Proyecto “Mala”: feminismos y disidencias en el folclore - RED/ACCIÓN

Proyecto “Mala”: feminismos y disidencias en el folclore

 Una iniciativa de Dircoms + INFOMEDIA

El proyecto documental y escénico de las artistas Lucía Soto y Aluminé Guerrero visibiliza el trabajo de las mujeres en el malambo argentino. La propuesta artística combina lo tradicional del género folclórico con la música y la danza contemporánea. Este sábado se presentan en Bariloche.

Proyecto “Mala”: feminismos y disidencias en el folclore

Aluminé Guerrero y Lucía Soto, en escena. “Mala” se presentará este sábado en Bariloche. (Foto: gentileza prensa Mala)

Documental, obra escénica y red. “Mala” es todo y mucha más. es todo lo que genera este ambicioso proyecto artístico porque es mucho más que eso: es la lucha por visibilizar el talento y el trabajo de mujeres y disidencias dedicadas al folclore, pero, específicamente, a todo lo que habita en y alrededor del malambo.

Creado por la coreógrafa, actriz, performer y gestora cultural Lucía Soto y la cantante, compositora y productora Aluminé Guerrero, “Mala” es una obra performática que hibrida la estética del malambo y sus sonidos tradicionales con la danza contemporánea y la música electrónica. “Mala” ofrecerá una puesta en escena este sábado, a las 21, en Estudio Dicab , de Bariloche. (ver abajo).

Crédito: Río Negro.

Lucía y Aluminé viven desde hace unos diez años en Toulouse, al sur de Francia, para continuar con sus respectivas formaciones. Y allí se conocieron. Inmediatamente, comenzaron a trabajar juntas. Y fue allí, en Toulouse, donde ambas decidieron reconectar con una música que les era muy familiar, pero de la que habían tomado cierta distancia.

Puesta en escena de Mala, la obra de Aluminé Guerrero y Lucía Soto. (Foto: Melina Serber)
Crédito: Río Negro.

Aluminé viene de una familia de músicos folcloristas nómades; a Lucía, en cambio, el folclore le llegó de parte de su madre y de la danza. En punto, ambos mundos conectaron. “Como que las dos tuvimos un rechazo al folclore en un momento por cuestiones básicas patriarcales y machistas (risas)”, cuenta Lucía Soto en un diálogo con Diario RÍO NEGRO, poco antes de viajar rumbo a Bariloche desde San Martín de los Andes. “Igual, escuchamos un bombo y vibra adentro”, aclara entre risas. “Ella se volvió a acercar al folclore mucho antes que yo, de hecho, tiene un proyecto musical que mezcla mucho con la música electrónica y cosas bastantes contemporáneas con el folclore tradicional y con instrumentos del norte argentino”. Ese quizás haya sido el punto de partida de lo que pronto sería “Mala”.

Lucía Soto en la puesta en escena de Mala. (Foto: Melina Serber)

Primero fue la puesta en escena alrededor del malambo, pero se dieron cuenta de que no podrían hacerlo sin venir a la Argentina y recorrerla hablando con las mujeres y las disidencias involucradas. También se dieron cuenta que ese maravilloso viaje, tan parecido al que, en su momento, hicieron Gieco y Santaolalla a mediados de los 80, aquel de Ushuaia a La Quiaca, debía tener un registro fílmico. Fue entonces que apareció la idea del documental.

Hay un folclore queer, un folclore politizado, un folclore con ganas de evolucionar, de cambiar patrones”.

Lucía Soto.

Así fue como Lucía y Aluminé, junto a la documentalista Melina Serber; Cecilia Mazza como asistente de dirección; y Lola Dacal, en fotografía; recorrieron más de 4000 kilómetros en un viaje que comenzó en Laborde, Córdoba y que continuó por La Pampa, Buenos Aires y la Patagonia de punta a punta.

La Negra Domínguez, figura central del malambo. (Foto: Lola Dacal)

“Fuimos encontrando mujeres y disidencias que sí están en el malambo, pero de una manera invisibilizada, que tocan el bombo, zapatean o que están en roles o trabajos aledaños al malambo, de lutieres hasta domadoras de caballo que yo creo que tiene que ver con el imaginario del malambo. Romina Blanco está haciendo un trabajo hermoso acá en el sur, Nair Godoy que está en Ushuaia, la Negra Domínguez en La Pampa, Josefa Leguizamón… muchas mujeres muy importantes que necesitábamos compartir. No nos sentíamos legitimadas para hacer la obra si no veníamos a conocer en profundidad la situación actual”, confiesa Lucía.

Una mirada punk del folclore

“Mala”, el documental y la puesta en escena, es, dicen ellas, una mirada punk del folclore y a la vez una revisión feminista del malambo argentino. “Lo que siento que ya estaba pasando desde el folclore y el malambo es muchas mujeres y disidencias están diciendo ‘basta, estoy haciendo esto desde hace mucho tiempo y ahora quiero que sea visible’. Porque no es que no estaban pasando las cosas, sino que se daban desde un estadio muy al margen de los escenarios, sin poner en valor tanto trabajo. Como cuando decimos que la mujer de Atahualpa le escribía las letras y que no está en ningún lado porque tenía que tener un seudónimo masculino porque no daba que sea ‘la jermu’ la que le escribía las letras, que gracias al cielo que existen. Como que ahora nadie se banca más estar en ese anonimato. Pero como no las vemos decimos ‘che, debe haber alguna que zapatea’ y sí, son muchas más de las que nos imaginamos las que están en el folclore desde adentro. Hay un folclore queer, un folclore politizado, un folclore con ganas de evolucionar, de cambiar patrones”, describe Lucía.

Lucía Soto y Aluminé Guerrero recorrieron más de 4000 kilómetros para producir el documental «Mala». Crédito: Río Negro.
Crédito: Río Negro.

La Negra Domínguez es una persona muy importante del malambo, ella ha formado a campeones nacionales como el Indio Rossi o cuartetos de malambo y grupos de baile, pero, apunta Lucía, “ella nunca tuvo un reconocimiento. El año pasado cuando la invitamos al Festival de Malambo de Laborde, la gente la paraba tipo estrella de rock, toda la gente la conoce, la ama y al admira, pero eso en lo informal porque nadie la puso en valor, nunca fue parte del jurado de Laborde, por ejemplo, y siento que ahora ella dijo ‘che, yo tengo este poder, ¿por qué me la banqué hasta ahora?’ Y esta con una frase muy linda que es hay que crear la vanguardia. Y eso es lo que siento, una ebullición que empuja a romper los marcos que teníamos hasta ahora. Animarse a romper un poco, dejar de temer romper lo tradicional como si traicionar algo de nuestra historia, cuando empezamos a cuestionar a quien nos dijo qué es tradicional.

Pero hay algo más, advierte Lucía: “Como mujeres nos es más difícil aun traer lo novedoso porque es como si no fuésemos legítimas, como si estuviéramos haciendo un mamarracho. En ese sentido como que es doble la opresión, por animarnos a hacer algo novedosos y por estar haciendo cualquiera porque ‘sos mujer y no sabes’”.

«Muchas mujeres y disidencias están diciendo ‘basta, estoy haciendo esto desde hace mucho tiempo y ahora quiero que sea visible'».

Lucía Soto.

Mientras el documental está en su etapa final, creen que para abril podría estar terminado, la puesta en escena, en cambio, ya está en escena desde un tiempo. Dura poco más de cincuenta minutos, pero puede ser un poco más, aclara Lucía, porque tiene muchos momentos aleatorios que pueden estirar los tiempos. “Es muy performática, no tenemos escenografía, apenas un elemento y es una tela de látex, jugamos mucho con las imágenes. Usamos pelo, yo tengo una trenza larga que funciona como la cola del caballo, tenemos también distintos objetos relacionados con el caballo que es un animal muy central dentro de la danza del malambo. Hay texto y música electrónica acompañada de un lenguaje más contemporáneo, hibridado con movimientos del malambo, hay bombos legüeros . Son todos elementos del folclore, pero contemporaneizados, para decirlo de alguna manera”.

Crédito: Río Negro.

En lo personal y acaso porque como bailarina viene de la danza contemporánea, Lucía encontró mucho vínculo entre la manera de crear de mujeres malambistas como la Negra Domínguez o Josefa Leguizamón y la improvisación en danza contemporánea. Sobre esto, reflexiona: “Siento que un nuevo folclore está sucediendo y que se está hibridando mucho más de lo que yo pensaba”.

Crédito: Río Negro.

«Mala»: ficha técnica y función en Bariloche

Dirección, coreografía e interpretación: Lucía Soto.
Dirección musical música electrónica, guitarra, voz y bombo legüero: Aluminé Guerrero.
Sonido: Noémie Baudoin
Iluminación: Adéle Willemin.
Producción y difusión: Malaury Goutoule.
Vestuario Rachel García.
Producción: Cía. Monstra.

Este contenido fue originalmente publicado en RÍO NEGRO y se republica como parte del programa «Periodismo Humano», una alianza por el periodismo de calidad entre RÍO NEGRO y RED/ACCIÓN.