La transición verde hacia una economía más sostenible y respetuosa con el medioambiente se ha convertido en una necesidad para combatir el cambio climático, la escasez de recursos y la contaminación. Las empresas se están viendo obligadas a dar un giro en sus procesos para sustituir el uso de los combustibles fósiles tradicionales hacia las energías renovables.
¿Cómo puede afectar esta transformación al mercado y la competencia entre empresas? Hemos intentado dar respuesta a esta cuestión y ha quedado en evidencia, por una parte, que la transición traerá cambios en las estructuras de los mercados, y por la otra, que es necesario establecer políticas públicas que fomenten la transición y eviten riesgos medioambientales, monopolios empresariales o falta de inversiones.
Tres escenarios posibles
Desarrollamos un modelo teórico de competencia en el que se plantean tres escenarios distintos que pueden producirse durante la transición verde:
- Ninguna empresa invierte en procesos productivos o productos más sostenibles y se mantiene la producción de productos ambientalmente nocivos.
- Se produce una transición parcial, en la que una parte de las empresas apuestan por la transición verde mientras que el resto mantiene los procesos productivos convencionales.
- Todas las empresas invierten en transición verde y una producción libre de emisiones.
Propiciar la transición verde
Nuestro estudio advierte sobre la urgencia de mitigar los riesgos ambientales y económicos asociados a los dos primeros escenarios (ningún tipo de transición o una transición parcial hacia procesos verdes).
No obstante, dar el paso hacia sistemas de producción más sostenibles implica asumir unos elevados costes para la industria. Éste es el motivo principal que explicaría que, según el modelo teórico, ninguna o solo la mitad de las empresas apueste por un cambio a procesos sostenibles.
Los impuestos a las emisiones, los subsidios a la producción verde o las inversiones en transición verde son tres mecanismos que pueden alejar a la industria o al sector de los dos primeros escenarios y propiciar la transición verde.
Competencia y precios
Constatamos también que, durante el proceso de transición verde, es inevitable un aumento de precios. Esto se debe a los cambios necesarios en las prácticas de producción y a los costes asociados a la implantación de tecnologías y materiales más respetuosos con el medioambiente. Este efecto inflacionario es aún más fuerte en el equilibrio verde parcial, en el que solo unas empresas adoptan los cambios.
El motivo es la diferenciación vertical, que implica que el líder verde, que ya ha realizado la transición, goza de una ventaja competitiva: su posición de liderazgo como primero en adoptar prácticas beneficiosas para el medioambiente. Además, a largo plazo, el líder verde puede perpetuar esa ventaja hacia algún tipo de monopolio o poder sobre el mercado por adquisición de competidores que no hicieron a tiempo la transición verde.
Mayor beneficio global
Dos hallazgos esenciales de nuestra investigación son:
- Que la transición verde hacia la neutralidad de carbono necesariamente inducirá a un aumento en los precios.
- Que la transición verde hará que los mercados tiendan hacia una mayor concentración empresarial, una menor competencia. Lo que también inducirá al encarecimiento de los precios.
No obstante, aunque en el escenario en el que todas las empresas realizan la transición verde los precios lleguen a ser más altos y haya más concentración empresarial, este es el supuesto que aporta un mayor beneficio global. Parece que este es el precio que debe pagar la sociedad para preservar el medioambiente y alcanzar la neutralidad de las emisiones de carbono.
Si los consumidores están dispuestos a pagar un precio más elevado por productos respetuosos con el medioambiente, el efecto positivo sobre el medioambiente será más fuerte que el efecto del aumento de los precios.
La elección de estrategias empresariales y la respuesta de los consumidores pueden influir significativamente en el beneficio global y, por tanto, en el resultado final de la transición hacia practicas empresariales más sostenibles.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.