptación. Hubo discusiones sobre algunos puntos, como los planes nacionales de adaptación; pero lo cierto es que dependen de otros puntos en la agenda de negociación. El reclamo común -e histórico- de la sociedad civil es que se le dé a la adaptación igual importancia que a la mitigación (reducción de emisiones).
- Global Stocktake. Busca evaluar el progreso colectivo de la implementación del Acuerdo e inicia luego de la COP26. Según nos cuenta Gonda, fue el único tema en el que la mayoría coincidió que hubo progreso en esta instancia de reuniones: "Hubo bastante acuerdo en torno a cuáles serían los inputs y de que haya aportes de actores no gubernamentales".
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Los temas olvidados.
- Financiamiento. Money, money, money. Es lo que inevitablemente necesitan los países en desarrollo para poder implementar sus políticas de mitigación y adaptación. Es lo que aún está ausente sobre la mesa, aún cuando -por cumplimiento del Acuerdo de París- desde el año pasado se tendrían que haber movilizado US$100.000 millones de los países desarrollados a los países en desarrollo. Y es lo que estuvo ausente en la agenda de negociación de estas reuniones.
Esta ausencia puede llegar a traducirse en un obstáculo en la próxima COP26. Así lo ha escrito en una columna de opinión Saleemul Huq, director del Centro Internacional para Cambio Climático y Desarrollo: "Si el dinero no se entrega antes de noviembre, entonces no tiene mucho sentido que las naciones vulnerables al clima se presenten en Glasgow para hacer negocios con gobiernos que rompen sus promesas".
- Daños y pérdidas. La sociedad civil y los países insulares están reclamando que el financiamiento sea incluido en el tema de pérdidas y daños, clave para las naciones más vulnerables. "El limitado espacio brindado a pérdidas y daños denota la baja prioridad que tiene en la agenda política de muchos de nuestros gobiernos, incluso de países que se caracterizan por elevados niveles de exposición y vulnerabilidad ante eventos climáticos extremos. Es fundamental que este tema se consolide como el tercer pilar de las negociaciones climáticas en curso, junto a la adaptación y la mitigación", mencionó Alejandro Alemán, oficial de Cambio Climático en el Centro Humboldt en Nicaragua y Coordinador de CAN América Latina.
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Los obstáculos de la virtualidad para las negociaciones. Si de por sí las negociaciones son complejas, imagínense en la virtualidad. Hubo tres franjas horarias distintas, por cada semana como para equiparar que a todos les toque trabajar tranquilos en su mañana e incómodos en su madrugada. Ello y las cuestiones técnicas fueron desafíos comunes para la sociedad civil y los delegados. Hubo varias instancias en que las intervenciones de los delegados de los países se cortaron por problemas técnicos.
La virtualidad fue un obstáculo para la transparencia del proceso. Un delegado de un país en desarrollo me contó que "la virtualidad sirvió para mantener el momentum, pero no dejó avanzar en términos de contenido", y que "es necesario trabajar en cómo volver a la presencialidad si la idea es tener avances significativos". Mencionó que todos los países tuvieron problemas de conectividad y la diferencia horaria se hizo notar en el trabajo diario: "Son condiciones muy diferentes entre países y no es justo discutir textos si no todos están en las mismas condiciones".
"No dejaron que los observadores hagan intervenciones en algunas sesiones y reuniones informarles", recuerda Gonda y agrega: "Fue una experiencia negativa. La participación es un derecho y se vio vulnerado por la modalidad. Es difícil pensar en una COP26 en formato híbrido". La COP26. Pasemos a hablar de ello.
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Rumbo a la COP26: el desafío de la presencialidad. Esa foto la tomé el 13 de diciembre de 2019, al cierre de la COP25 en Madrid. Ese see you at significa reencontrarnos en noviembre de 2020. Ese mismo lugar donde nos reunimos alrededor de 20.000 personas de todo el mundo, meses más tarde a la COP25 se convirtió en un hospital temporario para pacientes con COVID-19. Este fue el contexto de pandemia del que venimos en las negociaciones. Y aún no ha dejado de serlo.
Si algo quedó claro en la conferencia de prensa de cierre de las SB es que aún queda mucho trabajo por hacer en el camino a la COP26 (aún agendada para noviembre de este año, es decir, en menos de cinco meses). Por eso, Reino Unido -que preside esta próxima conferencia- convocó a una reunión ministerial para fines de julio a fin de continuar las discusiones en artículo 6, adaptación y financiamiento. La secretaria ejecutiva de la Convención Marco de Naciones Unidas en Cambio Climático, Patricia Espinosa, subrayó que "las partes están más unidas que divididas" y que "se necesita liderazgo y confianza".
El presidente de la COP26, Alok Sharma, insistió en que la COP26 será presencial, pero dejó más dudas que certezas a las preguntas que periodistas de países en desarrollo le hicimos sobre cómo sería esa presencialidad y a quiénes incluiría. Hubo rumores de un posible formato híbrido con algunos en Glasgow y otros de forma virtual. Luego se habló de un posible programa de vacunación para delegados y cuando re-pregunté si ello incluía a periodistas y sociedad civil, Sharma dijo que sería para todos los acreditados, pero que era algo en lo que se debía trabajar con más detalle.
Y allí surge el interrogante de si darán acreditaciones para todos. La participación en suelo no es importante porque queremos viajar de turismo a Reino Unido (créanme que estamos 24/7 trabajando, no recorriendo la ciudad) sino para garantizar la transparencia de un proceso tan crucial que nos afectará a todos, como la implementación del Acuerdo de París.
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De lo que se habla hoy (y se hablará en los próximos días). La Agencia Francesa de Prensa (AFP) tuvo acceso al borrador de uno de los capítulos del próximo reporte del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). De ello se desprende que los impactos del cambio climático se harían sentir más pronto de lo esperado, afectando no sólo a las otras especies y los ecosistemas en general, sino también a nosotros, seres humanos.
La acción aún es posible y necesaria, amerita cambios drásticos y mejores políticas de adaptación a los efectos ya inevitables, especialmente para con las comunidades más vulnerables.
No es la primera vez que se filtran borradores de reportes. El IPCC sacó un comunicado aclarando que "los borradores de los informes se proporcionan a los gobiernos y revisores como documentos de trabajo confidenciales, para darles el tiempo y espacio necesario para terminar de escribirlos". El reporte formal se dará a conocer en febrero de 2022.
Recordá que en RED/ACCIÓN tenemos una guía sobre cambio climático. ¿Crees que necesito contestar alguna pregunta más y sumarla a la guía? Avísame.
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Ser sustentables: y comer menos carne. El viernes pasado Paul McCartney cumplió 79 años y, como persona fanática de The Beatles, me pareció la excusa perfecta para recordar una de las causas que el artista británico defiende: el optar por dietas basadas en generales. Si escuchaste hablar del movimiento Lunes Sin Carne (Meat Free Monday), Paul es su cara visible a nivel internacional. Una campaña que no te pide dejar de comer carne por completo, pero sí que, al menos, un día a la semana pienses en una alternativa a base de plantas.
¿Y esto lo recomiendo porque fan de Paul? No. Hay evidencia científica detrás de esta acción como una forma de contribuir a la lucha frente al cambio climático y la podés leer en esta nota en RED/ACCIÓN.
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Me despido con esta foto representativa de mis paseos habituales en bicicleta con Yiyo (el perrito que estoy transitando) y el deseo de que, algunos de esos cambios que nos vimos obligados a hacer por la pandemia, persistan para una mejor calidad de vida y un mayor cuidado del ambiente: ciudades para las personas (y los perros). Yiyo también estuvo atento a las negociaciones desde el sillón 😉
¡Hasta el próximo miércoles!
Tais